Ni declamación ni monólogo: Spoken Word

El Centro Pablo, donde se honra al reportero más talentudo de su generación y de vez en cuando los trovadores se caen a guitarra limpia, ha sido tomado por los defensores de algo que no es ni declamación ni monólogo: es, sencillamente, “spoken word”…

Su traducción al castellano sería poesía hablada, término aceptado y que enfatiza el alma coloquial de un género con sólidas raíces en la cultura hip-hop, aunque en Cuba bebe también del repentismo, la rumba, la jerga, pero sobre todo de la vida… la vida…

Tres de sus principales cultores en La Habana confirmaron a OnCuba que el “spoken word” está por doquier, en sus experiencias, sus anhelos e inquietudes, y solo precisan de un micrófono y alguien que los quiera escuchar para soltar sus versos. Personales e intransferibles…

“Existe la confusión de quienes piensan que hacemos monologo o declamamos: la nuestra es una oralidad muy propia, y el spoken word exije que tú crees tus propios versos, no digas los de nadie”, explicó Luz de Cuba, a quien llegaron a encasillar en una categoría tan loca como “Hip-Hop Alternativo”. Como si hubiera algo así como un Hip-Hop Mainstream…

Ella llegó a la poesía hablada a partir del hip-hop, y la sedujo esta manera de contar la vida. Para encontrarse pasó cursos de narración oral con Olga Navarro y de teatro con José Antonio Rodríguez, y descubrió que lo suyo era otra onda. A todas estas, el vivir en un país cuya idiosincrasia es pura poesía, según su criterio, le da material suficiente para expresarse, pero también para cumplir un cometido social.

Por ejemplo, su tema La Pachamama es un granito de arena para intentar salvar al planeta de una debacle ecológica, y además ha logrado enseñarle a los más jóvenes que la poesía no es algo inalcanzable, parnasiano, ajeno… “Hay que motivar a la juventud para que se exprese, pues este lenguaje permite decir muchas cosas urbanas”, acotó.

Elier Álvarez, más conocido como El Brujo, es un activista incansable, siempre en busca de espacio para el género. Considera que Tinta y Pentagrama, de Luz de Cuba, es el mejor disco de spoken word hecho en el país, un desafío que ojalá todos los poetas asumieran para crecer como creadores.

“Me preguntas por Luis Carbonell, y tengo que decirte que el Maestro es una escuela que nosotros desconocemos. Escucho a los narradores orales hablar entre ellos de los talleres que pasaron con Carbonell, pero nosotros nunca tendremos algo así hasta que no sintamos la necesidad de superarnos. Debe establecerse una competencia y querer ser el mejor: sí, es puro ego, pero que nos hace crecer”, advirtió el poeta.

Con ese espíritu llegó el Festival de Poesía Hablada al Centro Pablo, dejando claros ciertos conceptos que mueven a quienes la defienden: libertad, sacrificio, lírica, raza, pasión, amor, y una “bomba” medular, o sea, mucho corazón para versar, más allá de las denominaciones y etiquetas. Según Alberto Tejeiro, alias El Fígaro, “no pienso que deba sufrir para hacer poesía, para hacer algo que está en nosotros mismos”.

Poesía eres tú, diría Bécquer. Y ellos se lo creen, con razón.

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