“Red Avispa” en Venecia

"Grabar en Cuba era algo que tenía que ocurrir, si no hubiéramos tenido permiso para grabar en Cuba nunca habríamos hecho esta película, declaró el director francés Olivier Assayas.

El director francés Olivier Assayas, la actriz española Penélope Cruz y el actor venezolano Edgar Ramírez posan durante la 76a edición del Festival Internacional de Cine de Venecia. Foto: Cluadio Onorati/EFE.

La película Red Avispa, un thriller policial basado en la historia de la red de agentes cubanos infiltrados en organizaciones anticastristas basadas en Miami y cuyo guión se construyó a partir del libro Los últimos soldados de la Guerra Fría de Fernando Moráis, compite en Venecia.

El director francés Olivier Assayas ha tenido bajos sus órdenes a la española Penélope Cruz, el mexicano Gael García Bernal, el venezolano Édgar Ramírez, el brasileño Wagner Moura, el argentino Leonardo Sbaraglia y la cubana Ana de Armas.

La película de Assayas repasa aquellos hechos reales, el juego de espías entre Estados Unidos y Cuba, a veces con ironía y con la estética de un thriller policial de los noventa.

La película se pudo rodar también en Cuba, algo considerado “vital” para el cineasta y sobre lo que dijo consiguieron no sufrir censuras. Así declaró este domingo en la rueda de prensa de presentación en la Mostra del Festival de Venecia.

“Grabar en Cuba era algo que tenía que ocurrir, si no hubiéramos tenido permiso para grabar en Cuba nunca habríamos hecho esta película, tanto por razones económicas como artísticas, porque es imposible recrear La Habana”, dijo el realizador, que precisamente debutó en Venecia en 1986 con su ópera prima, Désordre.

“Pensamos que habría condiciones pero no, fuimos completamente libres para hacer esta película exactamente como queríamos. Me gustaría decir que no fuimos controlados, pues lo estuvimos, pero no hubo consecuencias en la película”, aseguró entre risas el cineasta.

Pues al final logró ser “fiel” al proyecto que tenía en mente: “No hubo consecuencias en la película, fuimos fieles al trabajo, hicimos lo que quisimos y lo hicimos en Cuba”, declaró, para después considerar esta actitud “sana” desde el punto de vista político.

Fotograma de la película.

Sobre esta película, con pretensiones de documental, planea la idea del patriotismo: ¿Merece la pena arriesgar la vida por un país? Nueve de los agentes fueron detenidos a finales de los noventa y los últimos cinco fueron liberados entre 2011 y 2014.

“Los conceptos abstractos como el patriotismo, para mi, no son ya relevantes (…) Es una idea romántica”, zanjó Édgar Ramírez.

Fotograma de la película.

Gael García Bernal por su parte, exoneró a los agentes cubanos y calificó como un “acto radical de amor” su sacrificio: “No iban a matar, no eran violentos, sino que querían detener la violencia”, refirió, pues su objetivo era frenar los atentados de disidentes.

De hecho los agentes cubanos acabaron siendo detenidos por las autoridades estadounidenses, cada vez más hostiles ante Cuba. A este respecto Assayas opinó que la posición de la superpotencia fue “extraordinariamente ambivalente”:

“Lo ves en la película, un grupo de espías cubanos que tratan de parar la actividad de los grupos terroristas, y (Estados Unidos) en vez de arrestar a los grupos terroristas, detiene a los tipos que tratan de pararlos”, subrayó.

Una Penélope Cruz con acento cubano da vida a Olga Salanueva, la mujer de René González. Fue detenida en 1999 tres meses por conocer las actividades de su marido y deportada después a Cuba, impidiéndole verle.

La actriz madrileña expresó en rueda de prensa el interés inmediato que sintió ante esta historia y por trabajar a las órdenes de Assayas, aunque requirió un importante esfuerzo para comprender al personaje que interpretaba.

Pues su objetivo, en todo momento, es comprender la motivación de sus acciones: “No pretendo juzgarla, solo entenderla”, zanjó.

Foto: Cluadio Onorati/EFE.

Para preparar el rol de Olga, Penélope Cruz afrontó un “proceso bonito” en Cuba, sobre todo para aprender el acento, aunque no siempre fue fácil obtener información de los cubanos.

“Era muy difícil recibir información concreta de la gente, incluso cuando llevábamos ya meses y teníamos buena relación con ellos, era difícil que compartieran con nosotros cómo realmente se sentían”, recordó.

Un hecho que lamentó: “Yo no siento una libertad muy grande a la hora de hablar por su parte y a la hora de compartir cómo se sienten y eso sí es algo que me inquieta. Creo que en 2019 en cualquier lugar del mundo alguien debería sentirse libre para hablar”, opinó.

EFE / OnCuba

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