Humor en Cuba: ¡La pólvora….!

¡Manos pa’ arriba el que perdió la carta….!
Pagola la paga.

En este país— no tengan dudas—, la pólvora es el humor. Es verdad que hay una pila de pesados que desayunan cloro y otros que plantan risitas falsas para disimular sus odios, pero en general nos distingue la sonrisa limpia, con todo y las carencias que nos machacan a diario.

Así, se riega de flash en flash y de DVD en PC el show en el Teatro Karl Marx en homenaje a los 20 Años del Centro Promotor del Humor. Mal filmado por una camarita de bajo calibre y peor editado por alguien con buena intensión pero poca práctica, el espectáculo goza ahora mismo de amplísima popularidad, incluso frente a la sicodélica bazofia del muy extendido “paquete”.

La gente no se resiste a la tentación de llevar los 551 Mb del Karl Marx 01-2014.avi en sus pendrives, y ante la promoción de los que ya lo vieron, la expectativa aumenta…Ahora es cuando usted me juzga atrasado y seguidor de noticias viejas, porque eso “anda desde hace tiempo en la calle”, pero bueno, ahora es que noto que el archivo adquiere más notoriedad que otros similares. Más incluso que las presentaciones de esos mismos actores en shows televisivos de Miami, o la lograda por el quebequense “Gags for Laugh” y el youtubesco “Hola, soy Germán”, que también nos llegan a través de lo que se ha dado en llamar “audiovisual alternativo”.

Esta popularidad puede deberse a la variedad de humoristas talentosos que coincidieron en tiempo y espacio, y también a la variedad de temáticas abordadas sobre algunos asuntos nacionales de interés público, que no suelen aparecer en serio en nuestra prensa.

El show de marras hace sátira de la llegada de un supuesto extraterrestre con intensiones colonizadoras al planeta Tierra, y termina con el bicho desistiendo de sus planes macabros dada la buena cara que al mal tiempo le ponemos aquí “los terrícolas”, que “vivimos de la risa”.

La comercialización de automóviles, liberada a precios exorbitantes, fue quizás la presa más fácil para los actores, que salvo alguna excepción volvían sobre el asunto una y otra vez.

Luis Silva, interpretando al personaje del viejo Pánfilo, hizo estampas sociales memorables sobre la vida cotidiana en Cuba, como una sobre los cumpleaños infantiles. La crónica social es otro de los géneros comunicativos que ha debido correr a cargo de los humoristas cubanos, ante su ausencia en los medios de prensa.

Sin embargo, acaso la presentación particular que más simpatías ha despertado sea la de Nelson Goudín, con su personaje del borracho, que se refirió a temas más densos, y a mi juicio logró describir en 25 minutos los principales problemas que enfrentamos los cubanos.

“Los problemas de Chipre”, utilizados por Goudín para referir la preferencia de los espacios de debate público nacionales de tratar temas foráneos, en contraste con los problemas locales de alimentación y transporte, etc., etc., etc., resultó una retórica divertidísima, ideal para hacer pensar a la gente al respecto.

Yo, por mi parte—aficionado al humor y adicto a la reflexión sin metralla—, felicito al Centro Promotor del Humor no solo por haber cumplido 20 años y haber cobrado 20 pesos por la entrada al Karl Marx, sino también por su aporte insustituible a la alegría de la gente que me es cercana, y por mantener a los mejores humoristas de este país reunidos en una institución que a todas luces parece funcionar bastante bien.

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