El órgano oriental cubano, aspirante a patrimonio inmaterial de la Unesco

Los conocimientos y prácticas relacionadas con su uso propician una sui géneris integración familiar, social y cultural en varias comunidades de la Isla, en particular del oriente, que confirman su arraigo y avalan su candidatura como patrimonio inmaterial.

El órgano oriental de Cuba. Foto: Kaloian.

El órgano oriental de Cuba. Foto: Kaloian.

El órgano oriental de Cuba es una de las manifestaciones culturales que aspiran a ser incluidas en la lista del patrimonio inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que a partir de este martes evalúa las nuevas candidaturas. 

En primera instancia, el órgano oriental es un instrumento musical de origen francés, accionado con una manigueta, que produce música a través de cartones perforados. Se cuenta que esta peculiar versión del instrumento clásico llegó a la Isla en el siglo XIX por Cienfuegos, pero fue en el oriente cubano, y en particular en la zona de Manzanillo, donde logró su mayor arraigo y popularidad.

Gracias a familias como la Fornaris, la Borbolla y la Ajo, a las que han seguido otras, el órgano se convirtió en protagonista de fiestas y bailes, acompañado por otros instrumentos, y su ejecución y disfrute se convirtió en una herencia trasmitida de generación en generación en la región oriental de Cuba.   

Estos conocimientos y prácticas relacionadas con su uso propician, por demás, una sui géneris integración familiar, social y cultural en varias comunidades de la Isla. Todo lo anterior le hizo merecer al órgano oriental la condición de Patrimonio Cultural de la Nación Cubana varios años atrás y avalan ahora su candidatura a patrimonio inmaterial de la Unesco.

El Órgano oriental, con su tumbao

En total, son 40 las candidaturas procedentes de todo el mundo que aspiran a integrar la lista del patrimonio cultural inmaterial, a las que se unen otras con peticiones de asistencia urgente. La decisión final se tomará en una reunión del comité sobre este tema de la Unesco que, por vez primera, se hará de forma telemática a causa de las restricciones impuestas por la pandemia de la COVID-19.

Por Iberoamérica también aspiran el barniz de Pasto Mopa-Mopa de Colombia, el “chamamé” argentino, la bebida “poha ñana” paraguaya y la fiesta de los Caballos del Vino de España.

La recolección de brotes de mopa-mopa, que exige un profundo conocimiento del entorno, así como de las técnicas para trepar los árboles, su torneado y talla, su barnizado colectivo, son un elemento de la identidad de estas comunidades de los departamentos colombianos de Putumayo y Nariño. Se trata de una práctica en peligro por los cambios ligados a la globalización, al difícil acceso a los lugares de recolección y a las precarias condiciones en las que se encuentran los talleres, instalados en hogares artesanales.

Por su parte, el chamamé argentino es una expresión propia de la provincia de Corrientes, con una típica danza, pero también otros eventos festivos, las “musiqueadas”, y el “supukay, un grito de emoción propio de esa cultura.

Mientras, Paraguay presenta el “poha ñana”, una hierba medicinal que sirve para la elaboración del tereré, una bebida ancestral guaraní preparada con un ritual íntimo y cuyos beneficios para la salud se han trasmitido gracias a la sabiduría popular.

También aspira a integrar la lista la fiesta ecuestre de “Los Caballos del Vino”, de la localidad española de Caravaca de la Cruz, en la que los equinos son enjaezados con soberbias capas bordadas de seda y oro para desfilar por las calles y protagonizar una carrera hasta lo alto del castillo de la ciudad.

Junto a estas manifestaciones hay candidaturas de decenas de países, entre las que destaca la de la elaboración del cuscús, presentada de forma conjunta por Argelia, Marruecos, Mauritania y Túnez.

En su discurso de apertura de la reunión, la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, destacó  el momento crítico que han vivido estas prácticas en un año en el que muchas de ellas han tenido que ser anuladas y otras se han enfrentado amenazas a su viabilidad económica.

Frente a ello, recordó Azulay, su entidad ha organizado eventos en línea porque “el patrimonio inmaterial es un recurso precioso para responder a los retos contemporáneos”.

El comité de Unesco revisará en los dos próximos días las diferentes candidaturas, que han sido ya analizadas por los expertos. Previamente por Cuba ya ostentan esta condición las Parrandas de la región central de la Isla, el punto cubano, la rumba y la Tumba Francesa.

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