Galería Habana abre una puerta al arte NFT

Obras digitales que pueden ser compradas y vendidas como cualquier otro tipo de propiedad.

Foto: cortesía de Galería Habana

Doscientas personas desfilaron durante el mes de mayo por Galería Habana para conocer sobre un fenómeno extremadamente novedoso como el arte NFT (Non Fungible Token, por sus siglas en inglés): obras digitales que pueden ser compradas y vendidas como cualquier otro tipo de propiedad, pero que no tienen forma tangible y se ofrecen como únicas e imposibles de copiar.

Aunque no es una asistencia considerable, la afluencia de visitantes sí da la medida del interés que despertó la muestra  What´s real/art, curada por María Lucía Bernal, directora, y Viviana Vázquez, especialista principal de la galería, quienes reunieron las obras digitales de Raúl Cordero, Humberto Díaz, Felipe Dulzaides, Luis Gómez, Octavio Irving y Mabel Poblet; seis reconocidos creadores, algunos con más experiencia que otros en la experimentación artística y digital, pero todos bien informados sobre la materia.

Fundamentalmente, académicos, artistas y críticos se dieron cita en este espacio para acercarse al mundo del NFT, aún no comprensible del todo para muchas personas. La exposición abrió una puerta a interrogantes que, tal vez, ya han sido respondidas en otras latitudes, donde el arte NFT tiene numerosas horas de existencia. Muchos artistas jóvenes integran esta comunidad en Cuba, que al inicio no estaba solo conformada por artistas visuales, sino también por gamers, influencers y diseñadores.

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What´s real/art es la primera exposición de este tipo en una galería física en la Isla, aunque en Fábrica de Arte, en el pasado mes de enero, se exhibió en la plataforma Open Sea, una muestra virtual de treinta y cuatro artistas. Singular es también el catálogo de la muestra, un cubo de cartulina diseñado por Víctor López y el grupo Remache Estudio, con el código QR que permite acceder al texto y a las piezas de cada artista.

Catálogo de la exposición. Foto: cortesía de Galería Habana.

Toda la organización de la exposición, incluida la museografía, ha sido concebida desde la puesta en escena más avanzada. El texto de las curadoras es un ejemplo de información sintetizada sobre el arte NFT, de sus características y de los presupuestos que condujeron a ambas especialistas a aventurarse en el proyecto.

De izquierda a derecha: Luis E. Gómez Armenteros , Octavio Irving , María Lucía Bernal, Viviana Vázquez Rodríguez , Humberto Díaz ( Manufacturas H ) y Felipe Dulzaides. Foto: Enrique Smith. Tomada de Galería Habana/Facebook.

Sobre el fenómeno del criptoarte ellas afirman: “A pesar de toda la controversia generada en torno a los NFT o precisamente por ella, resulta interesante expandir al espacio físico las obras que que se presentan en el espacio digital. En ese esfuerzo se encauza What´s real/art, que pretende jugar con estas preocupaciones, mostrar parte del escenario artístico cubano que está incursionando en este nuevo medio y develar zonas oscuras del proceso de creación de un NFT. La exposición no aspira a dar respuesta a todas las interrogantes alrededor del fenómeno NFT. Se trata de un primer acercamiento que abre un foro de debate sobre las posibilidades alrededor de este medio que desborda el hecho artístico y el plano real”.

Foto: cortesía de Galería Habana.

La galería asumió el ambiente adecuado para este tipo de arte. El espectador se sumergió en la penumbra necesaria para poder apreciar las obras en pantalla, algunas de las cuales pudieron verse con  espejuelos idóneos para esa percepción. Son obras dispares, muy personales, atendiendo a la novedad del fenómeno NFT, pero atractivas en su generalidad, ingeniosas y de una visibilidad dinámica y sugerente. Nelson Herrera Ysla comentó recientemente: “Sorprende la rapidez con que una zona del arte cubano, y una galería de alta jerarquía y experiencia en la ciudad de La Habana, introducen al público en la última tendencia que ha logrado superar las condicionantes físicas y la materialidad de las tradicionales expresiones estéticas para colocarnos ante la virtualidad por excelencia: el fenómeno de las NFT”.

Foto: cortesía de Galería Habana.
Foto: cortesía de Galería Habana.

El reconocido crítico de arte se hace una serie de preguntas, que coinciden en mucho con mis dudas e interrogantes, y las de otros, sobre este fenómeno. En sus palabras Herrera Ysla resume: “Es interesante hasta aquí recrearse en un conjunto de obras y artistas capaces de jugar o coquetear, con delicadísimo sentido del humor, aquello que ofrecen las NFT. ¿Será esta una cualidad específica del arte cubano contemporáneo, respecto a lo producido en otras latitudes del planeta? ¿Marcará una modalidad de dicha tendencia a nivel mundial? ¿Un aporte sin darnos cuenta? ¿Mantiene la comunidad artística cubana una verdadera y fuerte presencia en el registro universal que hoy identifica la producción NFT, tal como se dice en algunos medios? ¿La curaduría tuvo clara esa intuición, esos preceptos, tales conjeturas, para desarrollar finalmente la idea general de la exposición y llevarla a feliz término? Creo que sí… pues no observo ideas o cabos sueltos. Y respuestas a estas preguntas podemos hallarlas cuando visitemos la exposición liberados de prejuicios, y de mucho lastre acopiado por las historias del arte”.

Esta muestra será, en lo adelante, cuando finalmente se escriba la historia del arte insular, un parte aguas, un punto de inflexión sobre un arte del que aún sabemos poco, salvo su acelerada inscripción y éxito en el mercado global de arte. Pienso que el fenómeno NFT, el más novedoso dentro del universo artístico visual, se encuentra en una fase en la que aspira al reconocimiento de la  artisticidad, aunque más bien parece no interesarle mucho, está vendiendo y eso es suficiente. Creo que aún es un asunto que está por ver si finalmente será considerado arte o no y sobre el cual las academias y la crítica especializada aún no se han pronunciado como debieran. Para los involucrados parece no ser algo importante por el momento, es decir, ahí está, fuera e independientemente de nuestras conciencias y generando ganancias y atención mediática.

El NFT tiene que estudiarse más en Cuba. Según declaró recientemente Viviana Vázquez, una de las curadoras: “Habría que hacer un tremendo análisis contando con los iniciadores, con la gente de la Fábrica de Arte y los creadores más importantes de este momento. Se está documentando y reuniendo toda la historia. Aunque no se conozca mucho, la comunidad cubana NFT tiene un peso que va más allá de nuestras fronteras. Ahora, ¿cuándo vamos a sentir ese peso? Es muy pronto para decidir. Hay artistas consagrados que están incursionando en este espacio, como los que contamos en esta galería. Lo que sí puedo garantizar es que hay mucha gente haciendo cosas diferentes”. 

El mercado, que todo lo fagocita, asumió este fenómeno de inmediato y, de acuerdo a las cifras de The Art Market, en el período que va de 2019 a 2021, las ventas pasaron de 4, 4 millones a 10.600 millones, un incremento extraordinario. Esta misma plataforma reveló que el 74 por ciento de los grandes coleccionistas compraron obras NFT en el bienio. De hecho, el artista de arte NFT, Mike Winkelmann, conocido como Beeple, vendió en Christie´s en marzo del pasado año, una pieza en 69 millones de dólares, cuyo precio de salida fue de 100 dólares. Más recientemente, Refik Anadol expresó en una entrevista que había vendido en poco tiempo alrededor de 20 millones de euros con este tipo de producto y, con una sola pieza, la cantidad de 1,3 millones, cifras realmente astronómicas. En la recién celebrada feria de Art Basel, una de las más grandes del circuito internacional de eventos comerciales, sino la mayor, había espacio para las obras NFT y también para crearlas in situ. Se va imponiendo.

Uno se anima a pensar sobre si esto es arte ya, definitivamente registrado y oficializado por la posmodernidad y la sociedad del espectáculo (o de los ordenadores o como se le quiera llamar a esta época), o es otro “gato por liebre” que nos quieren hacer pasar los magos fabricantes de ilusiones con tal de obtener ingresos a como dé lugar. Son dudas pertinentes ante lo nuevo y, sobre todo, en un paisaje tan deplorable por falta de autenticidad como es el del llamado arte contemporáneo. Las NFT son obras digitales (para portar en tus móviles, ordenadores, etc.), que pueden ser compradas y vendidas como cualquier otro tipo de propiedad, con imagen, video, audio y texto incluidos y que han incorporado la misma tecnología blockchain que blinda los bitcoins y demás monedas digitales. Pero, dentro de la institución artística ofician como obras de arte, por el momento. Parece bastar que entre el creador, el producto y el comprador se establezca la sinergia necesaria para considerar que es arte (es decir, mercancía) y punto.

Ahora mismo, la 15 Documenta de Kasel, el espacio promocional (no comercial) más importante de todo el entramado internacional del arte, la emprendió curatorialmente contra la subordinación servil del arte contemporáneo al mercado, una noticia alentadora si se tiene en cuenta que lo comercial se convirtió en hegemónico en la escena artística global desde hace décadas. Los artistas británicos Gilbert&George lo dijeron hace ya muchos años con una frase concluyente: “la historia del arte ha sido escrita sobre una chequera”.

Al menos los seis artistas curados por Galería Habana son creadores de probada y reconocida obra en el arte tradicional, por lo que nos inspiran a creer en sus propuestas NFT. El tiempo dirá. De cualquier forma, parece ser este el arte que se asocia o surge con el presente (y con el futuro) y aunque no haga desaparecer a las pinturas, grabados y esculturas originales, cosa que obviamente no ocurrirá (como tampoco el libro impreso desapareció por muchas competencias y rivalidades que le surgieron durante siglos), puede ser la alternativa suculenta para una alta gama de compradores e inversores a los que les sobra el dinero para esta y otras vidas. No obstante, el magnate Bill Gates, en reciente conferencia en California, consideró que la compra de arte NFT podría representar un buen ejemplo de lo que él llama “la teoría del gran tonto”, evidenciando que no hay unanimidad entre los grandes bolsillos sobre la operación comercial o inversión hacia esta mercancía.

Por lo pronto, lo que sí está claro es que se trata de una expresión del arte surgida en connivencia con el mercado y las tecnologías digitales más avanzadas; una novedad que debe transformarse en moda para los extremadamente ricos, al margen de si es arte o no.

Mientras estas discusiones (que quizá solo existan en mi cabeza) se desarrollan, el arte NFT prolifera y resulta bienvenida la exposición What´s real/art, de Galería Habana, que sitúa al arte insular y a un grupo de sus creadores más experimentales en un nivel de franca actualización.

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