El proyecto infinito de Zaza del Medio

La obra “Viaje Infinito”, del artista visual cubano Wilfredo Prieto, será el pretexto para un proyecto sociocultural emplazado en una zona rural del centro de la Isla.

Zaza del Medio, terreno donde quedará emplazada la pieza “Viaje infinito”, del artista Wilfredo Prieto, eje central del proyecto sociocultural de igual nombre. Foto: cortesía de los organizadores del proyecto.

Hace alrededor de 10 años el artista plástico cubano Wilfredo Prieto tuvo la idea de construir una pieza escultórica que recogiera parte de su experiencia de vida, llevando al mundo del arte un concepto que creció con el paso de los años y en estos momentos se desarrolla en una zona rural de la Isla.

Viaje infinito representa ese ir y venir constante de las personas en cualquier rincón del planeta, el retorno necesario e intrínseco a las raíces, ese ciclo permanente donde —a veces inconscientemente— recurrimos a nuestro punto de partida como personas, más allá del lugar de donde venimos.

Ese proceso de aprendizaje, tanto en lo personal como en lo profesional, es el leitmotiv de Prieto para trascender a Viaje infinito más allá de su valor simbólico y artístico y volcarlo en un proyecto, igual de infinito, en el mismo lugar donde se emplazará su monumental escultura.

Zaza del Medio, en la provincia de Sancti Spíritus, casi en el centro geográfico de Cuba, es el sitio donde se ubicará este proyecto, que abarca un área de 49 hectáreas, (alrededor de 50 manzanas), otro aspecto que refuerza el simbolismo de la obra, que no será punto de partida ni final, sino que pretende ser el centro artístico de esta zona rural localizada en medio de la nada.

“Tiene mucho que ver el hecho de que nací en Zaza y desde pequeño fui a estudiar fuera de allí. Recuerdo que cuando tenía 10 años iba sumando todas las horas que iba viajando en tren de Santa Clara a Zaza, luego viajando por compromisos de trabajo, todo eso era agotador y necesitaba eso, no viajar, volver a mi centro y entender mis pasos”, confiesa Prieto a OnCuba.

Comienza el Viaje Infinito de Wilfredo Prieto

“Es entender una experiencia que al final vivimos todos, de alguna manera revives ciclos, la historia se repite, los ciclos sentimentales…todo vuelve al mismo sitio y quería materializar y volver físico el signo, volcarlo más como una experiencia, como un viaje que te lleva al mismo punto”, añade el versátil artista conceptual.

Viaje al centro del infinito

Luego de ocho años de permisos y autorizaciones pertinentes, comenzó este año la ejecución de la obra, todo un reto a causa de la actual situación que atraviesa el país por la pandemia de la COVID-19, no solo por la situación epidemiológica, sino también desde el punto de vista económico.

Con el apoyo de los gobiernos locales del territorio, la Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre, el proyecto de arquitectura InfraEstudio, así como los pobladores del lugar, entre otros implicados, avanza la iniciativa de desarrollo local que se espera termine la primera etapa constructiva en un plazo de seis meses, aunque puede demorar más a causa de los inconvenientes señalados.

En el caso de InfraEstudio, a cargo de buena parte de la arquitectura del lugar, llevan ya un trabajo continuado con Prieto desde 2016, según nos cuenta Fernando Martirena, uno de los jóvenes al frente de Infra.

“Decidimos participar haciendo el diseño del pabellón de entrada (Pabellón infinito) que va a contener el teatro y una galería. Es un espacio de cuadrado perfecto de 30 x 30 metros, rodeado de matas de plátanos, donde están espacios escondidos que no se ven desde fuera, incluso desde dentro apenas se ven”, nos cuenta el arquitecto, quien juega con los espacios para desarrollar sus proyectos. En este caso, el entorno rural se ensambla con las edificaciones.

Oficinas del proyecto en construcción. Foto: cortesía de los organizadores del proyecto.

En ese sentido, Martirena explica: “Queríamos reflejar en el proyecto arquitectónico la sutileza de la obra de Wilfredo, que es un land art. La idea es que la geometría hace artificial el edificio, pero no la materialidad, que es bastante natural en este caso; es como un término medio entre existir y no existir, desde el punto de vista arquitectónico”.

El terreno, abandonado durante 25 años, estuvo plagado de marabú, lo cual resultó un impedimento en un principio, aunque mantuvo el suelo del terreno en buen estado “y ahora mismo estamos sembrando varios árboles frutales y otras variedades de plantas, es un proceso donde nos vamos expandiendo a lo largo de las 49 hectáreas para hacerlo funcional para quienes lo trabajen también, y tomar otras prácticas de agricultura, relacionadas con el arte y la ciencia, para lograr un nuevo campo”, precisa el artista, quien pretende que todos los actores sociales de la zona se involucren, creando sinergias.

“El trabajo en conjunto —comenta Wilfredo Prieto— ha sido lo más importante para mí porque es mi primera experiencia de este tipo. Siempre había trabajado con especialistas en función de un proyecto que tuviera en la cabeza para llegar al punto que quería con mi obra, pero aquí ha sido al revés, ha surgido una idea y esa idea ha hecho un link con nuevos proyectos que atrae el lugar”.

Además del ya mencionado pabellón, la iniciativa de desarrollo tendrá un pabellón natural, más las áreas para cultivos varios, el rescate de un mirador en la zona, así como varias cabañas para quienes deseen realizar una estancia breve de trabajo o visita en el lugar.

Estas serían las primeras construcciones, que deben incrementarse a medida que se sumen más colaboradores al proyecto de desarrollo, con la idea de que la zona se convierta en un referente artístico-social de las zonas rurales del país tomando como referentes otras iniciativas donde el arte ha involucrado a los pobladores del lugar, como es el caso del Festival de Cine de Gibara, uno de los referentes citados por Prieto.

Primera etapa del proyecto, que seguirá creciendo con el paso del tiempo. Foto: cortesía de los organizadores.

“Eso me obliga a pensar diferente y todo esto está siendo una aportación de conocimientos que ni siquiera imaginé. Por ejemplo, cuando haces un proyecto de un museo no tienes la responsabilidad con los vecinos ni tienes que entender cómo funciona el lugar, es arte puro y ya, pero aquí tienes que hacer un trabajo social con las ideas que tienen estas personas sobre el arte, no puedes aterrizar como una nave espacial, es otro tipo de relación”, precisa el artista.

Prieto califica a Viaje infinito como una escuela y se inserta con el concepto de arte que ha manejado en gran parte de su obra. Lo define así: “Para mí el arte se encuentra hecho en la realidad. Uno va caminando y ve un coche de los años ’50, ve una valla que dice alguna cosa y enseguida estás haciendo una asociación de significados, estás haciendo arte sin hacer algo propiamente como artista, es más cómo enfocar un lugar o desempolvar una idea que ya existe. Ese proceso que vivo tiene sentido para mí y creo que también para otros”.

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