Claroscuros del Longina

El Mejunje, un lugar donde se habla el lenguaje de la inclusión y diversidad . Foto: EFE

El Mejunje, un lugar donde se habla el lenguaje de la inclusión y diversidad . Foto: EFE

La décimo octava edición del encuentro nacional de trovadores, Longina, llegó a su fin. Desde el 9 de enero y hasta el 12, Santa Clara se convirtió en la capital de la canción de autor en Cuba.

En pocos días el éter se llenó de sonido de cuerdas y hasta en la emisora provincial cantaron en vivo -conjunción de voz y guitarras- Pedro O´Really, Amaury González, Carlos Abreu, y Yuri Giralt, integrantes del grupo Cañasanta.

Entre lo más atrayente de estas jornadas –a juzgar por la cantidad de público- sobresalen los conciertos de Luis Alberto Barbería, integrante de Habana Abierta, y la noche siguiente, la presentación de Frank Delgado. En ambas ocasiones los espacios quedaron pequeños a la cantidad de personas que asistieron.

Barbería quedó sorprendido por cómo la mayoría de los presentes conocía y tarareaba sus canciones. Por su parte, con Frank Delgado los organizadores tuvieron que acceder a abrir las puertas del Teatro La Caridad y permitir que los pasillos se ocuparan por quienes preferían sentarse en el suelo antes que quedar fuera.

Para este evento llegaron trovadores de distintas geografías, como Vicente Feliú, Fernando Cabreja, Fidel Díaz Castro, el grupo Enfusión, y los dúos Círculo de Tiza, y el argentino Fulanas. Todos fueron recibidos por los anfitriones que padecen de una extraña enfermedad trovadoresca diagnosticada como Trovuntivitis y que se desarrolla en el centro cultural Mejunje de Santa Clara desde hace más de 15 años.

El evento -titulado como la emblemática canción de Manuel Corona- abre cada año con la peregrinación al cementerio del municipio de Caibarién, donde están los restos del trovador y su musa Longina.

La primera desilusión de los participantes ocurrió precisamente frente a la tumba de Manuel Corona, al comprobar en qué malas condiciones se encuentra, y que la de Longina O´Farril ni siquiera tiene una inscripción que la identifique.

Otro de los ratos amargos ocurrió el sábado 11, cuando en el panel “Villa Clara, trova y tradición”, desarrollado por Fidel Díaz castro, Alexis Castañeda Pérez de Alejo, e Isabel Díaz de la Torre, solo asistieron siete personas. Los tres coincidieron en que las ausencias obedecían a los motivos siguientes: los trovadores trasnocharon la noche anterior y aún estarían con sueño a la hora de inicio de la conferencia: las 10:30 am; en ediciones anteriores del Longina se había perdido la tradición de paneles teóricos; los medios provinciales dieron poca difusión a este espacio.

Con sus luces y sombras, el Longina llegó a su fin. Los nombres de quienes asistieron, sus ciudades de origen, las expectativas y sensaciones de estos días ya se escriben en pasado, pero en la ciudad de Santa Clara aún permanecen los ecos de tantas guitarras rasgadas en solo cuatro días.

Foto: La Jiribilla

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