Los Muñequitos de Matanzas

Seis décadas de vida para una agrupación musical se traducen en arduo y continuo trabajo, el orgullo de saberse dueños de un legado cultural de arraigo popular y atestiguar el paso de generaciones con el lógico decursar del tiempo.

Los Muñequitos de Matanzas, para muchos el más importante grupo rumbero de Cuba, arriba a tan venerable edad en un momento de total esplendor creativo, defendiendo lo más auténtico del género dentro y fuera del país y con la satisfacción de saberse herederos de una tradición de siglos que se renueva cada día en el gusto de la gente.

Diosdado Ramos, actual director de este mítico conjunto que tanto ha contribuido a la internacionalización de la rumba, confiesa a OnCuba que el trabajo desarrollado no ha sido otro que el de honrar a los ancestros y respetar las raíces africanas que tan importante papel juegan en la nacionalidad cubana. 

En los años 50 del pasado siglo un grupo de jóvenes se unen en un bar del barrio La Marina, en las márgenes del Río Yumurí, para crear, al ritmo del toque de botellas, platos y cajones, el grupo “Guanguancó Matancero”, para   poco tiempo después, al son del hit radial de la época “Los muñequitos en la calle”, convertirse en Los Muñequitos de Matanzas.  

Transcurría el mes de octubre de 1952, y desde entonces la rumba cubana ha tenido en ellos un verdadero monumento a las tradiciones folclóricas nacionales.

Para Ramos, de la segunda generación de Los Muñequitos, la labor de la agrupación no se detiene a pesar de lo transcurrido. Sangre joven ha pasado a integrar esa formación y renueva el repertorio a partir de las actuales tendencias de la música, “aunque sin salirnos de nuestra esencia”, precisa.

Desde sus fundadores Florencio Calle, Esteban Cantrí, (Saldiguera), Hortensio Alfonso (Virulilla), Esteban Bacallao (Chachá), Ángel Pellado (Pelladito), Ernesto Torriente, Juan Mesa y Gregorio Díaz (Goyo) hasta los integrantes de hoy, se traza una línea ininterrumpida de tradición que viaja de padres a hijos y a nietos.

La labor discográfica de Los Muñequitos constituye aval suficiente para demostrar la solidez de toda una vida consagrada a la música, tangible en las placas El guaguancó de Matanzas (1988), Los Muñequitos de Matanzas (1990), Rumba caliente (1992), Óyelos de nuevo (1993), Vacunao (1995), Po Iban Eshu (1996), y Live in New York (1998), entre otros.

En 2001 merecieron el Premio Grammy Latino, por la grabación de varios títulos en el álbum La rumba Soy Yo junto a algunos de los mejores rumberos de Cuba en un "all around" del género.

Durante el pasado año la agrupación grabó, para el sello BisMusic, De Palo pa Rumba, material que ofrece un recorrido desde la música bantú a la rumba urbana a partir de la combinación del guaguancó, la columbia y el guarapachangueo en los diferentes temas musicales.

Pero para Diosdado y Los Muñequitos el tiempo no se detiene, el conjunto proyecta la producción del CD “Danza Ñañiga” junto al maestro Chucho Valdés y la conclusión del DVD “Homenaje a los ancestros”, que también producen para Bismusic.

Preparan además la realización de una gira que les permitirá presentarse en todas las provincias del país a partir de la segunda mitad de enero del 2013.

Rumberos de pura cepa, Los Muñequitos de Matanzas aseguran que su música está más viva que nunca, y ven la prueba en el surgimiento de nuevos grupos defensores del género como Timbalaye, Rumba Timba y Solar de los 6.

Los grandes de la rumba ya no están, pero hay Muñequitos para rato por lo que su legado seguirá vivo en la memoria de generaciones de cubanos que ven en ellos a un símbolo de auténtica identidad nacional.

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