A Full, o simplemente grandes canciones

No podía ser de otra manera el debut discográfico en solitario de Luis Barbería en Cuba, tierra que a pesar de ser su cuna se mostraba esquiva a los proyectos del fundador e integrante de Habana Abierta y que con el álbum A Full salda una vieja deuda con sus seguidores en la Isla.

Tras años de trabajo en Europa y un solo disco en solitario, al que no considera un buen material, pues, según asegura, tuvo que hacer demasiadas concesiones en función del mercado, Barbería regresa a sus raíces con un nuevo proyecto que ve la luz gracias al sello EGREM. Un material que grabó al estilo de los grandes de antaño, cuando todos los músicos se reunían en el estudio para grabar juntos.

Los míticos estudios Areito de la EGREM fueron el “útero materno” de A Full, quizás impregnado de las leyendas del añejo edificio de la calle San Miguel donde nació el Buena Vista Social Club y grabaran Nat King Cole y Josephine Baker, entre otros.

Para esta aventura musical Barbería escogió a acompañantes de lujo, preseleccionados desde que el disco era solo ideas que pujaban por materializarse en su mente. Los escogidos no fueron otros que las muchachas de Sexto Sentido y un selecto grupo de jóvenes músicos que con acierto supieron dar la nota a cada exigencia del artista que se propuso con A Full hacer algo de cierta manera diferente a su obra anterior: un disco donde el trabajo vocal fuera el gran protagonista, eso sin restarle méritos al desenvolvimiento instrumental que grandes valores tiene en esta producción.

A Full es una declaración de principios, Barbería hace de las suyas como solo el sabe. Fusiona con buen tino y gusto una variedad de géneros y estilos que le da gran fortaleza al compacto, pero con la dulzura propia de las canciones íntimas cualquiera que sea el ritmo que la acompaña.

Las voz grave del de Habana Abierta y las dulces y coloridas de las muchachas de Sexto Sentido dan vida a un mundo cargado de felicidad y nostalgia, de vivencias personales y sobre todo bien actual, de ahí la consonancia de temas como Tatuaje, A Full, Bolero en blanco y negro, Rockotocompás, Sangre revuelta, Dibujo de crayón y Filinéndote, por mencionar algunas, en los que se fusiona armónicamente funk, bossa nova, jazz, ritmos afrocubanos y la música negra norteamericana.

Fue un disco en el que no hice concesiones de ningún tipo, y esa era uno de los propósitos que me movió a hacerlo en Cuba, dijo cuando lo presentó a la prensa hace unos días.

“En Europa grabé mi primer disco en solitario, pero no me gustó el producto final. La intención de hacerlo comerciable por parte de la disquera lo desvirtuó mucho por eso considero que A Full es mi verdadera ópera prima”.

La lista de títulos es de 10 temas, todos originales para el álbum, y contó con los arreglos vocales de Yudelkis Lafuente y Arlety Valdés (Sexto Sentido), además de la lúcida elección del guitarrista Nam Sam Fong como coproductor y arreglista de la sección de cuerdas.

A ellos se sumaron el pianista Harold López Nussa, el trompetista Julito Padrón, el baterista Rodney Barreto, los percusionistas David Suini y Yiglin Lara; y la bajista Tailin Marrero.

A Full es un mano a mano de canto e interpretación instrumental, ninguno supera al otro, se complementan y esa es quizás la principal fortaleza del disco.

Para engrandecer la aparición de Barbería en la discografía nacional, la EGREM tuvo a bien incorporar al disco un DVD que incluye el video clip de Tatuaje, un making of de las sesiones de estudio a la cuenta de la joven realizadora Giselle Delgado y una galería de fotos.

El camino está abierto, solo espera que A Full lo recorra con buen paso y llegue a todos aquellos que mas allá de gustos personales sabrán darle su justo valor: el de un disco de grandes canciones.

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