Laura Moras: “La actuación es una carrera de resistencia”

Si algo la caracteriza es la sencillez, virtud que la ha hecho convertirse en una de las actrices jóvenes más queridas por el público cubano.

Laura Moras. Foto: Cortesía de la entrevistada.

A pesar de su juventud, Laura Moras ha compartido escena con grandes nombres de la actuación. Se ha acompañado de estrellas como Miriam Vázquez, Salvador Wood, Rosita Fornés y Geraldine Chaplin en diversas producciones y géneros en los que ha trabajado.

Si algo la caracteriza es la sencillez, virtud que la ha hecho convertirse en una de las actrices jóvenes más queridas por el público cubano.

Nacida en La Habana el 4 de diciembre de 1983, Laura está en constante crecimiento. Lo refleja su amplio currículo, que incluye experiencias en el cine, el teatro y la televisión.

En sus más de veinte años de carrera hemos podido disfrutar de su trabajo frente a las cámaras en series como Enigma de un verano y Coco Verde, las aventuras Los tres Villalobos y las telenovelas Añorado Encuentro, Tierras de Fuego, En fin, el mar, Más allá del límite, entre otras.

Foto: Cortesía de la entrevistada.

Con el personaje de Lisa en la serie Enigma de un verano dejaste de ser espectadora para convertirte en intérprete. ¿Qué aprendizajes atesoras de esos primeros años?

Estaba estudiando en el preuniversitario cuando surgió la posibilidad de formar parte del que constituyó mi primer trabajo en la televisión, la serie Enigma de un verano. Fue una experiencia maravillosa trabajar con un elenco de primera línea y con un grupo de jóvenes talentosos que complementaron el excelente guion de este dramatizado. Enigma… marcó una época y después de más de dos décadas de su estreno mantiene su vigencia y la misma aceptación que la primera vez entre el público de nuestro país.

A través de Lisa pude adentrarme en un mundo que siempre me había fascinado pero que no sabía cómo era. Así tuve mi primer enfrentamiento a todo, desde un texto a una cámara y en el transcurso del tiempo pude ir adquiriendo los elementos básicos de este medio que me ha dado las mayores posibilidades de mi carrera la televisión.

Después de tu participación en este audiovisual se abrieron otras oportunidades, entre las que destacan las telenovelas Añorado encuentro, En fin, el mar y Tierras de fuego. ¿Qué destacarías de cada una?

Después de trabajar en Enigma… entré al entonces Instituto Superior de Arte (ISA), hoy Universidad de las Artes, y mientras estudiaba comienzo a incursionar en la conducción en el programa cinematográfico juvenil Somos Multitud. Después de graduada participo en Los tres Villalobos, de la cual guardo recuerdos maravillosos.

De ese periodo recuerdo además mi participación en la telenovela Añorado encuentro, en la que interpreté a Friné, un personaje que gustó mucho y era muy diferente a lo que había hecho hasta ese momento.

También tengo que destacar el desempeño en la telenovela Mas allá del límite, por el cual obtuve el Premio Adolfo Llauradó. En este dramatizado hubo un buen ambiente de trabajo; nos reunimos un grupo de amigos que habíamos coincidido en otras ocasiones. Fuimos guiados por ese excelente director que es Miguel Brito, uno de los que más le aportó a mi carrera; disfruté estar a su lado y nutrirme de toda su sapiencia y sus conocimientos sobre un género que tanto gusta en este país.

Con el director de televisión Miguel Brito. Foto: Cortesía de la entrevistada.

En mi trayectoria también fue importante la telenovela Tierras de Fuego. Aunque se trabajó en escenarios complejos, por la lejanía, se logró un buen producto, bien recibido por los televidentes.

Siguiendo la línea de la telenovela hay que mencionar al personaje de Beatriz en Más allá del límite. ¿Qué impacto generó el premio Adolfo Llauradó que te mereció?

En esta telenovela los protagónicos no estaban diseñados como generalmente se construyen en este tipo de producciones, donde al “bueno” le suceden cosas malas. En Más allá… interpreté a una mujer que rozaba lo marginal y era prácticamente un antagónico. Mi temor era que el público no se identificara con él, pero es de esos personajes gracias al cual siempre me recuerdan en la calle.

Recibiendo el Premio Adolfo Llauradó junto al actor Alejandro Cuervo. Foto: Cortesía de la entrevistada.

¿Qué aspecto del personaje habrías modificado?

Le hubiese resaltado más la dimensión de la maternidad, algo que no estaba totalmente planteado en las escenas, aunque al final se trabajó y las personas constataron que, a pesar de su infancia compleja, Beatriz se desvivía por ser una madre presente en los momentos más importantes de su hija.

Tráiler Más allá del límite

¿Ser protagonista conlleva más retos que beneficios?

Siempre he dicho que me gustan más los personajes secundarios, porque la mayoría de los protagónicos están escritos en una sola cuerda. Los secundarios son los que motivan la trama, suelen levantar problemáticas más fuertes y, a mi entender, son más interesantes de interpretar.

El protagónico te demanda mucho más tiempo a la hora de grabar porque actúa en más escenas; esto conlleva mucho más desgaste. Te reitero: la mayoría de los actores desean los protagónicos; yo, en cambio, prefiero los que tienen menos presencia en pantalla porque requieren menos desgaste y puedo explotarlos mejor.

¿Eres de las actrices a las que les gusta improvisar o prefieres regirte por el guion?

Depende del director y el guionista con los que me toque trabajar. Algunos prefieren que una siga estrictamente lo que está en el guion, que no se modifiquen ni una coma, ni una intención. Otros te dan más libertad, les gusta que te adueñes de la esencia de la escena y con eso hagas algo coloquial, más natural.

Un guion está escrito en papel, no es algo estático y si te riges textual (y exclusivamente) por él no logras darle a la trama las intenciones ni la movilidad que la escena debe tener. A mí me gusta llevarlo con naturalidad y realismo, pero, como decía, depende de si el director te da o no esa libertad.

No te hemos visto recientemente en la pantalla. ¿Qué razones han influido en esto?

La razón principal por la que no he estado trabajando con tanta frecuencia es porque tengo dos hijos que requieren cuidado. La televisión es un medio que demanda mucho tiempo; cuando estás inmersa en una telenovela te pasas casi todo el año en función de esa producción.

A veces sales de tu casa a las 6:30 de la mañana y regresas a las 8 de la noche, sábados incluidos; solo tienes el domingo libre. Es un trabajo que demanda mucho tiempo y esfuerzo y cuando estás en circunstancias como la mía tienes que decantarte por la familia y priorizar la crianza de los niños. Ahora que la niña tiene 3 años es que estoy comenzando a aceptar nuevas propuestas laborales; he hecho un telefilme y la telenovela Viceversa.

Hablando del séptimo arte, ¿en qué clásico de la cinematografía cubana te hubiese gustado participar?

La cinematografía cubana me fascina. Soy fanática de las películas nacionales, sobre todo de las de Tomás Gutiérrez Alea (Titón). Las veo una y otra vez y me hubiera encantado trabajar en algunas de ellas solo para ver cómo él las dirigía, cómo era estar detrás de las cámaras con un director tan importante y tan creativo como él.

¿Al momento de aceptar una propuesta laboral sientes alguna presión por el resultado final?

Cuando uno está en el proceso de grabación es difícil verse; la mayoría de los actores lo que hacen es mirar el monitor cuando el director revisa la escena, porque sin eso no tienes noción de cómo está quedando lo que estás haciendo.

Uno siempre se preocupa por cómo se ve lo que hace, si se nota, porque a veces quieres ponerle determinados matices al personaje y después te das cuenta de que pasan desapercibidos. He hecho personajes a los que he querido incorporarle manías y movimientos específicos y después me he percatado de que, por el tipo de plano en que se filma, o por la escena en sí, no se nota lo que estaba haciendo; es un poco frustrante porque estás haciendo un trabajo que piensas que va a marcar cierta diferencia y al final se pierde.

Uno tiene que estar pendiente del resultado, pero también debe disfrutar el proceso, lo que estás haciendo. A veces no es lo que esperabas, pero en otras ocasiones te sorprendes y sale mejor de lo que pensabas.

En el programa Al Mediodía. Foto: Cortesía de la entrevistada.

¿Cuál de los actores con los que has interactuado ha dejado en ti un recuerdo permanente?

He tenido la posibilidad de actuar junto a actrices maravillosas como Miriam Vázquez, que hizo de mi mamá en la aventura Los tres Villalobos; a ella la recuerdo con mucho cariño.

A Geraldine Chaplin, una estrella internacional con la que concidí en la película Aventureros de los mares del sur.

Lo que más me impresionó de ambas fue su humildad y naturalidad; a veces uno trabaja con colegas que no tienen la misma sencillez de estas grandes artistas que te mencioné anteriormente.

Junto a la actriz Miriam Vázquez en la aventura Los tres Villalobos. Foto: Cortesía de la entrevistada.

En diferentes momentos de tu vida has estado en el centro de la popularidad. ¿Es difícil controlar el ego en un mundo como el del arte?

No todos abordan la fama y el hecho de ser un profesional de los medios de la misma manera. Lo más importante es que uno concientice que ser actor o actriz es una profesión como otra cualquiera: sales en pantalla, pero te debes al público.

En la mayoría de los países se produce en función del rating; estamos aquí en gran medida porque las personas se identifican con nosotros, tienes que saber que ejerces un oficio en el que permaneces porque la gente decide que así será.

El arte es efímero, estás hoy en los planos estelares y de buenas a primeras desapareces y no pasa nada, tienes que estar consciente de eso. La actuación es una carrera de resistencia.

¿Ha sido desafiante dedicarte a la actuación en Cuba?

Ser actriz en Cuba es diferente a serlo en otro sitio. Una hace una escena difícil, digamos, un desnudo, y tiene que ir después a la misma bodega a la que va todo el mundo, y no todas las personas se comportan con respeto.

Súmale el hecho de que no siempre se trabaja con las condiciones ideales para producciones tan largas como son los dramatizados; esto hace que se complejice el proceso, pero también que se disfrute en la misma medida cuando las cosas salen con la calidad requerida.

Realmente, no puedo decir que haya hecho grandes sacrificios por ser actriz, que haya buscado y me haya presentado a castings; las oportunidades han venido a mí de una manera natural, porque me tocaba o porque estaba escrito.

Formas parte del elenco de Viceversa, telenovela que se estrenó recientemente por Cubavisión. ¿Qué expectativas tienes con tu regreso a este tipo de dramatizados?

Tanto el elenco y como el equipo técnico hicieron Viceversa con mucho cariño. Fueron largos e intensos meses de grabación en varias locaciones, algunas incluso fuera de La Habana, lo que requirió que todo el equipo se movilizara para poder reflejar todas las historias contenidas en la trama de la novela.

En el caso de mi personaje, Tania, adelanto que tiene influencia en los roles protagónicos; la suya es una buena historia que abarca todos los elementos de este género. Esperemos que la reciban con el mismo cariño con el que la realizamos y que todas las noches la teleaudiencia la disfrute y comparta sus impresiones con las personas de su entorno.

Durante el rodaje de la telenovela Viceversa, en la que interpreta el personaje de Tania. Foto: Cortesía de la entrevistada.

Te mueve el amor por tu familia. ¿Qué otras cosas te motivan en tu día a día?

El amor a la familia y a la profesión son mis pasiones principales. Para lograr la felicidad he entendido que debe existir un equilibrio entre ambas cosas, no quitarle tiempo a ninguna. Lograr el balance de tiempo, permanencia y de sacrificio entre las dos. Supongo que es ese el camino para lograr cumplir con lo que me he propuesto en ambas facetas de mi vida.

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