Economía “rockera”

Heavy metal, death metal, hardcore, black metal, rock alternativo, punk, rock sinfónico, art rock… todo eso se cultiva en Cuba y, aún así, María Gattorno, directora de la Agencia Cubana del Rock, nos comenta que la comercialización es el talón de Aquiles de este tipo de producción musical en el archipiélago.

Con ella, sobre quien sobrevuelan no pocas leyendas desde que a finales de la década del 80´creara El Patio de María —una suerte de rock club en una Casa de Cultura de La Habana— conversó OnCuba sobre “los números” que marcan el escenario económico de un género más considerado underground que comercial.

“La comercialización está en el mundo del dinero y los espacios, que a veces se hacen difíciles. El disco como fuente es casi imaginativa y aunque es el soporte que queda para la vida o como carta de presentación, no es fuente de ingreso para ningún artista en este país, me parece, y ojalá me equivoque.

“Decir ´yo tengo un disco o dos´, da determinado valor para defender la obra, pero la comercialización pura y dura para nosotros es el concierto donde el artista puede cobrar.

“Esa es una de las entradas que tiene la Agencia, pero es difícil organizar las presentaciones de los cuatro fines de semana del mes en el Maxim Rock, porque son muy pocos días y muchas bandas. La otra vía de ingresos es la realización en  otras locaciones o en provincia, pero ir al interior del país implica pago de transportación, de estancia y de la actuación, gastos que a las autoridades les resultan caros”.

Será por eso que dicen que el rock cubano “no vende”…

Es indudable: hay una dificultad de comercialización. A eso súmale que  necesita de cierto soporte tecnológico: un audio que no puede ser de 2 kilos porque hay que amplificarlo y una plataforma, luces…  Aunque por mucho público que tenga no se compensa el dinero invertido.

La contratación de una banda del Catálogo de la Agencia a veces es de 5 mil o 6 mil pesos cubanos, en dependencia del lugar, el momento, o las posibilidades económicas de las instituciones que contratan.

¿Tienen voz o voto los músicos en la negociación del precio?

Cada banda tiene un presupuesto y se sabe que por debajo de eso no les alcanzaría ni para pagarle a los músicos. Ellos evalúan las posibilidades de su perfil, su cantidad de integrantes y ponen un precio mínimo. Eso se lo respetamos, y entramos en las negociaciones de cuánto de lo recaudado será para la agencia, un 20%, un 30%…

¿De qué depende ese por ciento?

Depende de cada concierto, porque sería injusto que si es en Artemisa y ellos pagan de su bolsillo el transporte y otros gastos la Agencia les cobre el 30%, que es el máximo. El mínimo es un 15%.

¿Y cobra aunque se autogestionen todo, incluso el local?

Sí, porque recuerda que a todas las empresas musicales se les paga la representatividad que repercute, por ejemplo, en la facilitación de todos los trámites legales que necesita la banda, en una estructura económica que ellas no tienen… La Agencia les paga una parte de sus impuestos por Seguridad Social y hay un respaldo institucional, aunque no es todo lo que quisiéramos hacer.

¿Tienen algún poder de decisión los músicos sobre lo que hace la Agencia?

Claro. Cuando un músico se va a presentar debe presentar un proyecto de lo que quiere: vamos a usar tal espacio, e invitar a tantas personas, y a poner un cartel en el fondo del escenario, se va a cobrar por puerta, etc.

Y si la estructura fuera más flexible ¿qué pudiera mejorar en la Agencia Cubana del Rock?

Eso ya entra en la categoría de los sueños. El factor económico en última instancia es el que determina, eso es una tesis marxista: tu poder económico te hace más o menos fuerte. En estos momentos quisiéramos tener un transporte para que nuestros artistas se trasladaran adonde quisieran presentase, un módulo de audio para el trabajo en exteriores… y bueno, con dinero sería fantástico porque invertiríamos más en promoción, imágenes, quizás hasta costearíamos los discos o pagaríamos giras a festivales en el exterior, lo que para nosotros es casi un sueño.

¿No pueden gestionar giras?

Sí se puede, he sabido que lo han hecho en otras ocasiones, pero no es fácil que un Festival te pague el pasaje de todos tus músicos, la estancia, la alimentación y te den dinero de bolsillo para que puedas sobrevivir en Brasil, Francia o cualquier otro lugar.

¿Y en qué usa entonces la Agencia su presupuesto?

Se divide en muchos rubros, algunos de la estructura interna como el pago a  la plantilla, y la parte más importante se destina a las peñas o a subvencionar agrupaciones que a pesar de su calidad artística  casi no recaudan por taquilla. Entre esos grupos ‘protegidos’ de nuestro catálogo está Anima Mundi, que cultiva el rock sinfónico y que entre septiembre y octubre tiene una gira por Europa,  donde el art rock tiene muy buena acogida.

En Cuba, según datos ofrecidos en exclusiva a esta revista por la Agencia Cubana de Derecho de Autor Musical (ACDAM), la recaudación bruta por el uso de obras musicales cubanas en 2013 fue de 37 millones de pesos entre las dos monedas (nacional y pesos convertibles). El rock cubano no está entre las más comercializadas.

De hecho, de los más de 11 mil cantantes y titulares de canciones asociados a la ACDAM, los músicos Israel Rojas, Osmani Spinoza  y Descemer Bueno, están en los primeros lugares de la lista de los más reproducidos junto a clásicos del archipiélago que “nunca bajan” como Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Miguel Matamoros.

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