Esto es un boceto, un atisbo que apenas permite sospechar al hombre que fue Bebo Valdés. Para que este texto adquiriera cabal dimensión, serían necesarias un par de voces que aquí faltan, sería necesario acudir al Quivicán natal, a la Suecia segunda patria, a todos esos parajes y personas en los que dejó huella. Pero no es posible. Parafraseando a Ana Prieto a propósito de Borges, entre los recuerdos, las veracidades y el eco, el único testimonio es su música. Pero aun así surge terca e imperiosa la necesidad de un texto como este.
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