Diana Fuentes, una voz hecha rostro

Foto: Eduardo Rodríguez

Foto: Eduardo Rodríguez

Diana Fuentes no fuerza la voz. No hay un solo sobresalto cuando habla. No lleva aretes, no lleva nada de pintura en los ojos ni maquillaje en la piel, no lleva pintalabios y si lo lleva es del mismo color de su boca. Su rostro no lo necesita, su rostro es tan sublime que algún retoque lo echaría a perder.

Diana Fuentes es delgada. Mucho más delgada de lo que la gente imagina. Y esa consunción entra de forma perfecta en su corto y sencillo vestido. Un vestido rojo que deja su espalda al descubierto, y muestra de principio a fin sus blanquísimas piernas que se trepan en un par de plataformas de madera que le corrigen con marcialidad el corvo.

Diana Fuentes tiene el pelo negro, que le cae en los hombros sin acostarse del todo. Tiene además dos tatuajes. El de la mano derecha es un ramo de flores aurora, flores blancas, flores para homenajear a la abuela Aurora Fernández. El de la mano izquierda es una pequeñita estrella que se mueve con el pulso, con la circulación dispar de sus venas azuladas; no es casual que esté en ese sitio: su hermano lleva una idéntica, encima de la sangre, en la parte izquierda, la parte del corazón.

Diana Fuentes llega con su esposo Eduardo Cabra por la escalera después de subir nueve pisos evadiendo un ascensor. Eduardo, visitante de Calle 13, está serio, da la mano y saluda con amabilidad, pero está serio. Lleva su gorrito de siempre y una mochila con un ordenador. Cabra, serio, va a conectarse a la WiFi de la revista. Diana y yo nos vamos a conversar.

Foto: Eduardo Rodríguez
Foto: Eduardo Rodríguez

¿Cómo fue esa primera etapa tuya en el escenario acompañando a Síntesis, X Alfonso, Carlos Varela…?

Cuando aún estudiaba Dirección coral en la Escuela Nacional de Arte (ENA) apareció la oportunidad de trabajar con Síntesis. Me propusieron acompañarlos en la grabación de un disco y luego me quedé con ellos durante seis años. En ese tiempo trabajé mucho con X, también colaboré con Aldo López-Gavilán, David Torrens, Amaury Pérez, Roberto Carcassés, Liuba María Hevia y Carlos Varela. Luego nos ayudaríamos en nuestros proyectos.

Después conocí a Descemer Bueno, y fue cuando comencé a trabajar en mi primer disco. Lo que más me llevo de todos esos años es la amistad. Soy muy afortunada por contar con amigos tan talentosos. Fue un tiempo súper lindo, porque cuando las cosas empiezan a ir bien y la rueda empieza a correr, todo es más fácil. A ellos les agradezco que en los inicios me hayan guiado, que hayan creído en mí, no todo el mundo te da la mano para montarte en el tren.

Amargo, pero dulce es un fonograma bastante anglosajón, y definitivamente Planeta Planetario es más caribeño, con mayor variedad de géneros musicales. ¿Hasta qué punto la producción musical de tu esposo Eduardo Cabra ha influido en las diferencias entre un disco y otro?

Eduardo contribuyó en un ciento por ciento al cambio. Este segundo disco tiene más sazón, es más latino. Es un disco que me tocó hacer fuera de Cuba y en el proceso de creación extrañaba todo, me faltaban tantas cosas que me aferré a la música y salió todo así. El primero es mucho más anglo porque es la música que escuchaba en ese tiempo, me encanta el soul, el R&B, tenía también de bolero y de feeling, pero todo anglosajón.

Pero muchos críticos comentan que este disco suena mucho a Calle 13. ¿Cierto?

Si yo no hubiese revelado quién era el productor del disco, se hubiera hablado solamente de un disco caribeño. Es buenísimo que haya ese debate y que la gente opine, cada cual es libre de tener sus criterios. Lo importante es que se están oyendo las canciones, pero no puedo aceptar que digan que hay una influencia de Calle 13 en ellas, porque no la hay. 

¿Se podría decir que Planeta Planetario es un disco mucho más ecléctico y que goza de una mayor diversidad textual que Amargo, pero dulce?

En Amargo, pero dulce hay canciones que escribí cuando tenía 15 años, ahora tengo 31. Son 15 años de vivencias y de muchas cosas más. En el segundo disco hay inquietudes como mujer, ser social, políticas, ideológicas y no solamente el amor, aunque el amor es una inquietud que siempre está en mi vida. 

Foto: Eduardo Rodríguez
Foto: Eduardo Rodríguez

Hay mucho de desengaño en tus canciones de amor, hay mucho sufrimiento… ¿Has sufrido mucho con tus parejas?

Como toda persona me he enamorado, me han engañado y me han roto el corazón. Puede que quizás también yo haya engañado a alguien. Nadie es perfecto, aprendemos de las meteduras de pata que hacemos y también de las meteduras de patas que nos hacen. Hay muchas canciones e historias personales que me tocan muy de cerca y que me hacen escribir esas letras. Soy muy romántica.

¿Qué de nuevo trae el álbum que estás preparando?

Tiene un poco de regresión a lo básico, a lo que canté al principio, un pensamiento de vida, un disco mucho más sencillo a nivel textual y queremos cocinar musicalmente algo que sea nuevo. El primer sencillo del disco debe salir en agosto próximo. 

Fuiste la segunda cubana en firmar con Sony, antes solo lo había logrado Celia Cruz. ¿Te sientes privilegiada?

Fue una gran oportunidad en mi carrera por todo lo que implicaba ser “la nueva cubana que entra a catálogo de Sony después de Celia Cruz”. Eso hizo que el disco tuviera una tremenda acogida en Colombia, Puerto Rico, México, Venezuela, Europa y en varios festivales de música alternativa en los Estados Unidos. Estoy muy contenta de haber acercado a Sony a mi casa disquera en Cuba, que es la EGREM, además, Sony pudo descubrir un catálogo mucho más amplio de los artistas cubanos y eso me hace sentir como una embajadora cultural entre las dos disqueras, ese es el premio mayor de Planeta Planetario. 

¿Has ido construyendo poco a poco tu imagen sin ayuda de prendas y maquillajes, o simplemente siempre has sido así?

Eso es un problema porque todo el mundo me quiere encasquetar quinientas cosas encima siempre. Y creo que ahí es donde se define la imagen de un artista, de cada quien, en que tú te sientas cómodo con lo que puedes sumar a ti. Trato de estar siempre cómoda para poder exteriorizar y representar lo que quiero sintiéndome a gusto. Ya hay una intención, estoy trabajando con varios estilistas para explotar esa imagen. Pero todo en un inicio fue totalmente espontáneo.

¿Te molesta el seguimiento de la prensa a tu vida personal?

No lo veo mal. Los artistas son los dueños de lo que dejan ver en sus vidas y ellos muestran lo que quieren. Hay que tener un poco de cuidado porque cuando ves en las redes sociales a Kim Kardashian en el baño, casi desnuda, diciendo que no sabe qué ropa va a ponerse, me parece exagerado. Mi esposo ha sufrido esa impresión sensacionalista y amarillista mucho más que yo. La prensa extranjera es más agresiva, y con Calle 13 más aún. En Cuba esas cosas son familiares y las agradezco, así siento el cariño y me da gusto cuando acogen mis temas personales, siempre que no sean invasivos, mientras no invadan y no se falte el respeto y los límites queden claros…

Foto: Eduardo Rodríguez
Foto: Eduardo Rodríguez

¿Después de estar muchos años sin cantar en Cuba, cómo fue la acogida del público en la gira nacional con Planeta Planetario?

Increíble, fue una cosa increíble después de tanto trabajo. Fueron unos conciertos espectaculares, a teatro lleno, de gente que esperaba que acabara el concierto para esperarme fuera, fui muy feliz de escuchar mis canciones cantadas por tanta gente, de saber que mi música llega a las provincias. Fue un gran reconocimiento y es lo más grande que me puede pasar.

¿“Los caminos”, tema dedicado a las deidades del panteón yoruba, habla de tu religiosidad?

Yo amo la cultura afrocubana, quizás en algún momento de mi vida pueda consagrarme a ella. Soy muy espiritual, creo que hay algo que nos conecta. Hay algo más, que está, que vibra, que se puede sentir si estás atento, si tienes las antenas bien puestas. Esa canción la escribí con William Vivanco y es una de las que más disfruto del disco. 

¿Ahí está la influencia de Síntesis?

Síntesis es una escuela. Todos los finales de año en mi casa bailábamos con ellos, nos hacíamos la limpieza con ellos (risas). Cuando comencé en el grupo tuve que estudiar mucho, tuve que aprenderme todos los cantos yorubas, todos los pataquíes de cada deidad. Honor a quien honor merece, Síntesis fue una gran escuela en mi vida. 

Llevas varios años alternando la vida entre Puerto Rico y Cuba. ¿Crees que Cuba está cambiando verdaderamente, que hay “otra realidad”, como tu tema?

Hay otra realidad, sí la hay, pero que cada quien la vea como quiera verla…

¿Tú cómo te imaginas Cuba de aquí a cinco años, o cómo quisieras imaginártela?

Espero que lo que puede resultar hoy una problemática no lo sea en cinco años, espero que el diálogo sea siempre lo fundamental para cualquier cambio, pero que sea un diálogo que realmente traiga la posibilidad del cambio… es lo que yo espero.

Salir de la versión móvil