Brouwer ludens

Leo Brouwer. Foto: Gabriel Guerra Bianchini.

Leo Brouwer (d). Foto: Gabriel Guerra Bianchini.

El viernes en el teatro Karl Marx fue inaugurado oficialmente el Festival Contratenores del Mundo, una de las acciones más arriesgadas del maestro Leo Brouwer en materia de organización de eventos y que, gracias al trabajo de la oficina que lleva su nombre, acapara desde hace tiempo la atención en varias latitudes.

El festival es una fiesta marcada por la risa en sus primeras acciones, gracias al espectáculo Humor con clase. Mozart 260, muestra del carácter integrador del pensamiento de Brouwer. Apelar a lo más sensible del hombre inteligente mediante el divertimento no es de extrañar en la carrera su carrera, marcada por hitos de esta naturaleza, como su Concierto para dedo y orquesta.

La sabiduría de convocar a Osvaldo Doimeadiós, Rigoberto Ferrera y otros artistas del Centro Promotor del Humor, a varios jóvenes y talentosos pianistas y contratenores cubanos, y el grupo Vocal Sampling para formalizar una puesta en escena que, a la vez que coqueteó con lo más actual de la cotidianidad nacional, no cedió ni un ápice en sus pretensiones artísticas de altos estándares.

Foto: Gabriel Guerra Bianchini.
El contratenor Frank Ledesma (D) y Quique Quiñones (I). Foto: Gabriel Guerra Bianchini.

Por último, de Mozart, Una broma musical o Divertimento para dos trompas y cuerdas, como también se conoce, dirigida por el propio Brouwer e interpretada por la Orquesta de Cámara de La Habana. El homo ludens, complemento del homo sapiens, celebró con risas inteligentes el genio creador de Mozart visto desde su música.

A la convocatoria del festival, primero de su tipo en el mundo, hecha por el genial guitarrista y compositor cubano respondieron nada más y nada menos que varios de los más brillantes exponentes del mundo. Así el evento deviene oportunidad invaluable para aquellos que se decidan a asistir a los diferentes conciertos programados.

Foto: Gabriel Guerra Bianchini.
Foto: Gabriel Guerra Bianchini.

Si bien Europa y Estados Unidos son las plazas fuertes para los contratenores, la convocatoria cubana les llama la atención sobremanera. Lo primero es que La Habana les atrae, aunque no tenga tradición alguna en el trabajo con este particular registro, por el nuevo horizonte que abre a partir de los valores que defiende la cita, entre ellos repertorios poco comunes, inteligentes e integrales.

Cada recital significa un reto, una selección exquisita hecha por los organizadores. No son simples puestas, se arman siguiendo una línea temática e intencionada.

Por ejemplo, el polaco Artur Stefanowics, considerado el primer contratenor de su país, ofreció un concierto titulado Mozart & Porpora, il delirio (Mozart y Porpora, el delirio, en su traducción al español). Compuesto por una selección de obras del Genio de Salzburgo, allí se disfrutó del aria de la ópera Apolo y Jacinto, escrita por Wolfgang Amadeus cuando tenía solo 11 años, así como su famoso Divertimento en Si bemol mayor para cuerdas.

Foto: Gabriel Guerra Bianchini.
Harold López-Nussa tocando y actuando. Foto: Gabriel Guerra Bianchini.

 

El Primer Festival de Contratenores del Mundo, es sin dudas una experiencia única, coinciden los artistas extranjeros invitados. Es una oportunidad para disfrutar de esas “criaturas extintas” que ya no somos, dijo Xavier Sabata; y espacio para intercambiar con colegas y mostrar desde nuestras diferencias culturales trabajamos un mismo repertorio, señaló el joven italiano Riccardo Strano.

Durante ocho días, en diferentes escenarios de la ciudad, transcurrirán diez conciertos en el que intervendrán más de 200 músicos y artistas de nueve países, con más de 50 estrenos nacionales, clases magistrales, exposiciones, ciclos de videos y el II Certamen de Contratenores, donde competirán casi una decena de jóvenes cubanos de “un potencial altísimo” según el español Sabata.

Foto: Gabriel Guerra Bianchini.
Rigoberto Ferrera en “Concierto para dedo”, del maestro Leo Brouwer. Foto: Gabriel Guerra Bianchini.

La Habana, gracias al prestigio y poder de convocatoria del maestro Leo Brouwer, vuelve a acaparar la mirada internacional con un festival sui generis, una cita que mantiene el concepto integrador, inclusivo, desprejuiciado y transgresor de su génesis: los festivales de Música de Cámara y Las voces humanas. El reto de este surge del tipo de voz seleccionada, un registro que durante un par de siglos no disfrutó del reconocimiento que merece y que por suerte desde hace unas décadas va ganado espacio, a partir de la fascinación que por estas voces masculinas sienten el público y los compositores.

“Este es un Festival de nuevo tipo”, dijo en una ocasión el maestro Brouwer. “Ya los contratenores tienen su certamen. Esperamos que despierte la curiosidad del espectador, y que cada día se sumen más al reconocimiento de esta voz, la más aguda del hombre”, sentenció el autor de Pasaje cubano con rumba.

La invitación está hecha y todo tiene su espacio, la confluencia de tendencias y estilos, de concepciones y genialidades; del barroco a la electrónica, de Caccini a Michael Jackson.

 

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