Fallece en La Habana Víctor Batista Falla, notable intelectual cubano

El editor y mecenas, radicado en Madrid, murió a los 87 años por complicaciones del coronavirus. Nunca había regresado a Cuba tras emigrar en 1960.

Su obra intelectual la desarrolló sobre todo fuera de Cuba. En 1960 se mudó a Nueva York y, más tarde, a España.

Considerado uno de los más icónicos mecenas de la literatura cubana, Víctor Batista Falla murió este domingo a los 87 años por coronavirus en el instituto de  Medicina Tropical Pedro Kourí, de La Habana, donde permanecía ingresado desde hace semanas, confirmaron a OnCuba fuentes cercanas al editor.

Nacido en 1933, Batista estaba de visita en la capital cubana, una ciudad que no había visitado desde su partida hacia Estados Unidos en los tempranos años 60.

Hijo de una acaudalada familia de banqueros y empresarios, desde muy joven tuvo fuertes vínculos con la vida cultural habanera de la década del 50, en la que despertó su pasión por las letras y la escena literaria cubana gracias, sobre todo, a su hermano Laureano Batista, quien era asiduo de las tertulias de la intelectualidad habanera.

Su obra intelectual la desarrolló sobre todo fuera de Cuba. En 1960 se mudó a Nueva York y, más tarde, a España.

En Nueva York creó la revista Exilio, con la que puso en circulación la obra de sobresalientes escritores cubanos. Al afincar raíces en Madrid fundó la editorial Colibri, una de las más influyentes de la intelectualidad de la diáspora cubana.

Colibrí operó desde fines de la década del 90 hasta la entrada del 2013, tras poner en órbita la obra de más de 30 autores cubanos que estudiaron a fondo diversos temas relacionados con Cuba desde una mirada aguda, abarcadora e inclusiva. A su plausible empeño como editor, la academia estadounidense pudo acceder a literatura sobre Cuba que solo se podía encontrar en idioma inglés.

Por ejemplo, no faltaron en su parrilla editorial títulos de investigadores como Rafael Rojas, Roberto González Echevarría, Marifeli Pérez-Stable, Carmelo Mesa-Lago, Gustavo Pérez Firmat, por solo citar un rosario de nombres de notable relevancia. Gracias a su dedicado mecenazgo contribuyó a financiar a autores como Gastón Baquero.

Batista, quien mantuvo vínculos con intelectuales de la estirpe de Guillermo Cabrera Infante y Lino Novás Calvo, entre otros, fundó Colibrí impulsado por el célebre novelista cubano Jesús Díaz, autor de esa obra cumbre de la literatura cubana que es Las iniciales de la tierra.

El propio Díaz conversó con Batista sobre su inclinación por las letras y la edición literaria en una entrevista para Encuentro de la Cultura Cubana.

“Quiero saber quién soy. Yo no soy yo sólo, yo no soy sólo un individuo, yo soy mucho más. En mi juventud estudié en varias universidades. Nunca las terminé. […] Yo tenía que crearme mi propia biblioteca, creo que lo que he publicado hasta ahora ha sido una continuación de esta biblioteca, para mí, imprescindible. Ahora, por último, ya que me mencionas que no es rentable, efectivamente, no es rentable ni se pretende que lo sea. Por eso se me ve como una especie de mecenas. Pero yo quisiera verme más como un editor que como un mecenas. Yo me considero más un editor”, indicó Batista.

Una de las últimas entrevistas que concedió sucedió en febrero pasado y fue para la revista Cubaencuentro, en la que habló, entre otras cosas, sobre la posibilidad de escribir sus memorias.

“No me veo escribiendo mis memorias. Sentiría, para decirlo con otro cubanismo, que estoy rascabucheando. Y ahora, cuando el mundo entero parece estar yendo a la deriva, no quiero tener que escoger entre populismo y esoterismo, pues no sé cuál escogería. Ante la especie de apocalipsis que se avecina, quizás lo mejor sea evitar lo que hizo la mujer de Lot, y no mirar hacia atrás“.

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