Reencuentro con Chely Lima, ahora como hombre trans

Foto: Leonor Alvarez-Maza

Foto: Leonor Alvarez-Maza

Paseando por los stands de la pasada Feria Internacional del Libro de La Habana, tropecé en Ediciones Territoriales con un título de Capiro, Triángulos mágicos, que lleva la firma de Chely Lima.

Las personas de mi generación recordarán a Chely, como alguien que se situó a la vanguardia de la literatura cubana de finales de los setenta y todos los ochenta por sus atrevidas propuestas estéticas que además de la poesía y la narrativa alcanzaron a la televisión y el teatro e incluyeron series de tanta aceptación como Del lado del corazón y Hoy es siempre todavía y la primera (y creo que hasta ahora única) ópera rock producida en Cuba: Violante, de 1987, en coautoría con su fallecido esposo de entonces, Alberto Serret.

Leí Triángulos Mágicos con curiosidad y avidez, y me tropecé con una novela extraordinaria que bajo su aparente simplicidad, sus toques de humor y ligereza, plantea problemas muy serios con respecto a la sexualidad, las identidades de género, las convenciones morales que encarcelan las ansias de libertad individual y otros asuntos que han preocupado aun motivan a Chely en su quijotesca lucha contra prejuicios y tradiciones impuestas por generaciones.

Enseguida pensé en hacer una reseña de dicha novela. Pero quise comunicarme con la persona que compartió una parte de mis primeros intentos como escritora y con la que no tuve comunicación desde que se marchó a vivir fuera de Cuba: primero a Quito, después a Buenos Aires y finalmente a Estados Unidos, donde reside hoy y desde donde continúa escribiendo, mostrando ese lado irreverente que hace que tome decisiones a las que no todos se atreven.

Su localización no fue fácil. Pero como casi siempre mi amigo Carlos Espinosa realizó el milagro del reencuentro. No me dio sus coordenadas pero remitió a Chely las mías y de inmediato recibí un e-mail donde me decía que estaba dispuesto a responder a mis preguntas.

Alguien me dijo que mi vieja amiga ahora era un hombre y le pregunté si estaría en disposición de hablar sobre este asunto. Me dio una detallada explicación sobre lo que era un transgénero y me pidió que la tratara en masculino.

Sobre su decisión de convertirse en hombre me dijo que esta es una materia de la que sigue existiendo un gran desconocimiento. Cree que sus lectores de la Isla se desconcertarán al conocer la noticia. Pero es osado y no nos debe extrañar que él haya adoptado este compromiso consigo mismo sin miedo a las consecuencias que mentalidades anacrónicas puedan ocasionarle.

“No se trata de una nueva identidad sexual, sino de género”, me aclara. “Una persona transgénero nace con una psiquis del signo opuesto al del cuerpo en que le toca vivir. Por más que la persona parezca resistir aparentemente indemne al cúmulo de años de mentiras y autotraiciones, su sistema inmunológico se resiente. Puede convertirse en un enfermo crónico (lo que me pasó a mi) o simplemente morirse.»

«En mi caso, para mis amigos más cercanos, al menos aquellos con los que pude sincerarme y las personas que convivieron conmigo como parejas, no fue nunca un secreto que yo soy un hombre desde siempre y como tal intento vestirme a partir de los veinte años, siempre luchando con los prejuicios y los ataques más o menos velados de la sociedad”.

Hacer pública tu condición tiene un precio. Pierdes amigos. Algunos pierden a su familia o su empleo. Much@s son atacados por los que le rodean. Y ni qué decir que en algunos ambientes se arriesgan al ostracismo o al asesinato.

“A pesar de que mi intención era escribir una reseña sobre Triángulos mágicos, la conversación Chely me pareció de un mayor interés para aquellos que lo conocieron y los más jóvenes que pueden adquirir esta novela para calibrar a una de las voces más auténticas y sobresalientes de la literatura cubana de estas últimas décadas.”

«No hace mucho -me informa Chely- publiqué un poemario en Cuba: Todo aquello que no se dice (Letras Cubanas, 2011) pero parece que no es mucha la gente que lo tiene.»

“En cualquier caso resulta estimulante saber que mis textos van a llegar a antiguos lectores, o bien a lectores que no me conocen y sería interesante saber qué les parecen. Algunas de mis historias toman lugar en la Isla (es el caso de Triángulos mágicos o Lucrecia quiere decir perfidia) otras no, pero la mayor parte de mis personajes aluden a ratos a referencias culturales y les resultarían familiares a los cubanos y, en ocasiones, habrá guiños que solo un lector cubano podría captar y disfrutar ampliamente”.

“Cuando uno ha vivido en lugares que no son el de origen inevitablemente se mezcla con nuevos mundos, nuevas culturas y nuevos modos de ser y de discernir. Se enriquece. También se da de porrazos contra muchos aspectos de lo nuevo hasta que lo entiende y asimila”.

“Tu lenguaje cambia, se diversifica. Un amigo observaba, riéndose, que cuando yo hablo por teléfono con ecuatorianos, hablo en ecuatoriano, con acento quiteño y todo. Y algo parecido me pasa con mis alumnos argentinos. Al principio, cuando estaba viviendo en California, estudié inglés en un aula atestada de japoneses, chinos, coreanos, tailandeses y tibetanos y adquirí todos los tics del inglés que hablan los asiáticos. Y qué decir de los problemas que trae moverse en un mundo bilingüe donde lo normal es hablar espanglish (problemas a la hora de escribir, quiero decir)”

“Un buen día te das cuenta de que tus personajes se han vuelto distintos, que responden a otros códigos, que se han diversificado y eso puede ser genial, pero también puede ser contraproducente si no te metes profundo en la piel de cada uno de ellos a la hora de ponerlos a vivir”

“Yo soy definitivamente prosista. Escribo poesía cuando no me queda más remedio y siempre para no morirme porque la mía es una poesía de la crisis”.

En estos momentos Chely escribe una serie que califica muy ambiciosa de novelas donde confluyen varios géneros.

“Todas ocurren en un mismo lugar, en diferentes épocas. No quiero abundar en detalles para no traicionarlas. Ya están escritas la primera y la segunda y comienzo la tercera. Pero hasta que las primeras tres no estén terminadas no voy a echar a andar el proyecto en ninguna editorial”.

«Estoy terminando de pulir una novela que se escribió hace unos años y que incluso fue llevada al cine en Ecuador, pero que nunca di por terminada sobre el papel. Una historia de amor extraña que es en cierto modo la contraparte de Triángulos magicos.”

¿Hay algún plan para otra publicación en Cuba?

Ahora mismo estoy al habla con una editorial de allá que pareciera querer publicar algo mío. Si llegamos a un acuerdo saldría a la luz en la Isla un libro mío que quiero mucho: Memorias del tiempo circular, mi libro más serio, probablemente el más desgarrador y que es toda una rareza dentro de mi producción, donde normalmente hay grandes dosis de humor.

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