Hay WiFi en el solar: el nuevo espectáculo de Chivichana

Foto: Roberto Ruiz

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“Esta es la WiFi más cara del mundo… A mí me dijeron que la WiFi es gratis en el mundo entero. No entiendo nada.”

Es un parlamento del personaje de Cuqui, la Mora, la mulata pizpireta de “¿Jura decir la verdad?” que ha vuelto a subir otra vez al escenario cubano, esta vez el del teatro Karl Marx, a lleno completo. El espectáculo, pensado originalmente para tres días, ha colmado el mayor teatro de Cuba durante 9 funciones. Y sigue atrayendo público, a pesar de que el programa humorístico de la televisión que le da origen, lleva más de cinco años fuera de la pantalla.

El pillo Chivichana les promete a sus vecinos instalarles WiFi en el solar, para que puedan comunicarse con “amigos que antes no lo eran” y a la promesa le suma la inclusión de turistas en la cotidianidad del solar. Es el argumento de Relacioncidio, una puesta en escena que quiere hacer reír (y reflexionar) sobre este momento de cambios y aspiraciones en Cuba, de nuevas relaciones con Estados Unidos, de incipiente acceso a Internet y de avalancha de artistas anglosajones.

Foto: Roberto Ruiz
Foto: Roberto Ruiz

Un rato antes de la función dominical, los guionistas Ulises Toirac (Chivichana), Otto Ortiz (Pipo, La Tranca) y Aleanys Jáuregui (Cuqui, La Mora)  accedieron a conversar con OnCuba sobre un show, que a pesar de mantener los cánones estéticos de los años 40, está inyectado de actualidad.

“No hay nada como la realidad para que las personas se vean reflejadas y se enganchen”, dice Ortiz. “Si ha habido un par de noticias que han generado expectativas en el último año, son, sin dudas, el acceso a la red de redes y el fin de las hostilidades entre los dos países. No quisimos perder la oportunidad de llevar al teatro nuestra cotidianidad con todos los matices posibles”, agrega.

“El programa estéticamente se quedó parado en los años 40 del siglo pasado, a imagen y semejanza de la Tremenda Corte, pero a pesar de la separación temporal siempre nos interesó tocar temas de actualidad, incluso peliagudos. Es más sencillo abordarlos, con la apariencia de décadas pasadas. Así conseguimos que determinados sectores con capacidad de decidir lo que se emite o no en la tv fueran más benevolentes, y no nos mutilaran mucho. De esa manera logramos tantear tramas candentes en esos momentos; y ahora apostamos por la misma fórmula”, añade Toirac.

Esencial en el éxito de la propuesta ha sido la simpatía de los textos y el dinamismo de la puesta. Relancioncidio no es solo un grupo de humoristas lanzando chistes al azar. Este show es una obra teatral con una estructura dramática coherente.

“La acogida del público ha sido un verdadero regalo. En las primeras funciones las entradas se agotaron enseguida a pesar de las incesantes lluvias. Eso nos conmocionó. Nosotros quisimos presentar un guión muy balanceado: con los bailes del Secretario imitando a Beyoncé, las fotos de Katty Perry viviendo en Centro Habana…; rozamos el  humor erótico, también el crítico, pero cuidando no desdibujar el concepto original”, cuenta Aleanys.

Foto: Roberto Ruiz
Otto Ortiz y Aleanys Jáuregui. Foto: Roberto Ruiz

Con el éxito visible en la sala del Karl Marx  probablemente algunos piensen que el programa podría volver a emitirse, pues la Televisión nacional ahora mismo solo incluye dos programas de corte humorístico. Pero para Ulises Toirac la dinámica interna del medio “le ha roto los sueños”.

“En la Televisión hay muchas fallas organizativas, artísticas, continúa Toirac. En los niveles directivos es muy retrógrado. No me preocupan las implicaciones de las nuevas relaciones con los Estados Unidos en la marcha del país. Nuestro problema es más profundo, es entre nosotros mismos. No somos capaces de sentarnos en una mesa y exponer ideas opuestas, o simplemente diferentes. No hay cultura de diálogo. Y la televisión no está influyendo en que la gente adquiera esa cultura.”

“A eso agrégale que es difícil trabajar con un equipo técnico que no ame lo que está haciendo. Y no los critico porque si su trabajo no les satisface las necesidades económicas básicas, lógicamente no se sienten bien. Por eso creo que mientras estén esas condiciones para mi es difícil volver a la televisión”, concluye el director del espectáculo.

Foto: Roberto Ruiz
Foto: Roberto Ruiz

“Por el momento no volvemos a la pantalla, pero sí un fin de semana más y otra vez en las vacaciones, en este mismo teatro, pero para el verano con un proyecto totalmente diferente”, añade Otto Ortiz. “Y Relacioncidio, antes de julio, lo presentaremos en Miami, en cuanto nos digan.  Allí confiamos en que será bien acogido por lo novedoso”, asegura.

Durante hora y media de espectáculo la comedia hace una revisión crítica del entorno: los precios del agro, las regulaciones aduaneras, la falta de privacidad en las zonas WiFi, el deterioro de la ciudad, los impuestos, la imagen paradisíaca que el archipiélago exporta al extranjero, el precio de los servicios de conexión y las fallas del servicio Nauta.

“No veo como crítica este espectáculo, diría que es simplemente reflejar la realidad, con sus tonos, sus transformaciones”, insiste Ulises. “Lo principal es nutrir nuestra lectura de la realidad con la voz popular y movernos en una cuerda donde podamos dialogar en un mismo idioma con lo circundante, sin ser censurados.”

“Aunque reconozco que algo bueno nos ha dado la censura —explica Toirac. Nos ha convertido en un país con un pueblo lector de códigos, y no es de ahora: los humoristas desde hace muchas décadas han establecido símbolos para hablar con sus públicos. Así han podido  decir en un teatro lo que en la calle tiende a susurrarse. Y ese proceso de decodificación el público lo agradece”.

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