Conseguir una web que termine en .cu debe ser toda una proeza, pues el dúo Buena Fe reservó el teatro más grande de La Habana durante tres días, para darle promoción con un trío de sus conciertos a la puesta “en línea” de su nuevo sitio web www.buenafe.cu, al que ya se puede acceder, aunque todavía no está terminado.
Las presentaciones están previstas para el próximo 7, 8 y 9 de marzo, en teatro Karl Marx. “Buena Fe .cu..¡al fin la tenemos!”, dice el vocalista Israel Roja en el spot promocional del evento enviado por la disquera EGREM a los medios de comunicación.
El sitio web del dúo sugiere a los internautas que visiten los blogs La Chiringa de Cuba y La Joven Cuba y Cambios en Cuba. También se incluye la biografía del grupo, las letras de sus canciones y sus videoclips. Hasta ahora, Buena Fe publicaba (y todavía publica) sus informaciones, fotos, videos y promociones en su página oficial en Facebook, en la que a finales de febrero anunciaron que buenafe.cu sería el título de los conciertos donde presentarían su website, anunciando que “nos divertiremos un rato con youtube, facebook, twitter y todo el ciber mundo que tan “fácil” nos queda a los cubanos de Cuba.” Tanto alboroto solo está justificado por el hecho de que decenas de miles de cubanos pueden conectarse a la llamada Intranet, la red de páginas nacionales cuyos servidores están en la Isla. La navegación nacional permite a muchos el acceso a los dominios .cu desde sus hogares, centros de trabajo o en los Joven Club de computación, con menos restricciones de las que existen para la entrada a la red de redes, aunque limitados a la “navegación nacional.” La entrega de los dominios .cu en Cuba está a cargo de la Centro Cubano de Información de Red, CUBANIC, servicio de registro brindado por la Empresa de Tecnologías de la Información y Servicios Telemáticos Avanzados, CITMATEL, perteneciente al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. La Intranet es la más barata de los opciones en el servicio Nauta de ETECSA, apenas 60 centavos de CUC por hora, casi siete u ocho veces más económica que el acceso a Internet.