¡Ganó Pánfilo!

Pánfilo

Estados Unidos tiene Saturday Night Live, Argentina inventó Caiga quien caiga y en Cuba, los lunes a las ocho y media de la noche, Vivir del Cuento sale al aire por el canal Cubavisión. Dicen que ahora mismo es el programa de televisión más visto en el país, con un 96 por ciento de audiencia (uno podría preguntarse dónde diablos se ha perdido el otro cuatro por ciento).

El caso es que la popularidad de Vivir del Cuento ya está certificada, con cuño y ceremonia, tras ganar el premio como Programa Más Popular de Cuba del Concurso Entre Tú y Yo.

La mayoría de los cubanos, muy amigos de reducir el nombre de las cosas para ahorrarse el tiempo de pronunciarlas, llaman al programa “Pánfilo”, por el nombre del protagonista y personaje principal, encarnado por el actor Luis Silva.

Cada lunes y en horario estelar, ese ocurrente octogenario se hace preguntas o da respuestas polémicas sobre temas tan delicados como la dualidad monetaria o la marcha de las reformas económicas.

En los veintitantos minutos que dura el programa, se hace una sátira del día a día de la Cuba de los Lineamientos: un negocio que abre pero no prospera, una situación de absurdo generada por la legislación vigente o cualquier tipo de lío quijotesco del que Pánfilo y su amigo Chequera salen por los pelos, por no hablar de las comparaciones entre los años 80 y la Cuba de estos tiempos.

Sin pelos en la lengua, ni en el guión, Pánfilo ha llegado a comentar noticias tomadas del mismo diario Granma, con un ejemplar en la mano, cuestionando cómo era posible que hubiesen fallecido de hambre miles de reses en la provincia de Villa Clara, en un país donde la leche escasea tanto como la carne de vaca.

Los actores y el equipo de realización no solo se encargan de matar de risa al televidente, también le dan elementos para razonar sobre los casos y las cosas del país en que vive. “Es un espacio de situaciones y ese es el reto, llevar esos conflictos al humor, que la gente se divierta y a la vez, piense”, dijo el director del programa a la agencia cubana AIN al recibir el premio.

Vivir del Cuento es un programa de proezas, incluso más allá de la picardía y la doble intención de ciertos textos. Este periodista recuerda el asombro de un profesor durante un curso sobre televisión, quien comentó que él no veía el programa, pero que tuvo que sentarse ante el televisor el día en que “metieron una vaca en el estudio”, y lo dijo con los ojos muy abiertos, con el mismo asombro con que seguro se divirtió viendo a Pánfilo y Chequera cuidar al pobre animal, en la risible ficción de esa Cuba que está a ambos lados de la pantalla.

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