Muere la guadalupeña Maryse Condé, gigante de las letras caribeñas

Tenía 90 años. Autora de más de una treintena de obras, su literatura estuvo marcada “por la herida de la esclavitud, el dolor y la alegría de estar viva”.

Foto: @EdImpedimenta

La escritora guadalupeña Maryse Condé, catalogada “gigante de las letras caribeñas”, falleció anoche a los 90 años en Vaucluse, al sur de Francia.

Condé, que fue una activista contra la esclavitud y el racismo, escribía sin artificios, sin maquillaje, como el título de una de sus novelas. Martha Asunción Alonso, su traductora al español, destaca cómo sus obras eran una literatura sin fronteras, como lo fue su vida, según reporte de Efe.

Nacida como Maryse Boucolon el 11 de febrero de 1934 en Pointe-à-Pitre (Guadalupe), estudió en París y se doctoró en la Sorbona en Literatura Comparada. Fue profesora en Guinea, Ghana, Senegal y Mali, donde se desarrolla su saga Ségou (1985).

En 1985 obtuvo una beca Fulbright para enseñar en Estados Unidos y fue docente durante décadas de literatura francófona en varias universidades americanas, en especial en la Universidad de Columbia de Nueva York, hasta su jubilación en 2005.

Autora de más de una treintena de obras, su literatura ha estado marcada “por la herida de la esclavitud, el dolor y la alegría de estar viva”, luces y sombras que ha reflejado en sus novelas porque era una mujer “que decía y escribía lo que pensaba”, subrayó Asunción Alonso.

Condé defendía el papel que la “literatura francófona” tuvo para visibilizar a quienes durante años emplearon la lengua francesa sin haber nacido en Francia.

En 1987 recibió su primer galardón literario, el Grand Prix Littéraire de la Femme, por su segunda novela: Yo, Tituba, la bruja negra de Salem (1986). Su nombre sonó en muchas ocasiones para el Nobel de Literatura, galardón que no obtuvo.

Sin embargo, en 2018 recibió el Premio Nobel Alternativo, un galardón que se concedió tras aplazarse a 2019 el de la Academia sueca debido a un escándalo sexual y que le fue otorgado por retratar en su obra “los estragos del colonialismo y el caos poscolonial con un lenguaje preciso y, al mismo tiempo, devastador”.

Obtuvo además el Premio Nacional de Literatura sobre la Mujer por su novela Moi, Tituba sorcière (1986), el Premio Anaïs-Ségalas de la Academia Francesa y en 1993 fue la primera mujer que recibió el Premio Putterbaugh, otorgado en Estados Unidos a escritores francófonos, según la agencia española. El presidente francés, Emmanuel Macron, le entregó en 2020 la Orden del Mérito de la República francesa.

La escritora sufría una enfermedad genética degenerativa que la obligaba a moverse en silla de ruedas y casi no tenía visión. Aun así, seguía escribiendo con la ayuda de su marido, quien transcribía todo lo que ella iba dictando y de ese modo nació su última novela, El evangelio del nuevo mundo, publicado en 2021, precisa Efe.

Tras la noticia, Casa de las Américas refirió que había muerto una “gigante de las letras caribeñas” y recordó desde la red social X su visita a Cuba durante la Semana de Autor que le dedicara en 2010.

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