El gran bailarín, coreógrafo e investigador cubano Ramiro Guerra falleció hoy en La Habana a la edad de 96 años
“Yo estaba más allá de la modernidad. Hice en Cuba cosas inexistentes aquí y afuera”, afirmó para OnCuba en 2016.
Fue un enorme creador, considerado padre de la danza contemporánea en Cuba, fundador del Conjunto Nacional de Danza Moderna que luego se convertiría en Danza Contemporánea, en 1959.
En ese año, cuenta, “se oficializó el Conjunto Nacional de Danza Moderna, el cual integré junto a 30 bailarines: 10 blancos, 10 negros y 10 mulatos. Antes que todo debían tener una gran belleza física. De ahí surgieron Eduardo Rivero, Gerardo Lastra, Luz María Collazo, Eddy Veitía, Menia Martínez, Lorna Burdsall, así como Cira Linares en su inolvidable personaje de la Medea vengadora en la obra Medea y los negreros. Y muchos otros”.
Suite Yoruba (1960) es considerada su obra cumbre, pero su repertorio integra piezas imprescindibles como Impromptu galante, Mulato, Mambí, El milagro de Anaquillé, Auto sacramental, La rebambaramba, Orfeo antillano, Medea y los negreros y Ceremonial de la danza.
Entre su obras ensayísticas de mayor importancia están Apreciación de la danza, Calibán danzante, Coordenadas danzarias, Una metodología para la enseñanza de la danza moderna, Teatralización del Folklore y otros ensayos, Eros baila y El síndrome del placer.
Ramiro Guerra recibió el Premio Nacional de Danza en 2000, el de Enseñanza Artística en 2006 y el de Investigaciones Culturales en 2009.
“Cuba tiene hoy un nombre en el mundo de la danza, sentenció Guerra. Nada hay que envidiarle a nadie porque hemos creado un prestigio internacional con el que hay que contar”. En una medida inmensa gracias a él.