Feria del Libro cubana concluye desde Santiago de Cuba su 32 edición

Según los datos difundidos, más de 2 millones 200 mil personas participaron en las actividades programadas desde febrero pasado, cuando comenzó el evento en La Habana.

Una de las jornadas de la Feria, en Santiago de Cuba. Foto: Naskicet Domínguez, tomada de: Feria Internacional del Libro en Cuba - Claustrofobias Promociones/ Facebook.

La Feria Internacional del Libro cubana finalizó ayer en la región oriental del país su edición XXXII con las cifras de un millón 300 mil títulos impresos y más de dos mil digitales comercializados, según destacan hoy medios cubanos.

Juan Rodríguez Cabrera, presidente del Instituto Cubano del Libro (ICL), refirió este domingo desde Santiago de Cuba que se desarrollaron “más de 6200 acciones literarias y artísticas, y presentaron más de mil novedades en formato físico y digital”.

En el evento, que comenzó a mediados del pasado febrero, participaron 435 representantes de 56 países, cifra récord, según destaca la Agencia Cubana de Noticias (ACN) de las palabras de Rodríguez.

Por los datos difundidos, más de 2 millones 200 mil personas participaron en las actividades, “pese a las limitaciones” en las que se desarrolló el evento; un hecho que, según los organizadores, “demuestra la avidez del pueblo, de manera especial niños y jóvenes, por el libro y la literatura”.

Rodríguez Cabrera dijo que Brasil como país invitado de honor “regaló un programa representativo de su cultura, arte y saberes, lo cual será recordado como un trascendente momento de las relaciones entre ambos países”.

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“El libro y su lectura nos será útil en la misma medida en que nos ayude a desautomatizar esas maneras que tenemos los seres humanos de lidiar con la existencia”, había dicho el crítico de cine y ensayista Juan Antonio García Borrero durante la inauguración de la última etapa de la feria, comprendida para la zona oriental.

“Un libro será importante en la misma medida en que nos convoca a reencontrarnos con lo más auténtico de nuestro ser, con nuestra libertad interior, esa que muchas veces permanece reprimida dentro de nosotros por las más variadas razones: todo gran libro será siempre, entonces, una herramienta emancipadora antes que artilugio de dominación o distracción (que al final es más o menos lo mismo”, dijo García Borrero en Camagüey.

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