José Antonio Méndez (Pepito), director de orquesta

José Antonio Méndez

José Antonio Méndez (Pepito) / Foto: Alain L. Gutiérrez

Este Pepito de hoy no es el de los cuentos aunque tiene mucho que contar en tan solo 29 años de vida. Tampoco es el corneta de Elpidio Valdés, aunque es un luchador incansable que en el año 2005 organizó otra vez, por iniciativa propia, la Orquesta del ISA*, que todavía dirige.

Estudió dos carreras simultáneas, algo muy poco común en la enseñanza cubana, Dirección Coral y Dirección de Orquesta. Ha cantado con algunos de los principales coros del país, durante dos años tocó el clavicémbalo con el grupo Ars Longa y es director asistente de la Sinfónica Nacional de Cuba:

“Yo quería ser pelotero pero cantaba y asistía a una escuela de arte. Mi padre (José Antonio Méndez) es director del Coro de Cámara de Matanzas y mi mamá (Liliam Padrón) dirige la compañía Danza Espiral, también de Matanzas.

“La música para mí era un juego y pensé que, si era así, entonces sería buenísimo estudiarla. Si analizas, el verbo tocar, referido a la música, en inglés es play y en francés juer, en ambos si lo traduces literalmente significa jugar, no sé por qué en español le decimos tocar si la música es un juego, es algo que te da placer. Uno debe tener prioridades en la vida. La escuela es buena, pero el programa de estudio podría ser mejor. Yo era buen estudiante porque cumplía los deberes y salía bien en los exámenes, pero faltaba mucho a clase. Iba a muchos ensayos, organizaba la orquesta, tenía presentaciones. Yo no cambiaría una clase magistral de algún buen músico por una conferencia de una asignatura que estoy seguro no me va a aportar tanto para mi carrera. Si pudiese modificar el programa de estudio de la música en Cuba dedicaría más tiempo a la Música de Cámara, Dirección de orquesta, Historia de la música, Solfeo y a cantar en coros, que es muy importante para todos los instrumentistas.

“De no haber sido músico me hubiera gustado ser cocinero. Hay muchos lugares donde el chef sale en mitad de la noche a cantar… si tuviese el tiempo me gustaría tener un lugar así. Escucho mucho jazz y música cubana. Y bailo, no muy bien, pero me gusta dirigir ruedas de casino. Mis experiencias fuera de Cuba me han demostrado que somos mucho mejores de lo que pensamos, que tenemos muy buena preparación a pesar de las escaseces materiales que vivimos. Uno siempre tiene paradigmas. Pero muchas veces la gente que realiza ese sueño, o llega a ese lugar soñado, se da cuenta que no es lo que esperaba. He estado en Austria y he visto a la Filarmónica de Viena y de Berlín, y descubrí que sus músicos pueden trabajar cinco años juntos y apenas se han saludado dos veces en todo ese tiempo.

“Podrán estar cerca de la perfección musical pero esa no es la orquesta que yo quiero. Cada concierto que hago lo visualizo tanto, lo organizo, lo estudio tanto, que es como un sueño realizado…”

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