Cuba le debe una fiesta a Celia Cruz

Justo cuando terminan las festividades por el Día de la Cultura Cubana, una de las grandes de esta Isla estaría cumpliendo sus 88 años de vida. Hoy recibe uno de los homenajes más extendidos en lo que en materia de tecnología actual se permite: un doodle del rey universal de los buscadores en Internet, Google. En Cuba su nombre es historia, cultura silenciada en muchos diccionarios.

Úrsula Hilaria Celia de la Caridad Cruz Alfonso de la Santísima Trinidad vio la luz un día como hoy en 1925. Un nombre imposible de pronunciar, pero que la cultura acuñó con un simple Celia Cruz. Sencillamente Celia para tres generaciones de cultores de la música cubana. Una cantante tan grande como su éxito, tan fresca como su música y tan tropical como su Isla.

Un año después del triunfo de la revolución cubana y durante una gira de la orquesta Sonora Matancera, Celia “se quedó” en los Estados Unidos para convertirse en la voz del exilio cubano. Pero la Cruz fue más que eso. Dedicó toda su carrera a transformar la salsa junto a Tito Puente y las Fania All Star haciendo que su música viajara todo el mundo hasta convertirse en la Reina de la Salsa.

Con su voz acampanada cultivó a todos los de por acá y por allá. La negra tuvo su tumbao a ritmo de guaracha y son montuno. Reconoció que esta vida es un carnaval y la vivió plenamente, siempre con la esperanza de volver, como ella misma dijera: “a su Cuba libre”. A pesar de los imposibles, la sonrisa nunca se borró de su rostro. Con su voz inconfundible, extrovertida, carismática y extravagante en el escenario, Celia fue mezcla de sonidos afrocubanos y jazz. Fue para el mundo la cara de una isla donde su música estaba prohibida, pero que se escuchaba con el volumen no muy alto en más de una casa.

Su muy rítmico ¡Azúcar! acompañó a la Cruz como “grito de guerra” durante toda su carrera, en la que acumuló un total de cinco Grammys, dejó como huella una estrella en el paseo de la fama, recibió en tres universidades el premio Honoris Causa y el habitante de la Casa Blanca en 1994, Bill Clinton, le entregó el Premio Nacional de las Artes. En 2003 el cáncer terminó la carrera de la artista, pero no se detuvieron los premios póstumos y eventos en recuerdo de la que fue la cubana más querida y estimada por los “exiliados políticos”.

A Celia la enterraron hace diez años con un puñado de tierra de su país que recogió por debajo de una cerca desde la Base naval en Guantánamo.  Logró en vida casi todo lo que se propuso; sólo una cosa le faltó hacer: a Cuba nunca pudo volver desde su salida en 1960.

Hoy Celia Cruz cumpliría años en esta tierra, pero la vida quiso que se fuera antes. Google hace homenaje póstumo a la diva en su 88 aniversario. Hoy es día de fiesta porque ella así lo hubiese querido. Día de salsa y de ¡azúcar! Día de unir sueños y olvidar rencores. Hoy es el día de Celia Cruz. Cuba le debe la fiesta.

 

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