Cubanabooks: un sueño editorial

La profesora universitaria norteamericana Sara Cooper es la fundadora de un sueño editorial: Cubanabooks. El sello ya empieza a tener un prestigio tanto en Cuba como en Estados Unidos gracias a la tenacidad de una mujer que es una defensora de la literatura escrita por mujeres y de los estudios queer.

Actualmente ejerce su profesión en la Universidad Estatal de California. Dedica gran parte de su tiempo a echar adelante la publicación de las cubanas en su país.

En momentos en que la curiosidad por Cuba puede extenderse también a su literatura, Sara Cooper presiente que su proyecto editorial puede convertirse en una forma más de conocimiento entre los países que abrirán sus embajadas respectivas el próximo 20 de julio e iniciarán un difícil proceso de normalización del que no estarán exentas las manifestaciones culturales. Es por eso que nos acercamos a Cooper para conocer más sobre ella y sobre las expectativas de su empresa que es ya casi una realidad y un puente entre Estados Unidos y Cuba, visto con el prisma de las mujeres, ese género siempre preterido y que a ambos lados del Estrecho de la Florida lucha por ocupar su verdadero lugar.

¿Cómo, cuándo, por qué y con qué objetivos nace Cubanabooks?

Cubanabooks se creó en el año 2010, con la edición de su primer título, una antología de cuentos de Mirta Yáñez, Havanais a Really Big City, y en el 2011 se convirtió en una empresa sin fines de lucro.

Interesada desde hace muchos años por la literatura cubana, y en especial la escrita por mujeres, en el año 1998 yo conocí a Mirta Yáñez y surgió entre nosotras una sólida relación amistosa y profesional gracias a la cual comencé a traducir parte de la obra de Mirta con el propósito de publicarla en los EE. UU.

Ante las múltiples dificultades afrontadas para lograr tal objetivo, a lo largo de varios años, casi me di por vencida. Las editoriales (grandes y pequeñas) no querían arriesgarse con una autora desconocida (en los EE.UU.) que no escribiera ni cuentos detectivescos ni aventuras eróticas; además, tenían miedo de las dificultades legales y económicas impuestas por el bloqueo. Después de largas conversaciones con Mirta, decidimos que nosotras sí nos atrevíamos a “cambiar el mundo”, y nos dimos a la tarea de crear una editorial cuyo propósito fuera la publicación de textos literarios de primera categoría escritos por mujeres cubanas. Y de ahí el nombre de Cubanabooks.

Otro propósito es hacer publicaciones bilingües. No solo quería que mis amistades y familiares de habla inglesa pudieran conocer el tesoro de la literatura cubana, sino también quería tener una fuente de literatura cubana para las clases universitarias de español que dicto. Excepto el primero, todos los libros editados aparecen en los dos idiomas, lo que amplía el abanico de lectores en EE.UU.

Ya cada vez más consideramos que nuestro propósito más importante es el de crear puentes entre los dos países, en un momento histórico que muchos jamás soñaban ver. Una parte integral de eso es poder facilitar un intercambio constante entre las mujeres cubanas y estadounidenses, porque es mucho lo que podemos aprender las unas de las otras.

¿Qué títulos ha publicado hasta hoy Cubanabooks y cuáles están en proceso de edición?

La editorial ha publicado, además del ya mencionado, otros títulos para un total de ocho libros: dos novelas (The Bleeding Wound / Sangra por la herida, de Mirta Yáñez, y The Memory of Silence / Memoria del silencio, de Uva de Aragón), otras tres colecciones de cuentos (Disconnect / Desencuentro,de Nancy Alonso, Ophelias / Ofelias, de Aida Bahr, An address in Havana / Una dirección en La Habana, de María Elena Llana) y dos poemarios (Homing Instincts / Querencias, de Nancy Morejón, y Always Rebellius / Cimarroneando, de Georgina Herrera).

Tenemos cuatro fases en el proceso de edición, desde la consideración inicial de una obra en español—trabajo emprendido por varias de las editoras, hasta la minuciosa edición final del texto bilingüe. No hay ningún texto en esa última fase ahora, pero sí tenemos cuatro nuevos proyectos que ya se han aceptado y para cada cual tenemos un equipo integrado por la autora, el traductor(a) y las editoras. Estos proyectos son:

Sobre espíritus y otros misterios /About spirits and Other Mysteries (cuentos), Esther Díaz Llanillo, Manuel Martínez

Desde los blancos manicomios / no workingtitle in transyet (novela), Margarita Mateo Palmer, traducción de Rebecca Hanssens-Reed

Rebaños / Flocks (poesía), Zurelys López Amaya, traducción de Jeffrey C. Barnett (poesía)

Un solo bosque negro y Las visitas (poesía), Mirta Yáñez, traducción de Elizabeth Miller

También tenemos bajo consideración proyectos con 10 autoras más, especialmente en los géneros de novela y cuento.

¿Por qué solo mujeres y, en específico que viven en Cuba y no las autoras cubanas de la llamada diáspora?

La sociedad actual todavía no se ha desarrollado lo suficiente como para que las mujeres tengan iguales oportunidades y reconocimientos que los hombres, y eso es palpable en la industria editorial. Según una investigación hecha en 2013 por Vida, una organización estadounidense para mujeres en las artes literarias, hay parcialidad en la publicación y la reseña de libros escritos por hombres. Por ejemplo, de todos los libros reseñados en el New York Times en el año 2010, solo el 35% de ellos son de mujeres. Es que existe una lamentable idea que la literatura escrita por mujeres no es “literatura” sino “literatura femenina.” Debe de haber más libros escritos por mujeres que sean publicados, reseñados, enseñados, y leídos. Todo el equipo de Cubanabooks es feminista (incluso los varones) y queremos contribuir a la lucha para lograr que algún día haya igualdad en esta esfera.

Quiero aclarar algo: aunque sí tenemos como prioridad publicar a las mujeres residentes en la isla, el año pasado publicamos una novela de Uva de Aragón, residente en Miami. Uva arguye que las escritoras de la diáspora cubana tienen sus propios obstáculos en ser consideradas seriamente, mientras para mí es importante romper las barreras que han mantenido tanto silencio y falta de comprensión entre nuestros pueblos.

¿Qué dificultades ha enfrentado la editorial y cómo ves su futuro?

Somos una verdadera empresa sin fines de lucro, cuya fuerza laboral es casi 100% voluntaria. Quien trabaja sin recibir pago, como todas las editoras de Cubanabooks, tiene que seguir con las actividades que pagan las cuentas. Todas las editoras que vivimos en los EE.UU. somos profesoras que trabajamos a diario y por lo tanto resulta difícil sacar ese tiempo extra que requieren las tareas de la editorial. Ha sido para mí un enorme reto aprender cómo se hace la transición de profesora a editora, promotora, organizadora, etc. Y como para cualquier editorial, escasean los fondos necesarios.

¿Crees que está listo el mercado norteamericano para recibir la literatura cubana ahora que se inicia este proceso de normalización de relaciones entre los dos países?

Ahora el público estadounidense anhela información sobre Cuba, quiere escuchar voces de la Isla, quiere salir de la total ignorancia que ha “disfrutado” durante los últimos casi 55 años. Hace dos semanas hacía las compras de alimentos, y al llegar a la caja me sorprendí muchísimo al ver el ejemplar más reciente de Time Magazine, ¡¡dedicado completamente a la isla!!

¿Cómo valoras la literatura que escriben las mujeres en la isla de acuerdo a tus experiencias de estudiosa de la literatura cubana?

Es por algo que he dedicado toda mi vida profesional al estudio (y ahora a la diseminación) de ella. Hay una innegable fuerza, un fascinante dinamismo, y un alto nivel de cultura e intelectualidad en la literatura escrita por la mujer cubana. Creo que la mujer cubana sufre de la misma neurosis de la mujer estadounidense, porque nos educaron para creer que lo podíamos hacer todo, pero entonces nos seguían poniendo obstáculos. El llamado techo de vidrio. Las ideas y emociones que surgen de esa tensión son algo que compartimos, pero la mujer cubana también tiene un trasfondo cultural más rico y complejo que nosotras aquí en los EE.UU. Además, creo que el haber vivido la revolución cubana ha contribuido a una perspectiva muy complicada. En las escritoras que he estudiado, y que más estimo, todos estos elementos, más la experiencia vital única de cada una, han logrado una expresión narrativa (o poética, o ambas) que me conmueve profundamente.

Háblame de ti, de tu trayectoria profesional y de cómo comenzaron y en qué punto están tus relaciones con Cuba.

Estudié la carrera y el doctorado en letras en la Universidad de Texas en Austin (con la especialización en literatura latinoamericana escrita por mujeres, bajo la tutoría de la Dra. Naomi Lindstrom). En algún momento me interesé por un acercamiento psicológico a la literatura, desde el punto de vista de las teorías de los sistemas familiares. Escribí la tesis sobre la representación de sistemas familiares alternativas en obras narrativas de varias mujeres de México, Uruguay, Argentina, y Guatemala. En particular, siempre me fascinaban los textos con personajes LGBT (lesbianas, gay, bisexuales, trassexuales), con los cuales me identificaba mucho más. Fue cuando estuve trabajando como instructora de español en Stanford University que por primera vez fui a Cuba, para participar en una conferencia sobre la mujer que organizaba Luisa Campuzano.

Un año después conocí a Mirta Yáñez, y al leer sus cuentos comprendí que la literatura y cultura cubanas contemporáneas habían sido casi completamente ignoradas en mi preparación universitaria (con raras excepciones). Ayudada por Mirta, me convertí en cubanófila. Durante muchos años me dediqué a estudiar mucho, por lo cual tengo el currículum repleto de presentaciones y publicaciones académicas, sobre diversas temáticas (sistemas familiares, LGBT, Queer Studies, humor literario, humor gráfico, etc.) Sin embargo, ahora me interesa mucho más la grata labor de la traducción literaria (me limito a traducir a Mirta, y a un colega chicano, Antonio Arreguín Bermúdez), la edición de libros de Cubanabooks, y la enseñanza universitaria en la Universidad Estatal de California, Chico. Ah, y claro está, el trabajo continuo de luchar por cambiar el mundo.

Trato de ir a Cuba por lo menos en años alternos, y si dispusiera de más tiempo y dinero (y menos bloqueo) con mucho gusto iría más.

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