Alba Céspedes, una escritora cubana nacida en Roma

Ilustración: Claudia Berardinelli

Ilustración: Claudia Berardinelli

Por: Iledys González

En 1911, justamente un 11 de marzo, nació en la ciudad de Roma la célebre escritora de origen cubano Alba de Céspedes, nieta del Padre de la Patria. Un par de años antes, había llegado a la capital italiana Carlos Manuel de Céspedes y Quesada como primer embajador de la República de Cuba en el país europeo. Allí Céspedes y Quesada, quien durante el caos político de los años treinta asumiría brevemente la presidencia de la República cubana, conoció a Laura Bertini, una hermosa italiana que sería su compañera de toda la vida –una historia de amor que luego narraría su hija.

Alba de Céspedes dejó huella en el panorama artístico de Italia por su entrega a la creación, la crítica y la investigación literarias. Publicada por Mondadori, su obra narrativa maduró fundamentalmente en la década del cincuenta, y entre sus títulos más reconocidos está Quaderno proibito, novela de savia feminista que comulga con el neorrealismo de la posguerra italiana. Fue además una mujer de firmes convicciones políticas y personales; de cuyas diferentes facetas se puede destacar su participación en la Resistencia italiana con la conducción en 1943 del programa radiofónico Italia lucha, así como la colaboración en la campaña de alfabetización en la Italia del sur hacia fines de la década del sesenta.

La escritora mantuvo un profundo vínculo afectivo hacia Cuba que luego, tras el triunfo revolucionario de 1959, se tornó en compromiso político. En 1968 participó en el Congreso Cultural de La Habana, un evento sin precedentes en el país que acogió a prestigiosos intelectuales de todo el mundo. Es memorable entre los cubanos su intervención en La Demajagua, al celebrarse el centenario del inicio de las luchas independentistas que su propio abuelo, Carlos Manuel de Céspedes, había proclamado. En Cuba cultivó también la amistad con algunas personalidades de la Isla: desde su infancia había conocido a Celia Sánchez, quien la acogería en la década del sesenta y le haría conocer a las máximas figuras del gobierno y la cultura del país. Fue precisamente a través de Celia que la novelista estableció una genuina amistad con la historiadora Nydia Sarabia, quien será siempre una mención necesaria en el vínculo de la intelectual con Cuba.

Su pasión por la Isla se vertió además en la escritura, y quedó reflejada en un amplio y ambicioso proyecto textual que la empeñó por largas décadas hasta su muerte. Un libro al que no pudo dar término, la historia novelada de sus propios orígenes que habría de ser la novela de la nación cubana. El trabajo de la investigadora italiana Monica Cristina Storini permitió dar a conocer en el 2011, a cien años del natalicio de la escritora, los fragmentos de la obra hasta entonces inédita, Con grande amore. Ese texto se insertó en el volumen Romanzi, de Alba de Céspedes, curado por Marina Zancan para la colección I Meridiani de Mondadori. Al año siguiente se repitió el homenaje en tierras cubanas, cuando la obra incompleta de Alba de Céspedes fue traducida al español por Mayerín Bello para Ediciones Unión y contó en su edición con la colaboración de Luisa Campuzano.

En ocasión de su visita a la Isla en 1968 la novelista declaró para el periódico Granma: «Uno como escritor se expresa en un solo idioma; pero yo estoy muy contenta de poder combinar estas dos cosas: ser escritora italiana y también ser cubana. Italia y Cuba son semejantes en muchas cosas, ambas sufrieron la dominación extranjera y el espíritu de sus pueblos es muy parecido».

Sin embargo, más allá del precedente latino y de los sentimientos comunes que han implicado históricamente a ambas naciones, hoy Alba de Céspedes es uno de los nombres que aproximan en la dimensión cultural a Italia y Cuba.

Foto: Periódico Granma
Foto: Periódico Granma
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