El bailaor Rafael Amargo sueña con la compañía de Carlos Acosta

Foto: Yuris Nórido

Foto: Yuris Nórido

El bailaor español Rafael Amargo invocó desde la danza la raíz española de la cultura cubana y lo hizo con goce, pues no conoce otra manera de asumir el baile. Más aún en La Habana, una ciudad que tanto ama y donde al igual que su pariente, el poeta Federico García Lorca, estaría dispuesto a perderse.

Habla como un cubano más y la fama no se la cree. Este hombre parece que solo sabe de alegrías, de vida plena, de entregas. En 2002 dio una clase magistral de flamenco en el Festival Internacional de Ballet de La Habana y ahora acaba de retornar para ofrecer una más privada a fin de apoyar un proyecto de su amigo el bailarín cubano Carlos Acosta: la fundación de una compañía de danza en Cuba.

Acosta, que ya eligió una veintena de bailarines a los que ha puesto a trabajar con coreógrafos de disímiles estilos, invitó también a Amargo. Hace pocos días les enseñó cómo deleitarse con el flamenco. “Pa´ eso hay que desinhibirse”, dijo.

“Pa´ bailar flamenco hace falta calle, vuelo y poesía, mucha poesía, y haber llorado y haber tenido muchos amores, muchos líos”, dice este risueño maestro, bailarín y coreógrafo que nació en la casa contigua de Bernalda Alba, y tiene un montón de sueños con Cuba.

En principio planea estrenar aquí este año un documental que dirigió sobre un icono de la canción mexicana: Chavela Vargas. Según cuenta, la genial intérprete de La llorona y Paloma negra murió en sus brazos y le cedió la última entrevista. Amargo tiene tatuado el último beso de la artista en el brazo izquierdo, con la frase: “Bésame siempre Macorina”, en alusión a la canción, y, más que a la obra, al amor.

Ambiciona además bailar en Cuba con la compañía de Acosta y asegura que una colaboración especial entre ambos sería un lujo con marca de pegada: AA, por los apellidos Acosta-Amargo.

“Cuando este hombre estrene su compañía el pueblo lo va a amar y me encantaría poder poner mi granito pues adoro a Carlos Acosta. La gente del ballet clásico desarrolla un perfil diferente a los del flamenco. Sin embargo, Carlos tiene una humanidad que lo eleva por encima del arte. Su sencillez es lo que me gusta a mí de él. Es el mejor y, encima de eso, el más sencillo”, aseveró.

Para Rafael Amargo algunos artistas juegan en primera división, y después están los galácticos, que juegan en otra liga y Carlos está en ella sin dudas.

“Mi sueño es poder hacer algo con su compañía. Por ejemplo, me gustaría participar en la versión de Carmen que va a montar para el debut del conjunto, hacer el torero me encantaría, sería bonito interpretar con él la escena del enfrentamiento”, confesó.

Los sueños de este artista con Carlos Acosta llegan a un promontorio altísimo pero además de exponerlos los fundamenta, como mismo hace con cada ademán durante la clase.

“Carlos es el futuro del Ballet Nacional de Cuba, a mí me gustaría que le otorgaran ese relevo cuando algún día toque cambiar la dirección, que por naturaleza llegará el momento, y él lo merece. Yo creo que sería conveniente ya pensar en el relevo y Carlos es una estrella indiscutible, un hombre adorado en el mundo entero, sería maravilloso que la maestra Alicia Alonso le dejara el puesto estando viva. Recuerdo el viejo dicho: me gustaría morir con las botas puestas, pero cediendo mis botas antes de morir, porque si te las llevas contigo no has hecho nada. Nombrar un relevo sería una muestra de generosidad y esta se debe practicar en vida”, opinó.

Uno de sus sueños cubanos precisamente está relacionado con la Alonso y su conexión con el bailaor español Antonio Gades, a quien Amargo venera. Ambos compartieron una obra exclusiva de Alberto Méndez, Ad líbitum, que a Rafael le gustaría interpretar él con alguna primera bailarina de Cuba. Lo considera una asignatura pendiente en su vida.

En el baile no tiene límites, ha asimilado otros estilos danzarios como el contemporáneo, que disuelve con naturalidad en el flamenco, y como director tampoco avista barreras.

“Yo tengo dos o tres bailarines en mi compañía que son joyas, llevan el método Amargo a todas partes y el día que deje mi compañía, que es privada, se la quedará alguno de ellos. Muchas veces van a sitios y firman por mí las coreografías, pero es que conocen hasta cómo mastico, y a mí me encanta”, observó.

Rafael se vanagloria de que muchos de los artistas formados por él ahora estén bailando solos como estrellas y varios hasta tienen sus propias compañías.

“Yo tengo ese honor y orgullo”, subrayó. También le satisface que la gente reconozca a sus bailarines por el estilo.

“El método Amargo es como una deconstrucción de lo construido, un desorden muy ordenado, que nace orgánico de la técnica”, explicó el maestro, feliz de estar en Cuba porque aquí los bailarines entienden cada palabra y expresión. Aun así, se le escapan frases en inglés pues son muchas las clases que ha tenido que impartir en ese idioma por el planeta.

Al método Amargo puede reconocérsele igual por una manera de trabajar con las costillas más abiertas y el uso de la cadera en los hombres. Rafael fue el primer artista en introducir el trabajo con el audiovisual en el flamenco, eso lo llevó a interactuar con una pantalla. También es autor del mejor espectáculo de la década, como la crítica española considera a su Poeta en Nueva York, una obra dedicada a Lorca que acaba de triunfar en la Granada natal: 33 funciones seguidas en la Alhambra y 41 mil espectadores.

“Soy lorquiano por los cuatro costados, y como él me fui a Nueva York y de ahí vine a La Habana y luego a Santiago. Mi abuelo, Rafael Hernández, era el cartero de Federico, y en aquella época ser el cartero de alguien era ser su confidente y amigo. Él recibía todas las cartas de los intelectuales de la época, su casa está al lado de la de Bernalda Alba, pared con pared, que ahora la Junta de Andalucía y el Patronato de la Licitación de Granada van a abrirla como museo. Lorca escuchaba las conversaciones de las señoras de la zona por un pozo de agua que había en los patios colindantes, y mi abuela le decía: ¡Federico quítate de ese pozo, hombre! Y él le respondía: No, Antonia porque estoy escuchando unas cosas que me van a dar para yo escribir una novela que va a ser la obra de teatro más importante del mundo. Y ella le insistía: ¡Anda ya hombre, emociones que tienes tú en tu cabeza que estás loco perdío! Y al final el loco no estaba tan loco, escribía La casa de Bernalda Alba mientras escuchaba por el pozo cómo la Bernalda regañaba a sus hijas”, reveló.

Este Amargo, super dulce, inyectó energías a Acosta Danza, la compañía en ciernes del primer bailarín del Royal Ballet de Londres Carlos Acosta, que el próximo 26 de octubre estrenará con el conjunto británico su versión de Carmen. El acontecimiento marcará el retiro de la estrella de los clásicos y del Royal, como bailarín. Luego, retornará a Cuba para montar la pieza en su compañía y escenificarla en la primera función, prevista para principios de abril de 2016, en La Habana. Por el carácter español de Carmen, al artista le pareció adecuada una confrontación de sus bailarines con un maestro de altura.

“En el flamenco el dedo gordo de la mano redondea la línea”, exclamó Amargo durante la clase y planteó una interesante tanda de ejercicios de brazos, manos y mucha coordinación corporal.

Marca con limpieza cada pose y pone carácter a todo, en especial a los finales. A juicio de Rafael, el ballet clásico se hace como por el aire, mientras el flamenco es más terrenal, involucra hombros, talones, cabeza y palmas que pueden ser de dos tipos: sonoras y sordas.

“Hay que saber cortar con la planta del pie y con la cadera y la pelvis”, puntualizó y expuso características de los distintos palos del flamenco, un estilo de baile que según cree debe doler en el pecho.

“Retuércete por dentro, porque te duele, tienes que incitar al duende”, aconsejó a los jóvenes danzantes y explicó él con su propio cuerpo cada detalle, pletórico de sensualidad.

El multipremiado bailarín partirá para Buenos Aires, Argentina, un país que junto con Colombia y Cuba es donde más se siente querido dentro de Latinoamérica. En Argentina incluso actuó en una telenovela de Telefe y ha bailado unas seis o siete veces piezas distintas. El Teatro Siranush ya anuncia el espectáculo Íntimo, que Rafael Amargo protagonizará junto a otros cuatro bailarines y cinco músicos los días 24, 25 y 26 de noviembre.

Luego seguro vuelve a Cuba, para presentar su documental sobre Chavela Vargas y “porque la compañía de Carlos Acosta huele a bueno”.

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