Hablando de son cubano con Aisar Hernández

Aisar Hernández desmiente esa teoría que algunos intentan legitimar sobre los negativos síntomas de la composición en la música popular bailable actual, la cual crítica la estética de los autores modernos y los desmarca de clásicos del género como Ñico Saquito, Arsenio Rodríguez, Miguelito Cuní, Juan Formell, Adalberto Álvarez…

Para este joven músico, bajista y director musical de la legendaria orquesta Revé, tal concepto no reconoce un movimiento de nuevos creadores, que desde las agrupaciones continúan ese trabajo. Conozco, dice, “a jóvenes muy buenos, con gran talento, y en un futuro no muy lejano, se hablará de ellos. Músicos como Osmani Collado, cuyas composiciones han aportado al repertorio de la Charanga Habanera; y Dhayane Rivera, integrante de la agrupación Adalberto Álvarez y su son. También te puedo mencionar otros que ya han presentado sus propios proyectos como Wilfredo “Pachi” Naranjo con La Verdad, Maykel Blanco y Salsa Mayor, Alexander Abreu y Habana de Primera, y Manana Club”, subraya.

Nacido en 1974 en Esmeralda, una pequeña ciudad, ubicada en la provincia de Camagüey, Aisar heredó el gusto por la música de su padre Alvio Hernández Harris. Asegura que aunque comenzó justamente a los 20 años, cuando muchos ya culminan sus estudios artísticos, supo ganar tiempo. A punto de terminar su formación académica, le vino la primera propuesta: integrar la nómina de las Maravillas de Florida. Trabajo que combinó por un año con la escuela, hasta que se graduó de nivel medio a los 25.

Su paso por importantes agrupaciones le ha aportado experiencias muy positivas y le ha ayudado a comprender ese interesante mundo que es la música popular bailable. La Charanga Latina, Yumurí y sus Hermanos, Dan Den y la Orquesta Revé, han complementado esa mirada de Hernández Segundo sobre uno de las zonas más conocidas de la sonoridad nacional.

De ahí que aprecia los valores de los autores de antaño. Ellos, señala, “son cubanos y de la cubanía en la que han vivido han sacado el éxito de sus canciones. Como buen cubano, intento hacer lo mismo. No creo que lo haga por Juan Formell, a quien respeto, o por Ñico Saquito y Miguel Matamoros, que hicieron de ese argot popular poesía mediante sus temas. Simplemente vivo en Cuba, y hablo de nuestra gente. De ahí nace mi prosa.

“Y si en algo mis canciones se acercan a lo que ellos hicieron, para mí sería un orgullo, aunque no es ese mi propósito. Ahora que me preguntas, quizá vea un punto de coincidencia entre todos estos compositores. Lo que sí intento en mis canciones es no repetirme. La gente le canta al amor y hoy es muy fácil hacerlo. Pero prefiero dedicarme  más escribir crónicas de nuestra realidad. Si voy en una guagua o veo alguna cosa picante, la reflejo. Porque las personas no solo van a bailar, quieren escuchar algo interesante y pienso que si además de disfrutar, prestan atención al texto, fijan más las ideas expuestas en ese tema”.

El respeto a los códigos del género y el mantener una incesante búsqueda de nuevos matices para mantener siempre altas las expectativas del bailador, devienen premisas esenciales para este compositor.

“La música popular bailable, en su espectro, sí es muy variada y que quizá muchos hoy en día muchos no lo vean así y se aferren a repetirse. He tenido el privilegio de tocar con varias de las grandes orquestas que han hecho historia en Cuba, partiendo de las Maravillas de Florida, que tiene un estilo propio. Es una agrupación con formato de charanga, que tiene la valentía de respetar, brindándoselo al público joven y viaja para representar a la Isla en el mundo.

“Porque muchas orquestas se reforzaron con trombones, trompetas y otros instrumentos para darle mayor contemporaneidad a su sonido, mientras ellos, desde su formato inicial, han sabido encontrar las fórmulas para llegar al bailador. Eso es digno de admirar.

“El detalle del éxito no está en seguir los ‘modismos’. Me gusta reflexionar sobre la música cubana y veo que la gente no confía en los géneros que ya han mostrado que son interesantes. Si a alguien le funcionó una conga, una balada o una timba y coros, pues los demás también lo hacen. Entonces, lo trabajos se mezclan y se pierden las identidades.

“Hay orquestas, como la Original de Manzanillo y la Aragón, que hace su labor de cada día y funcionan. Ellas están dirigidas a un público, pero es que la música tiene esos propósitos. Ahora mismo que está de moda el reguetón, muchas agrupaciones con un trabajo conocido lo han incluido. Sin embargo, las personas que van a verlas tocar no se esperan que esté en su repertorio y tal vez se molestan por ello. Los directores de orquestas, los directores musicales y los orquestadores tienen responsabilidad la de preservar esa fórmula que ya les ha dado resultado en el público.

“Quienes tocaban conmigo en las Maravillas de Florida eran muy mayores y me decían que habían muchas charangas en los tiempos fundacionales de esa orquesta; no obstante, todas tocaban diferentes. Ahora que hay una diversidad de formatos, todas se parecen más”.

Aisar  Hernández y Elio Revé
Aisar Hernández y Elio Revé

¿Cómo se ubica la Revé en todas estas inquietudes artísticas que defiendes?

A mi entrada a la orquesta, le comenté a Elito lo que pensaba que estaba bien y lo que no, y qué era lo que a mi humilde criterio, podíamos hacer. En esa primera conversación hablamos mucho de las cosas que funcionaron en la época de su padre, Elio Revé Matos. También tocamos el tema de los textos —los cuales deseamos siempre que fuesen letras inteligentes—, la candencia melódica y del respeto al bailador. En este último aspecto coincidimos en que era una orquesta de muchos años y que sus seguidores estaban seguros de que pagarían por disfrutar de un repertorio propio. Con ello respetábamos a ese bailador que venía a buscar un género en específico”.

¿En cuántas producciones discográficas has participado y has podido desarrollar esos conceptos de los que me hablas?

Comencé en la orquesta en el 2006 y ya suman cinco los discos del grupo en los que ha estado mi música. El primero fue un álbum compilatorio que se título 50 Aniversario, luego vinieron Fresquecito y De qué estamos hablando. Ahora estamos enfrascados en dos volúmenes: el de homenaje a Elio Revé y La aplanadora de Cuba.

“Es un privilegio para mí el haber estado en todos estos fonogramas. Los tres primeros han sido premiados tanto en Cuba como en el extranjero. 50 Aniversario fue laureado en Perú como Mejor disco del año, y en Europa por en el sitio www.fiestacubana.net. De que estamos hablando también resultó galardonado allí y en los Estados Unidos, al tiempo que mereció el Gran Premio Cubadisco y fue distinguido en el apartado de Música Popular Bailable del mismo certamen.

“La aplanadora de Cuba y el CD homenaje a Elio Revé lo estamos haciendo para nuestros seguidores. Porque el mayor premio para nosotros será el que les siga gustando la Revé después de mostrarle esto nuevo que hemos hecho, que vean en ellos un trabajo sólido y de paso, reverenciamos al fundador de la agrupación”.

Eres un joven director musical y es una responsabilidad muy grande. ¿Cómo funciona tu trabajo allí?

Siempre es muy difícil. Lo fue al comenzar porque quizá muchos se preguntaron: “¿Este muchacho podrá dirigirnos?”. Y cada vez se ha hecho más difícil, porque las producciones discográficas han tenido el premio de la gente más que el de los jurados. Eso crea un compromiso, una responsabilidad, y nos reta a que el próximo fonograma esté al mismo nivel, o superior.

“La Revé es una orquesta escuela, que ha formado a valiosos músicos que hoy en día se sienten orgullosos de haber pasado por aquí. Eso te obliga a trabajar bien, por respeto a ellos y a lo que tú mismo haces”.

¿Cómo debe ser la relación entre el director y el orquestador?

Lo primero que hice cuando comencé en la orquesta fue buscar su repertorio anterior, conocer de sus antiguos integrantes… Elito y yo tenemos muy buena comunicación. A veces ni hablamos las cosas. Él dice que soy de las personas que más lo entiende, porque de momento me dice algo y me doy cuenta de qué es lo que quiere y voy por ese camino. Él, por la confianza que tiene en mí, me permite hacer propuestas para el repertorio de los discos, ya que el mismo resultado de mi trabajo le ha dado la confianza para hacerlo.

“Es bueno que haya buena comunicación entre el director y el director musical porque hay cosas que este último plantea y quizá se salen de la línea del proyecto. Por eso antes de ir a ver a Elito, me cercioro de que estas ideas musicales hacen falta en la orquesta y le doy toda la explicación”.

Grandes figuras de la música popular han señalado que no ven un relevo serio en el género. ¿Qué mirada tienes sobre ese futuro del cual también formarás parte?

Sí lo hay. Formell tiene un relevo en su hijo Samuel, como antes lo tuvo Elio Revé en Elito, y ahora Pachito Alonso en sus hijos Christian y Rey. Lo que pasa es que hubo un “boom” de la salsa en los años 90 y existían muchos espacios para presentarnos, así como programas radiales y televisivos para promocionarnos.

“Siento que tiene que haber un estímulo para los que vienen atrás, y no solo hablo de mi generación, sino de otras mucho más jóvenes que la mía. Un estímulo como se hizo en un momento con el rap o la trova. Alguien pudo pensar que después de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés no habría una continuidad y ahí están los trovadores con o sin incentivo. La dirección de la música debe prestar atención tanto a los nuevos proyectos como a los grupos más establecidos, y  apoyarlos en su promoción en los medios”.

En estos momentos donde los géneros foráneos ganan seguidores, ¿cuáles son los retos de los que cultivan el son cubano?

Humildemente pienso que el son cubano tiene que hacerse bien, acorde con este 2014 que vivimos. En la orquesta Revé lo hacemos y a la gente le gusta. Te pongo otro ejemplo: en el tiempo del “boom” de la salsa vino Polo Montañés y se ganó un espacio. Ahora también hay quienes, con inteligencia, conquistan el público como sucede con Tony Ávila, Leoni Torres…

“Es necesario que haya un mayor número de festivales dedicados al son, con lo cual se propicia que estos creadores se encuentren e intercambien ideas y conceptos musicales. Es que incluso al género se le tiene en cuenta en unas pocas categorías de los Premios Cubadisco, con todo el quehacer discográfico de nuestras agrupaciones. Deberían ser más. ¿Por qué no hay allí lauros para la agrupación más popular, o para los jóvenes compositores del género? Sabes, todos quieren arreglar la música cubana, pero el error no está, te digo con sinceridad, en los músicos”.

Fotos: Dora Cabanilla, tomadas del perfil de Facebook del artista

Salir de la versión móvil