Buena Fe: “Quien me quiera hacer mal, se va pa’ la π”

Concierto de Buena Fe en el Miami Dade County Auditorium

Buena Fe compartió escenario co el trovador cubano Frank Delgado / Foto: Mildrey Ruiz.

Este era un tema obligado. Había que cantarlo. Ante tanto tiqui-tiqui, ante tanta alevosía, pseudo-credos y atrincheramiento en el dolor, en la rencilla y en la división entre los cubanos, este tema no podía faltar. Como tampoco podía faltar el homenaje al Cine Cubano. Era una promesa. También era el objetivo del Concierto. Allá los que, apoyados en la memoria histórica, se apostillan en el inmovilismo, en la resta, en dividir.

Todo el mundo cuenta. Todo el mundo

Jóvenes, viejos, todos –a lleno casi completo– tararearon cada uno de los temas que la banda, pletórica de buenas intenciones –de sumar– vino a ofrecernos un concierto único, diferente, o igual para todos. Esa, y no otra, era la voluntad de sus músicos. Afuera, trescientas personas se oponían. Adentro, muchos, muchísimos más, enardecían tras cada arpegio, tras cada verso, el deseo por la buena música, por la letra inteligente, por la gracia de pensar, de construir –valga el puente o el intercambio– un mejor mundo para todos.

Por acompañar. Sea quien sea

Si de algo no puede acusársele a Buena Fe es de tener miedo. Incluso en las imágenes proyectadas en la pantalla gigante que generaron no poca controversia en el pensamiento de los presentes. Incluso en la trasmisión de ideas, en la buena voluntad de decir, de plasmar, de continuar siendo un paradigma de la música cubana; en el deseo a ultranza por lo mejor, por el futuro… Buena Fe fue algo diferente, y esta noche fue distinta y mágica; no bastaron los gritos a favor de Cuba. Aunque cada cual piense Cuba como mejor le plazca.

Había un precedente. Un precedente alimentado, y amamantado por una frase, dicha al calor de las circunstancias, que sentó pautas en una comunidad dividida –o nunca homogénea, como pretenden hacernos ver– y que a todas luces nunca entenderá que, más que nada, Buena Fe es uno de los íconos actuales de la música en la Isla. Y lo mejor: no será perecedero. Tampoco los cumpleaños serán eternos.

Había –válganos Dios– un deseo por impedir, por boicotear, por prohibir. Las grandes sociedades, los grandes países, la gente grande, no se escudan –ni deberían– en esqueletos; ni tampoco debería refocilarse en el pasado. Todo tiempo futuro es, y debe serlo, aún mejor. Buena Fe y quienes entendemos sus textos, siempre ha (hemos) apostado por ello.

“Yo soy de los que sigue a los peloteros cubanos en Japón. Yo soy de los que sigue a Pito Abreu. Yo soy CUBA”.

Lo somos. A fin de cuentas, la música, el arte, trascienden todas las fronteras geográficas y del tiempo. Ninguna música es intrascendente. Sea cual sea.

Veintitrés temas. Un Arsenal

Hay conciertos que marcan. Que marcan un antes y un después. Este fue uno de ellos, más que nada porque, imágenes dentro: bandera, sonido, Martí, Sergio Corrieri, Juán Padrón, Miravalles, todos, absolutamente todos, cantaron, rieron, recordaron, gritaron, tararearon. Apoyaron, sobre todas la cosas, a un dúo que no cesa de ser el Maná para millones de cubanos. Aunque Israel –o Joel– no sean Cristo, ni Dios, y mucho menos Judas, que venidos a nos, solo intenten otorgarnos un reino. Buena Fe es un pan. Y también puede que sea el Vino amargo y con etiqueta casera, pero cubana ciento por ciento. O puede que sea la ostia, sí, la ostia, o qué sé yo; porque a la gente buena, ahora, por sobre todas las cosas, les importa botar lo malo. Así de simple. Lo malo, se bota a matar.

Así de firme, lo que ya no sirve.

Porque a pesar de los pesares –y así fue como comenzó el concierto– CUBA VA. Ellos van.

Ellos van, papel en blanco, de tu país a tu raíz. Donde quiera que estén ambos. Donde quiera que estemos. En esta orilla o en la otra, CUBA es CUBA, mal que les pese a los que no sepan que amparados en la ley que sea, tenga el número en la Constitución que tenga, el artista es libre, o quiere serlo; y quiere siempre que su arte curse sobre los caminos tortuosos de la memoria o del presente, y se afiance, sabiendo que para lograrlo no puede ser un marabú en las agrestes tierras de la ignominia. Haya un océano, un mar, o un estrecho por medio.

Buena Fe tiene algo. Una sonrisa. Una voluntad. Un decoro. Una frase mal dicha –por eso son (somos) humanos. Un deseo por decir. Una sinceridad. Nunca la hipocresía. Poco temblor en las piernas. Cautela. Mesura… una idea, un tiempo nuevo. Y todo tiempo nuevo es mejor. Tiene que serlo. Si no, estamos viviendo por gusto.

Concierto de Buena Fe en el Miami Dade County Auditorium
Buena Fe llenó el Miami Dade County Auditorium / Foto: Roberto Ariel Lamelo.
Concierto de Buena Fe en el Miami Dade County Auditorium
Jóvenes, viejos, todos tararearon los temas de Buena Fe / Foto: OnCuba.
Concierto de Buena Fe en el Miami Dade County Auditorium
Propuesta de matrimonio durante el concierto / Foto: OnCuba.
Concierto de Buena Fe en el Miami Dade County Auditorium
Escenas de Memorias del Subdesarrollo en el Miami Dade County Auditorium / Foto: Josué Labaut.
Concierto de Buena Fe en el Miami Dade County Auditorium
En el concierto se rindió homenaja a figuras emblemáticas de la cultura cubana como Reinaldo Miravalles, Sergio Corrieri / Foto: Josué Labaut.
Concierto de Buena Fe en el Miami Dade County Auditorium
El público tarareó canciones como canciones como Pi 3,14, Catalejo, Melesio tenía razón y La otra orilla / Foto: Josué Labaut.
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