Desterrando mitos de la música popular

Para ella, la música cubana es algo más. Ha desterrado mitos, ha ido a veces a contracorriente. En ese manantial se ha sumergido, hasta convertirse en una autoridad en la investigación de los ritmos populares bailables, especialmente sus letras. Sin embargo, se lo toma con calma y no hay Dios que la sustraiga de una buena ocasión para echar un pasillo.

Liliana Casanella Cué nació en Santiago de Cuba, el 8 de junio de 1965. Licenciada en Filología y Máster en Música ―mención musicología―, es jefa de redacción de la revista Clave desde 2006 y especialista del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana (CIDMUC), hace ya 21 años.

Miembro de la Asociación de Estudios sobre América Latina (LASA) y de la rama latinoamericana de la Asociación Internacional de Estudios sobre Música Popular (IASPM), ha presentado sus libros, ha dictado conferencias, ha integrado jurados en eventos de Cuba, América Latina, el Caribe y Estados Unidos.

Su título más reciente, Música popular bailable cubana. Letras y juicios de valor (siglos XVIII al XX) recibió el Premio Catauro (2013) que otorga la Fundación Fernando Ortiz y la mención del XII Premio de Musicología de Casa de Las Américas. Actualmente tiene en proceso editorial el volumen “Orquesta Aragón. Más allá de la música”,

Una cuerda distingue a su autora, el máximo rigor y una alta dosis de sinceridad. Así es esta entrevista.

¿En qué momento hallas los caminos, los vasos comunicantes que entrelazan las letras y la música?

“Llegar a la investigación sobre música fue un hecho fortuito. Tuve la suerte de que, al trasladarme a La Habana, encontré trabajo en el departamento de Documentación e Información del CIDMUC y ahí empezó todo. Tenía una formación como filóloga, pero siempre me incliné hacia la música y encontré un campo casi virgen en el estudio de los textos.

“Debo agradecer a la musicóloga Alicia Valdés, por ser la primera en incentivarme en este tipo de estudio. No pude ser músico por múltiples razones y encontré la vía perfecta para hacer lo que me gusta, privilegio que no muchos alcanzan a tener en la vida”.

Tu libro Música popular bailable cubana. Letras y juicios de valor (siglos XVIII al XX) sostiene que la creación musical popular es una “crónica muy definida” de su tiempo. ¿Hasta dónde esa “poética especial” se convierte en un juego de espejos que se apropia de la realidad circundante a la vez que generaliza frases tomadas de determinados contextos?

“Durante muchos años, repetimos que la música es un reflejo de la realidad. Lo cierto es que sí lo es, pero también ayuda a construirla, es decir, es un reflejo activo de esa realidad de la que forma parte. No puede existir ajena a los procesos en que se desenvuelve y menos de forma pasiva. Quizás por esa razón, históricamente hayan existido tantos prejuicios en su contra.

“La crónica de lo cotidiano es común a innumerables manifestaciones musicales, es una necesidad comunicativa de sus cultores y también de sus receptores. Esa es, a mi juicio, una de las razones de que se produzca tanta empatía entre las grandes audiencias y la música bailable. En Cuba, el consumo de la música popular forma parte de las prácticas cotidianas de la población.

“Ese toma y daca sintetiza muchos comportamientos, filosofías de vida, visiones de la cotidianidad, esperanzas, frustraciones, conflictos que no necesariamente involucran a la sociedad como un todo homogéneo; pero que sí permite hacerlos más visibles y ser asumidos de formas bien diferentes por la pluralidad de lecturas que promueve”.

Liliana Casanella al lado de la estatua de Miguel Matamoros en Santiago de Cuba
Liliana Casanella junto a la estatua de Miguel Matamoros en Santiago de Cuba.

Mucho hay de tu acuciosidad, de tu dedicación en el trabajo dedicado a la orquesta Aragón que este año mereciera el Premio Cubadisco (categoría multimedia) ¿Qué recorrido propone el material sobre una agrupación que es, sin dudas, símbolo de cubanía?

“Primero que todo, la multimedia sobre la orquesta Aragón es resultado de un trabajo de equipo integrado además por los realizadores Elisa Álvarez, Armando Herrera, el diseñador Ricardo Monnar y la editora Jolettne Rego, gracias a la unión de los sellos editoriales de la EGREM y el CIDMUC.

“Pretende reconocer su trascendencia y enfatizar en el quehacer de la segunda generación de miembros, pues casi siempre se privilegia el trabajo de los integrantes de su época de oro. No se trata de contar la historia, sino de dar a conocer determinadas características de su trabajo a lo largo de 75 años, incluye fotografías y videos, así como una muestra de su trabajo musical.

“El trabajo contiene también las principales giras y premios de la charanga en Cuba y el mundo, así como una muestra de partituras de su archivo histórico y de obras de actualidad. Se complementa con reseñas y opiniones sobre la agrupación que han sido publicados en la prensa nacional e internacional”.

¿Cómo describirías tus experiencias en los escenarios internacionales, en los cuales has tenido la posibilidad de llevar tus investigaciones sobre la música cubana?

“El vínculo con la Asociación Internacional de Estudios sobre Música Popular (IASPM) ha sido determinante en el camino de mis investigaciones y formas de ver la música. El pensamiento teórico y analítico que se comparte en su lista electrónica y congresos es en extremo útil y significa la posibilidad de suplir carencias de información que nos limitan.

“Asistí este año al congreso anual de LASA, realizado en San Juan, Puerto Rico, con una ponencia sobre los juicios de valor sobre las letras de la música bailable en Cuba, Latinoamérica y el Caribe. Es un gran evento donde la música es solo uno de los tantos campos de estudio.

“Puedo decir que tuve la suerte de exponer en una sala casi llena, junto a experimentados colegas de Inglaterra y Puerto Rico, lo que demuestra el interés por las músicas populares de la región. Fue ocasión propicia para contactar con investigadores que se mueven en áreas similares de trabajo, intercambiar informaciones y soñar con proyectos comunes.

“Otro espacio interesantísimo y fructífero de debate, ha sido el de los congresos “Música e Identidad”, en Santiago de los Caballeros, a cuyas ediciones dedicadas al merengue y al son, pude asistir”.

¿Cuáles son tus preocupaciones y desvelos alrededor de una revista tan prestigiosa como Clave?

“Es uno de los trabajos que realizo con mayor satisfacción, aunque demanda mucha entrega y responsabilidad, máxime cuando el equipo editorial es mínimo. No existen las condiciones idóneas para mantener la salida a tiempo; sin embargo, creo que ha logrado un espacio bien ganado en el ámbito cubano.

“Se concibe como una revista sobre música, no de musicología; pero se trata de una publicación académica. De ahí que la selección de sus artículos privilegie resultados de investigación, textos de corte analítico y reflexivo sobre cualquier arista de la música y los músicos cubanos.

“En Clave se han abordado temas sobre la música académica, la popular, la folklórica, su relación con las diversas artes, sus modos de existencia social, el quehacer de sus protagonistas y, en menor medida, la reseña de eventos, publicaciones y registros fonográficos.

Permíteme acercarme a tu mesa de trabajo… ¿Qué preparas?

“Pues… continúo el estudio del comportamiento de los juicios de valor sobre las letras de la música popular.  Asimismo, la investigación sobre la orquesta Aragón, me ha llevado a elaborar un proyecto sobre la figura de Rafael Lay Apezteguía, violinista, compositor y director por muchos años de esa charanga, pues su trabajo más allá de la agrupación, es poco conocido.

“También me ocupa mucho tiempo la labor editorial, más allá de Clave, con el trabajo que realizo para Ediciones Cidmuc y Ediciones Museo de la Música, fundamentalmente. La edición me aporta una cantidad inestimable de información y conocimiento”.

Durante la presentación de uno de tus libros, afirmas que “la música es una poderosa herramienta para conocernos a nosotros mismos”. ¿Cuánto debe la identidad nacional, nuestra manera de ser cubano… la picardía, el gracejo y la resistencia de la música de raíz popular?

“Las herramientas con las que se construye la música popular bailable cubana, son similares a los códigos que se utilizan en la comunicación habitual. Por eso, los términos y frases que se emplean son reconocidos por públicos mayoritarios.

“Esto se extiende a la manera en que nos apropiamos de esa música, de los temas que se escogen y la forma en que se abordan; también en el impacto que puede tener un tema musical en un momento determinado. Tiene que ver con los prejuicios que se muestran respecto a la asistencia a determinados espacios donde se consume esa música, por motivos que van más allá de lo que el arte convoca…

“Tiene que ver con las censuras y las difusiones excesivas de figuras y temas, que van desde lo puramente musical hasta lo que se mueve alrededor, con las relaciones económicas de una sociedad que, por momentos, asigna poder a individuos que realizan, consumen y difunden determinados géneros.

“Esos elementos identitarios se manifiestan igualmente en la manera en que bailamos, en la preferencia por determinados códigos de comportamiento, de vestuario, y así hasta el infinito, que dan la medida de que hablamos de un proceso complejo, cambiante y tan rico como la vida misma”.

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