Padura estrena sillón en la Academia Cubana mientras prepara su nueva novela

"Trabajo con una manera de entender la lengua que tiene que ver con la calle, con la vida", dijo el escritor a la agencia EFE.

El novelista Leonardo Padura, muestra su diploma que lo acredita como miembro de la Academia Cubana de la Lengua este 26 de noviembre del 2018, en La Habana. Foto: Ernesto Mastrascusa / EFE.

El novelista Leonardo Padura, muestra su diploma que lo acredita como miembro de la Academia Cubana de la Lengua este 26 de noviembre del 2018, en La Habana. Foto: Ernesto Mastrascusa / EFE.

El escritor Leonardo Padura, considerado el autor de mayor proyección internacional de Cuba, fue nombrado este lunes miembro de la Academia Cubana de la Lengua, donde espera aportar su manera personal de entender las letras mientras prepara su nueva novela.

“Trabajo con una manera de entender la lengua que tiene que ver con la calle, con la vida, con la evolución, la revolución que significa el lenguaje”, declaró Padura (La Habana, 1955) en una entrevista con la gencia Efe en tras la ceremonia formal de ingreso en la Academia, donde ocupará el sillón U.

El escritor, padre del detective Mario Conde que protagoniza sus novelas policiacas y autor de la célebre El hombre que amaba a los perros, reconoció que le separa de otros miembros de la Academia el “no ser académico”, por lo que se comprometió a aportar en la institución su “trabajo de escritor”.

Lo compaginará con la preparación de su próxima novela, de la que ofreció algunos adelantos: se llamará El clan disperso, título de un manuscrito inconcluso de Alejo Carpentier, y abordará “la dispersión cubana, la de mi generación”, es decir, la amplia diáspora de los cubanos en todo el mundo.

“Cuando lo termine lo tendrán”, respondió, tras ser preguntado por la fecha aproximada en la que se editará su nuevo libro.

Leonardo Padura: Premio de Novela Histórica Barcino

Galardonado en Cuba con el Premio Nacional de Literatura en 2012 y en España con el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2015 –también recibió el pasado octubre en Barcelona el Premio Internacional de Novela Histórica Barcino–, Padura asegura que su próxima meta como novelista no es otra que lograr que su próximo libro “sea mejor que el anterior”.

Antes de recibir una medalla, el diccionario de la Academia y un diploma que certifica su ingreso, el literato cubano leyó para los asistentes al acto su hasta hoy inédito ensayo “¿Para qué se escribe una novela?”, donde reflexiona sobre la relación entre los autores, sus obras y los tiempos históricos que les toca vivir.

El ensayo no está exento de veladas críticas a los gobiernos como el de la antigua Unión Soviética y que también aparecen en algunas de sus novelas, en las que a menudo también ha tratado de evidenciar las dificultades del sistema cubano instaurado tras la Revolución de 1959 e inspirado en gran parte en el de Moscú de aquella época.

Sus habituales críticas se consideran una de las causas por las que, a pesar de su éxito internacional, Padura no haya sido glorificado y apenas recibiera reconocimiento antes de la presente década en su propio país, donde es sabido que mantiene una relación distante con las autoridades y sus obras se publican en tiradas por debajo de la demanda.

“Es igual que siempre, nada ha cambiado”, respondió riendo, tras ser preguntado por el estado actual de sus relaciones con el gobierno de Cuba.

Sorprende el hecho de que el escritor haya ingresado en la Academia Cubana de la Lengua después de hacerlo en las de Puerto Rico, Costa Rica y Panamá, de las que es miembro honorífico.

“Me siento en todo caso muy orgulloso y honrado” por el nombramiento, declaró Padura, también autor de otras obras literarias destacadas como La novela de mi vida, Herejes, así como la más reciente La transparencia del tiempo.

La Academia Cubana de la Lengua había aprobado entrada en una sesión plenaria en abril pasado, junto con las de la investigadora y ensayista Cira Romero y el narrador y dramaturgo Reinaldo Montero, pero su ingreso solo se hizo oficial este lunes, con la lectura pública de su discurso.

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