Tal como se esperaba, de blanco y descalza. Así cantó Daymé Arocena el sábado 16 de diciembre, en vísperas de San Lázaro. Presentaba su disco Cubafonía en el teatro Mella, por primera vez en la Isla que evoca su nombre.
“Cantar en casa siempre es lo más difícil. No sé, son los que te van a juzgar de verdad, porque son los que entienden de qué tú estás hablando”, dijo Daymé a OnCuba.
Esta es su tercera producción discográfica en solitario. En Cubafonía, “los sonidos de Cuba”, lo mismo en el fonograma que en la presentación en vivo, la artista se desenvuelve con madurez, con seguridad. Domina su voz, su cuerpo, la escena y domina al público.
Cubafonía, “los sonidos de Cuba” tiene doce canciones y combina nada menos que once géneros musicales.
Dice que compone en sueños, a veces canciones sin palabras. “Hay momentos en que no sé llevar a las palabras lo que musicalmente expreso”, dijo Daymé antes de cantar una melodía que dedicó a los africanos traídos a la Cuba colonial y cuya herencia rítmica –cultural en sentido general– ella celebra.
Las raíces transitan toda la obra de esta muchacha de 25 años y voz poderosa. “Con [la canción] ‘Negra Caridad’ –ha dicho a OnCuba— tengo un cruce, una encarnación espiritual rara. Si yo hubiese estado en mis cinco sentidos, no hubiese compuesto una canción así. Siento que me la mandaron del más allá. Es una canción que se le quedó en la inspiración a alguien y nunca se terminó. Está fuera de época y no es totalmente mía”.
“…nadie más feliz que yo de mi negritud, de mis etnias y de todo lo que viene conmigo”, ha dicho.
Changüí, mambo, rhythm and blues, jazz… todo en la misma voz. En sus veintes, Daymé Arocena tiene, dijo hace más de un año The Guardian, “todos los ingredientes para ser la próxima gran estrella cubana”.
Daymé Arocena, cubafónica en Cuba
De blanco y descalza. Foto: Claudio Pelaez Sordo.