José Raúl Mazorra: “no está mal soñar con pertenecer a grandes compañías”

José Raúl Mazorra

José Raúl Mazorra formó parte del Ballet Nacional de Cuba por siete años y actualmente reside en México / Foto: Cortesía de José Raúl Mazorra

Recientemente supimos que varios jóvenes miembros del Ballet Nacional de Cuba (BNC) dejaron la compañía mientras se encontraban en una gira por Puerto Rico.

La prensa ha tratado bastante el tema; sin embargo, en pocas oportunidades se le ha dado voz a uno de esos artistas que luego de muchos años de dedicación a la danza, deciden dejar el sueño que un día les impulsó: pertenecer a la prestigiosa escuela cubana de ballet.

Es por ello que entrevisto al ex primer solista José Raúl Mazorra, quien, después de 7 años en la compañía que dirige Alicia Alonso, vive y trabaja en la ciudad de Cancún, México.

¿Por cuántos años fuiste parte del Ballet Nacional de Cuba? ¿Qué roles llegaste a interpretar?

Entre el 2005 y el 2012, hice desde cuerpo de baile hasta papeles de primer solista, tales como el Cascanueces, el Bufón del Lago de los Cisnes, toreros del Quijote, Majos del tercer acto del Quijote, Amigos de Gisselle, Waldemar de Cenicienta, tres parejas solistas de Tablada, solista de la mazurka de Cenicienta, el joven gitano del segundo acto del Quijote, pas de deux de Llamas de París, solista del ballet Solitario, entre muchos otros roles.

¿Cuándo y por qué decidiste dejar la compañía?

Comienzo desde el principio: yo me lastimé el menisco y el ligamento cruzado de la rodilla izquierda. Por ello estuve en recuperación 4 meses. Fue un golpe duro para mí también psicológicamente, pues aunque fui dado de alta por los médicos, quienes aseguraban que la rodilla estaba al 100 por ciento, la recuperación implicaba, además, llevar un tiempo más de fisioterapia y empezar a recuperar fuerza en mi rodilla en clases especializadas de ballet.

Sin embargo, yo no podía llevar a cabo esta recuperación si mentalmente estaba mal, mi autoestima sufrió y perdí la confianza en mí. Entonces, tenía un largo camino por recorrer: primero, ir a mi pasado y borrar esa terrible programación que tenemos todos y cada uno de los alumnos de ballet desde pequeños, que en resumen es: “eres la cantidad de piruettes que hagas”. En algún momento te creas la ilusión de que eres un ser superior al resto de los vivientes y que cualquier otro tipo de danza es inferior. Luego vienen las lastimaduras o cualquier otra dificultad, y empiezan los problemas existenciales, te puedes llegar a decir: “no soy nada, no soy nadie”. Finalmente, dejé la compañía en el 2012.

En los últimos años se ha hecho común que miembros de la compañía decidan abandonarla cuando están en alguna gira en el exterior, sé que no ha sido tu caso, pero aprovecho para preguntarte: ¿cuáles crees que sean las razones, más allá de la decisión personal, para que quienes un día soñaron con ser parte del BNC decidan probarse en otros países?

Creo que esto es algo que está pasando desde hace años; y te estoy hablando desde Jorge Esquivel, Rosario Suárez, Lienz Chang, Lorena y Lorna Féijoo, Nelson Madrigal, entre muchos otros. Fíjate cuántos pertenecen a generaciones de grandes bailarines y bailarinas, y por eso son parte de nuestra historia. Ellos fueron nuestra inspiración y hoy no los debemos mencionar. No obstante, están presentes en cada brazo, en cada paso, en cada suspiro, en esas espectaculares interpretaciones de célebres personajes. Entonces vienen las interrogantes: ¿Qué pasó? ¿Por qué decidieron irse? La respuesta podría ser: se sintieron estancados. Y la pregunta es: ¿por cuántos años más se va a repetir la historia?

Yo creo que el mundo va en constante movimiento y es ley de vida avanzar con él, hay que adaptarse al cambio. Los bailarines de hoy no son los mismos de aquellos años. Una primera bailarina en la actualidad no se compara con una primera bailarina de antes, ahora hay más virtuosismo. Antes hacías 32 fouettés y cerrabas con doble piruette, y el público se paraba con una ovación descomunal. Hoy haces hasta 15 piruettes, evidencia de que el público se ha vuelto más exigente. Pero yo creo que hay algo que pasa en todas las generaciones antes y ahora, y es que el artista trabaja por reconocimiento y no está mal soñar con pertenecer a grandes compañías, la sed de que te reconozca el mundo es la misma. En mi opinión, eso no es perjudicial. Hay que hacer un trabajo de mesa y de mercadeo urgente, reconocer las necesidades de nuestros artistas y hacer algo, llevar a cabo un cambio radical para que esas grandes figuras no se nos vayan, y sirvan de ejemplo a las nuevas generaciones.

A una parte del público le preocupa que con la salida de estos y estas jóvenes formados en la reconocida escuela cubana de ballet se resienta la compañía. ¿Qué valoraciones tienes al respecto?

Considero que si las grandes figuras, nuestros ejemplos a seguir, se van del país, qué esperas que hagan las nuevas generaciones, pues lo mismo, es una reacción en cadena. Por supuesto que se resiente la compañía: hay inestabilidad, apresuramiento, quizás todos tengan talento pero no todos nacen para ser figuras principales, lo cual lleva un tiempo, no es así como así. Aun estando en la compañía, el bailarín debe madurar para llegar a los grandes roles, en la escuela te enseñan, en la compañía te perfeccionas… Es un constante aprendizaje que no termina porque te graduaste y entraste al Ballet.

¿Qué le espera a un bailarín que ha dejado la compañía? ¿En tu caso has podido reincorporarte a la danza ¿En qué condiciones?

Yo siempre me destaqué por ser muy versátil. Gracias a Dios mi viaje me abrió un mundo de posibilidades, porque yo siento la danza de todas las maneras, en todos los estilos. Soy bailarín desde que nací pero estaba aferrado a una sola forma de expresarme. Yo soy todos los estilos: hip hop, jazz, contemporáneo, breakdance, clásico, etc.

Por último me aventuré en danza aérea, hago mástil, pole y todos los elementos que pueda incorporar a mi quehacer. Tuve la bendición de Dios y me redescubrí a mí mismo. Yo sé que todos no corren con la misma suerte. Solo les quiero decir a todos los jóvenes bailarines que la competencia es dura, hay que ser muy bueno para destacarse ya sea en el BNC o en cualquier compañía en otro país. Recomiendo que no hay que apresurarse a la aventura sin saber lo que vas a hacer de tu vida. Tengo varios compañeros que se fueron del país con la idea de incorporarse a una compañía clásica y descubrieron otras vocaciones; muchos no hallaron opción alguna. En mi experiencia solo el verdadero talento florece. Por eso creo que antes de dar un paso hay que conocerse a sí mismo y preguntarse qué es lo que se quiere. De mí les puedo decir que hice todos los estilos, unos me gustaron más que otros pero solo así encontré mi camino y es el que estoy viviendo ahora en total plenitud.

En el ámbito deportivo se ha aprobado, finalmente, que los atletas salgan a jugar a clubes en diferentes países, ¿crees que algo similar pudiera aplicarse para el BNC?

Totalmente sí, entre otros muchos cambios, pero sí, definitivamente sería un comienzo.

José Raúl Mazorra
José Raúl ha bailado diversos estilos: hip hop, jazz, contemporáneo, breakdance, clásico, entre otros / Foto: Cortesía de José Raúl Mazorra
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