Celia Cruz en dos corazones

A veinte años de la muerte de Celia, OnCuba conversó con dos jóvenes que mantienen vivo el legado de La Guarachera de Cuba.

Celia Cruz. Foto: tomada de la web de Celia Cruz.

El miércoles 16 de julio de 2003, tras una dura lucha contra el cáncer, Celia Cruz llegaba al final de su vida. Aunque esperada, la noticia impactó a todos sus admiradores y fanáticos en todo el mundo.

Cadenas de radio y televisión, periódicos y medios digitales se hicieron eco y de manera imparable se reproducía la música de quien pasó a la historia como La Guarachera de Cuba o, sencillamente, La Reina.

La artista cubana más conocida a nivel mundial forjó una carrera dentro y fuera de la isla, gracias a su talento y a una descomunal capacidad para adaptarse a nuevos estilos y tendencias sin perder la autenticidad.

En lucha frontal contra todo intento de discriminación, Celia fue construyendo su propia leyenda e inspirando a otras mujeres alrededor del mundo.

En tiempos en los que el rigor, la calidad vocal y la disciplina sobre el escenario eran premisas indispensables para el triunfo musical, la habanera nacida en Santos Suárez impuso su voz e imagen alejada de los cánones de belleza de la cultura occidental.

Defendió su cubanía más allá de distanciamientos políticos y ocupó su lugar en la cultura nacional, “a la que aportó una brillante trayectoria”. 1

Han pasado veinte años de su fallecimiento y la música de Celia Cruz sigue sumando adeptos. Celia sobrevivió a los discos de 78 r.p.m, a los famosos LP, CD… y en tiempos de YouTube, Spotify, Apple Music, Deezer y Tidal su ritmo predomina. Podría pensarse que es marketing de resultados; pero todos saben que se trata de la prevalencia de un mito.

La historia musical de Celia Cruz se mantiene viva y está demostrado que su voz puede atravesar “cualquier herida, cualquier tiempo, cualquier soledad” tal y como dice en su popular versión de ”I Will Survive”.

Celia para todas las generaciones

El son de Celia tiene la clave de cualquier generación. Así lo demuestran dos jóvenes separados geográficamente: el guantanamero estudiante de medicina Kevin Aniel Ramírez, de 21 años, y el chef mexicano Eddie Santiago Loyo, de 32.

A partir de la serie Celia (Telemundo, 2015), Kevin se identificó de inmediato con el sabor de la cantante y, según nos cuenta, quedó impactado.

“No había cumplido ni 15 años. Me percaté de que sí había escuchado su música antes, pero interpretada por otros artistas, nunca en su voz. Comencé a buscar canciones y recuerdo que le comenté a un amigo en la escuela que había descubierto a una nueva cantante llamada Celia Cruz; me envió desde el celular de su madre las tres primeras canciones que tuve en mi playlist: ‘Por si acaso no regreso’, ‘El son de Celia y Óscar’ y ‘Sobreviviré’. A partir de ahí comenzó está historia de amor”, recuerda.

Por su parte, Eddie tenía 6 años en 1998 cuando sonaba en todas las radioemisoras mexicanas el pegajoso “La vida es un carnaval”. Para las navidades de ese año, su madre le regaló un disco de Celia, hasta que llegaron muchos más.

“Para mí Celia ha significado mucho: crecí musicalmente escuchándola. Pasaron algunos años, me mudé de ciudad y en una discoteca de música variada encontré más de treinta álbumes. Con 11 años hablé con el dueño del local para hacer negocio e ir comprando los discos poco a poco. Me fui enfocando en su arte y, por fortuna, he podido conseguir casi todo lo referente a ella”, cuenta.

De críticas e incomprensiones

Que jóvenes como Kevin y Eddie se sientan identificados musicalmente con una artista como Celia Cruz es algo que parecería pasado de moda. Pero ellos, por suerte, no son la excepción.

“Me decían ‘viejo’ y ‘cheo’; pero no me importó. Nunca desistí, y al pasar el tiempo comencé a recibir muchísimo cariño y a ser valorado por mucha gente, incluso artistas y figuras públicas. Los vecinos y amigos me regalaron discos físicos, fotos, incluso un Lp de ella con la Sonora Matancera. Muchos se acercan para que les envíe materiales audiovisuales y para que les hable un poco sobre su vida. Me siento feliz y orgulloso de contribuir y aportar mi granito de arena por la preservación de su legado”, cuenta Kevin.

El joven guantanamero Kevin Aniel con el libro “Celia en Cuba (1925-1962)” de la investigadora Rosa Marquetti. Foto: cortesía.

Algo similar le sucedió a Eddie:

“Me preguntaban: ‘¿Por qué sigues comprando cosas de una artista que ya no está en este plano?’ Lo hago y lo seguiré haciendo porque siempre seré fiel a su música, su obra y su vida. A veces a la gente le es difícil entender a un fanático”, confiesa.

El mexicano Eddie Santiago reconoce que desde su niñez la música de Celia Cruz forma parte de su banda sonora. Foto: cortesía.

El legado de Celia

En redes sociales, Kevin publica hallazgos relacionados con la vida y obra de Celia: fotos, videos, noticias… Lo hace por una razón elemental:

“Celia fue la que ayudó a que me enamora de la música cubana y por eso utilizo mis redes sociales con mucho respeto para difundir su legado. Comparto sus canciones con mis amigos y descubrí hace poco una habilidad en mí para la edición de videos. Los publico en YouTube, en Instagram, y gustan mucho. Además, soy administrador de un grupo de Facebook llamado ‘Celia Cruz, la Guarachera de Cuba’. Ahí compartimos muchísimo contenido para instruirnos y disfrutar de su obra”, sostiene.

En la misma línea está Eddie, quien descubrió Cuba gracias a Celia Cruz y siempre anheló poder conocer la isla en persona.

“Tengo muchos discos suyos; me es fácil ponerlos en mi casa a todo volumen”, se ríe.

Colección personal de Eddie Santiago. Foto: cortesía.

“Los vecinos ya saben que en este hogar Celia y la música cubana mandan. Cuando viajo obviamente llevo en Spotify la respectiva playlist”, concluye.

Jennifer Lopez - Homenaje a Celia Cruz- American Music Awards 2013

 


Nota: 

1 Celia en Cuba (1925-1962), p.421. Rosa Marquetti Torres, 2022

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