Dominicana quiere que la salsa sea Patrimonio Cultural de la Humanidad

La propuesta será presentada en los próximos días ante la Unesco y ha generado controversia en las redes sociales, , en particular entre artistas y musicólogos cubanos, que defienden que la "salsa" es un término comercial y que su base musical es el son de Cuba.

La cubana Celia Cruz y el dominicano Johnny Pacheco, en la portada del disco "Celia & Johnny", de la Fania. Foto: celiacruz.com

La cubana Celia Cruz y el dominicano Johnny Pacheco, en la portada del disco "Celia & Johnny", de la Fania. Foto: celiacruz.com

República Dominicana pedirá que la salsa sea declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad ante la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), reveló la pesa del país caribeño.

Dominicana prepara desde hace meses el expediente para su evaluación y aprobación por el organismo internacional, una intención que ha sido apoyado por artistas y especialistas dominicanos en el tema.

La propuesta será presentada en los próximos días el por el embajador dominicano ante la Unesco, José Antonio Rodríguez.

“Existe un clima de alegría y esperanza de que esta moción (…) sea aprobada para que no sólo los dominicanos celebremos, sino todos los seguidores del género salsa, antes de finalizar el año”, según el periódico dominicano Listín Diario.

Contactado por el diario el experto dominicano Eugenio Pérez, quien trabaja en la concreción de la iniciativa, señaló como creador de la “salsa” al músico dominicano Johnny Pacheco, uno de los fundadores del influyente sello Fania junto al productor estadounidense Jerry Masucci.

Eddie Palmieri. Foto: El Diario de NY.

La Fania fue creada en Nueva York para agrupar y promover comercialmente a los exponentes de este ritmo, en cuyo núcleo tienen un peso fundamental los cubanos Mario Bauza, Celia Cruz, el boricua Noro Morales y los estadounidenses de origen puertorriqueño Tito Puente y Eddie Palmieri.

La salsa tiene una base rítmica en la que coinciden elementos del son y la guaracha, entre otros géneros, y en los años 60 y 70 fue una música de resistencia de los barrios latinos en Nueva York.

Sus principales representantes han sido a través de la historia los músicos de Puerto Rico, Cuba y República Dominicana, que en 2017 logró que el merengue fuese reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

La iniciativa ha generado controversia en las redes sociales, en particular entre artistas y musicólogos cubanos, que defienden que la “salsa” es un término comercial y que su base musical es el son de Cuba.

Cuba, la salsa y la timba

Una de las revoluciones de mayor trascendencia en la música popular latina en las últimas décadas ocurrió en Cuba con el fenómeno de la llamada Timba.

Juan Formell. Foto: David Garten.
Juan Formell. Photo: David Garten.

Esta nueva vertiente, defendida por instrumentistas surgidos en las escuelas de arte de la Isla, incorporó sonoridades y experimentos rítmicos que transformaron de forma radical el panorama creativo de la escena cubana  y marcaron un interesante punto de evolución en los conceptos de la música popular.

La salsa como universo que reúne diferentes afluentes rítmicos no fue reconocida en toda su dimensión en Cuba cuando comenzó a cobrar fuerza internacionalmente sobre todo en Estados Unidos, donde se interrumpió por la ruptura de relaciones entre ambos países el flujo de músicos cubanos que llegaban a Nueva York y que históricamente habían influido de forma notable al establecimiento y desarrollo de este sonido multicultural.

En Cuba, el son y la llamada salsa le deben mucho a figuras como Juan Formell, César Pupy Pedroso y Adalberto Álvarez que supieron en su justo momento mantener en pie la fuerza de un lenguaje cultural que hoy es reconocido en todo el mundo y cuya paternidad tiene varias ramificaciones que van en un viaje de ida y vuelta hacia Cuba, Nueva York, Puerto Rico y Dominicana.

 

Salir de la versión móvil