Muere una poeta, queda la estela de “sus presencias”

La muerte de la poeta estadounidense Louise Glück este viernes ha sido lamentada en todo el mundo. En 2020 recibió el Nobel de Literatura.

Detalle de un retrato de la escritora. Foto: Webb Chappell, The New York Times.

La poeta estadounidense Louise Glück murió este viernes, tres años después de haber merecido el Premio Nobel de Literatura y cuando contaba 80 años.

Al dar la noticia, el editor Jonathan Galassi, de la editorial Farrar, Straus & Giroux, escribió que su obra es inmortal y que en sus páginas se encuentra la voz de nuestra desconfianza. También lamentaron el fallecimiento desde editoriales como Pre-Textos y Visor Libros, gracias a las cuales se le ha podido leer en español.

“Los poemas no perduran como objetos, sino como presencias. Cuando lees algo que merece recordarse, liberas una voz humana: devuelves al mundo un espíritu compañero. Yo leo poemas para escuchar esa voz. Escribo para hablar a aquellos a quienes he escuchado”, escribió Glück en su ensayo Proofs and Theories (Pruebas y teorías).

Porque además de autora de 14 libros de poesía, de su autoría son dos ensayos que nos sumergen en cuestiones como la decepción, el rechazo, la muerte, el amor y la traición.

Una niña solitaria

Nacida y criada en Long Island, New York, la escritora debutó en 1968 con el poemario Firstborn, obra por la que algunos establecieron analogías con autores como Sylvia Plath, Emily Dickinson o Robert Lowell.

Nieta de judíos húngaros emigrados a Estados Unidos, creció en el estudio de la mitología griega, que inspiró algunos de sus mejores versos. Se graduó en 1961 en la Hewlett High School neoyorquina, y luego asistió al Sarah Lawrence College y a la Universidad de Columbia.

“Yo era una niña solitaria. Mis interacciones con el mundo como ser social eran poco naturales, forzadas, como representaciones, y yo era más feliz cuando leía. Bueno, no todo fue así de sublime, vi mucha televisión y también comí mucho”, contó alguna vez a propósito de su infancia, según recordaba la agencia Telam.

A lo largo de los 60 años, la autora publicó una docena de títulos, como El triunfo de Aquiles, Ararat y Averno, títulos que con una extrema sensibilidad se aproximan a la angustia de la muerte, el divorcio y la soledad, pero también a la infancia y la vida familiar.

Una obra “magistral”

Sobre su colección de 2006, Averno, la Academia Nobel la definió como “magistral” y “una interpretación visionaria del mito del descenso de Perséfone al infierno en el cautiverio de Hades, el dios de la muerte”.

Glück era ampliamente reconocida como una de las más grandes poetas vivas en EEUU mucho antes de que ganara el Nobel, apuntó en su obituario el diario The New York Times.

En 2016, el presidente Barack Obama le entregó la Medalla Nacional de Humanidades en una ceremonia en la Casa Blanca.

Los premios Nobel que Cuba no ha llegado a tener

 

Glück, además del Nobel, mereció galardones como el Pulitzer por El iris salvaje (1992) y el National Book Award por Noche fiel y virtuosa (2014).

Durante su discurso de aceptación al Nobel, dijo: “Creo que al otorgarme este premio, la Academia Sueca está eligiendo honrar la voz íntima y privada, que la expresión pública a veces puede aumentar o extender, pero nunca reemplazar”.

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