Joaquín Mulén: «La voz es un arma de seducción»

Aunque estudió Ingeniería en radio y televisión llevaba escrito en los genes su destino, que no era otro que el de ser uno de los comunicadores más versátiles de la isla.

Joaquín Mulén. Foto: Cortesía del entrevistado.

Con una potente voz y un estilo único, Joaquín Mulén conquistó a los seguidores de programas como Mi Salsa y otros espacios radiales que lo encumbraron como uno de los mejores locutores que ha transitado por los medios de comunicación de Cuba.

Aunque estudió Ingeniería en radio y televisión llevaba escrito en los genes su destino, que no era otro que el de ser uno de los comunicadores más versátiles de la isla que siente la necesidad de plasmar en sus obras su manera de ser, de pensar y de vivir.

Su presencia en los medios cubanos se vio interrumpida por perseguir sus metas en otras latitudes, donde reafirma su talento y experiencia, logrando engrandecer aún más, la fructífera carrera que había edificado en nuestro país.

¿Cómo fue esa primera experiencia que marcó en adelante tu camino como locutor?

Apenas tenía cuatro años cuando fui a un programa que se hacía en CMKO Radio Angulo, Holguín. Se trataba de un espacio en el que la ‘tía Ketty’ (Ketty Pérez Albert) contaba con la participación de varios niños. Se llamaba La casita de juguetes y me quedé maravillado con todo lo que era posible hacer con la voz, el sonido y la imaginación.

Definitivamente aquel encuentro despertó mis inquietudes hacia la radio y en lo adelante traté de no alejarme de ella. Así vino posteriormente una etapa en la que fungí como corresponsal desde distintos centros de enseñanza, ya no sólo en Holguín sino también en La Habana.

¿Hubo algún ambiente familiar que estimulara su vocación?

En casa siempre me habían insistido en que debía pronunciar todas las palabras correctamente. Recuerdo que mi madre, quien había sido maestra, me decía que evitara las contracciones innecesarias, que no hablara excesivamente rápido, que observara los signos de puntuación.

El respeto por nuestro idioma se fraguó desde temprano y a ello contribuyó de igual manera la literatura porque dedicaba muchas horas a ‘devorar’ libros.

Joaquín Mulén. Foto: Cortesía del entrevistado.

 ¿Cuando te iniciaste en este mundo te planteaste objetivos y tiempos límites para conseguirlos?

Cuando terminé el preuniversitario, aunque tenía excelentes notas no llegó la convocatoria para Periodismo, que era mi prioridad número uno, así que me quedé con las ganas. De las carreras que ofrecieron entonces, la que más se acercaba a la comunicación era Ingeniería en Radio y TV. Por supuesto que había una gran diferencia ya que se trataba de la parte tecnológica, pero algo me decía que era una opción no tan desacertada. Era como estar del otro lado del cristal y quizá, en algún momento, podría compaginar ambos mundos o tal vez ‘dar el salto’.

Los años posteriores me dieron la razón. Yo había viajado a estudiar a Ucrania y para aquella etapa ya había aprendido el idioma ruso. En cierta ocasión me entrevistaron en un programa de TV, en el que además debía decir un poema. A la Dirección del canal le llamó la atención mi dominio del idioma, y como ya sabían que yo era maestro de ceremonias en diversos eventos estudiantiles, me propusieron sumarme al equipo del programa como presentador habitual.

Nunca me había planteado que mi carrera profesional empezara a tantos kilómetros de distancia de mi país y en una lengua tan diferente de la mía.

Has desarrollado tu carrera principalmente en la radio ¿Qué fue lo que hizo que te decidieras por este medio para desarrollar tu trabajo como presentador?

De regreso a mi natal Holguín empecé a trabajar como ingeniero, pero a los pocos meses – gracias al grupo de base de la Asociación Hermanos Saiz en Radio Angulo – otra vez estaba dentro de aquellos estudios a los que en tantas ocasiones había ido en mi infancia.

La emisora se convirtió prácticamente en mi casa: informativos, magazines, dramatizados. Los directivos creyeron en mi trabajo y me dieron la posibilidad de incursionar en todos los formatos y desde diferentes especialidades como reportero, conductor, actor, escritor, director. Fueron años muy entrañables en los que respiré la fraternidad de la familia de la radio y en los que empecé a darme cuenta de que había muchas maneras de hacer periodismo.

¿Cuándo entras a un estudio de radio o de televisión qué sensaciones experimentas? ¿La pasión es el misma o el tiempo va renovando la vocación?

Lo que suele denominarse magia de la radio o de la televisión, según corresponda, no es una sensación que desaparezca con el paso del tiempo. En mi caso, ese ‘flechazo’ permanece intacto y cada vez que tengo el privilegio de estar en un estudio siento que me encuentro en el lugar ideal.

Busco trasmitir las ideas utilizando la información contrastada, intentando guiarme por la imparcialidad y respetando las reglas básicas de la comunicación.

En Cuba la gente te conoce más como hombre de radio que de televisión. ¿En qué medio te sientes más cómodo?

Aunque ambos medios tienen aristas en común, cada uno atesora códigos particulares que es necesario observar y cumplir. Hasta ahora me he sentido igual de cómodo en uno y otro. Durante muchos años de mi vida profesional he podido alternar la radio y la televisión y he encontrado en ellos una especie de maridaje maravilloso.

Radio Angulo, Radio Rebelde y Radio Taíno han sido mis tres grandes casas, laboratorios que me permitieron experimentar, redactar, dirigir, diseñarme un estilo de comunicación y ejercer el periodismo. Sin embargo, no sería honesto si oculto que mi etapa en la Televisión Cubana me permitió conectar con muchas más personas, tanto dentro como fuera de la isla, para quienes el hecho de acercarles a nuestra música me convirtió en un presentador de referencia. De ese respeto y cariño, que hoy en día me siguen trasmitiendo en muchos lugares, me siento profundamente agradecido.

¿El locutor nace o se hace? ¿Cuál es la condición para destacarse en la locución?

Nace y se hace, está claro que hay un grupo de condiciones fisiológicas que son imprescindibles, pero esa ‘materia prima’ hay que desarrollarla con estudios y formación.

Para hablar adecuadamente de algo, primero habrá que escuchar, leer, informarse, o sea, que a la hora de comunicar determinada idea ‘el qué’ y ‘el cómo’ han de ir de la mano.

¿Es imprescindible tener una buena voz para ser locutor?

Para cualquier persona que pretenda ejercer la comunicación profesional es vital disponer de una buena voz, pero no es eso lo único que hace falta.

La voz de cada persona es diferente y corresponde precisamente a esa persona buscar otros complementos que conlleven a que la emisión de determinada idea o mensaje sea asequible a quienes lo escuchan.

De este modo, el respeto de los grupos fónicos y la adecuada entonación de la cadena hablada resultarán imprescindibles. Lógicamente el parlante deberá conocer lo que está diciendo, así que la lectura previa y el dominio de los temas a abordar serán claves para que fluya una comunicación eficaz.

¿Crees que el locutor debe proyectarse de forma natural o por el contrario debe armar un personaje para intentar captar la atención del público?  ¿Cuál es tu visión sobre este tema?

Personalmente apelo a la naturalidad y al sentido común, sin olvidar que es muy probable que me estén escuchando o viendo personas de diferentes edades, sexos, costumbres, concepciones ideológicas, religiosas y culturales. Cuando se trata de trasmitir una noticia, el oyente ponderará la veracidad, la inmediatez y la imparcialidad.

Hace unos años enrumbaste tu carrera hacia España. ¿Cuál es el balance que haces de esa decisión que cambió el rumbo de tu vida?

Lo de España ha sido una casualidad que ha perdurado en el tiempo. Vine aquí por unos estudios de Periodismo y de la noche a la mañana, estaba haciendo un Máster. Apareció la radio y luego la televisión.

Hace ya seis años que estoy totalmente dedicado al trabajo como periodista.  Dirijo y presento un programa diario informativo de debate y eso ha cambiado el rumbo a mi desempeño profesional. La actualidad política internacional es fascinante y muy cambiante, así que la lectura y la preparación son continuas.

La verdad es que estoy muy complacido por el trabajo de esta etapa y ojalá que pueda seguir aportando mi granito de arena desde la televisión, aunque también es cierto que le estoy echando de menos a la radio.

Si te pidiera escoger tres momentos de tu carrera de los que te sientes especialmente orgulloso, ¿cuáles serían?

Cada entorno, cada etapa y cada circunstancia aporta una especie de llamativa distinción. Si se me permite, voy a modificar ligeramente el término orgulloso por agradecido.

Nunca podré olvidar que estando ejerciendo como ingeniero en Holguín, desde CMKO Radio Angulo ‘movieron cielo y tierra’ para que empezara a trabajar con ellos. En mi corazón pervive igualmente el momento en el que el maestro Franco Carbón me comentó que propondría a la Dirección de Radio Rebelde que valorara mi perfil para formar parte del equipo de esa emisora. También está en mis recuerdos aquel llamado del director de televisión Víctor Torres para una prueba de cámara, que dio paso a mi entrada al programa Mi Salsa y que me llevó definitivamente a ser un hombre de la ‘tele’ en Cuba.

Me he referido a tres ejemplos para ajustarme a la cifra que venía en la pregunta, pero la gratitud hacia quienes me han ayudado a potenciar mi desarrollo profesional desde los más diversos ángulos es enorme. Mantener latentes esos ejemplos de generosidad humana seguirá siendo una máxima en mi vida.

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