La Habana de Carlos Varela y muchísimos cubanos

Carlos Varela cantó como un ángel para presentar un libro que retrata a Cuba, una época y el sentir de generaciones de compatriotas esparcidos por el planeta.

La publicación de “Habáname: La ciudad musical de Carlos Varela” valida la capacidad de cronista de un cantautor que trascendió períodos de silencio mediático e incomprensiones algo polémicas dentro de su isla porque cantaba sentidos disímiles y razones tristes pero válidas, muy reales.

Como si los años no pasaran por él, con la misma apariencia de gnomo astuto, el cantautor revivió “Como los peces”, “Muros y puertas”, “Árboles raros”, “Habáname” y “Siete”, entre otros temas fabulosos de su creación en la cual nunca perdió de vista una máxima nada trivial: la gente siempre sueña.

Con los sueños de su generación Varela se atrevió a tejer canciones desgarradoras, contestatarias y al mismo tiempo románticas. La publicación de “Habáname…” valida la capacidad de cronista del compositor que hace unas horas invitó al escenario a otros grandes como Gerardo Alfonso y Frank Delgado para rendir homenaje al amigo recién fallecido Santiago Feliú, destacado trovador de la misma estirpe. “Perdimos un punto cardinal”, lamentó.

El músico exhortó a que cada uno de los presentes alzara cualquier objeto luminoso mientras todos coreaban “como un ángel”, el estribillo de ese tema suyo que habla de ausencias, dolores y partida. “Luz para Santi”, dijo más de una vez.

Con Alfonso y Delgado compartió “Memorias”, una canción dedicada al extraordinario cineasta cubano Tomás Gutiérrez Alea que los cubanos cantan a gritos por el disfrute de retornar a la infancia y porque la juventud actual vive –con humor y naturalidad- las marcas descritas.

A los tres gigantes se sumó un más joven trovador, Adrián Berazaín, a fin de interpretar “Para Bárbara”, una canción de Feliú que Varela consideró uno de los más bellos temas de amor compuestos en lengua española. Vale señalar el acople musical de la banda del guitarrista en la cual sobresale la maestría del pianista Aldo López-Gavilán.

Este concierto fue apoteósico, el mejor complemento en la presentación de un libro cuyo título alude a la ciudad natal del músico, motivo de inspiraciones, pero que relata parte de la historia social del país caribeño en la última década del siglo XX y la primera del XXI.

El volumen compila ocho ensayos de investigadores y musicólogos cubanos, canadienses y norteamericanos, contiene fotografías de Varela y las letras de todas las canciones incluidas en su discografía oficial.

   Los autores de los ensayos realizaron una inmersión parcial, que no se pretende conclusiva, en diferentes aspectos de la obra de Varela, cada uno desde sus particulares percepciones sobre los temas y realidades que movilizan la creación de este artista, señaló la periodista Xenia Reloba.

La también editora del libro y autora de uno de los textos resaltó cómo la trayectoria del compositor ha devenido una influencia importante para muchos contemporáneos, dentro y fuera de su país.

Junto a Reloba, la canadiense Karen Dubinsky y la cubana María Caridad Cumaná realizaron el trabajo de compilación para este volúmen del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau, presentado en la 23 Feria Internacional del Libro de Cuba.

Precisamente Cumaná recomendó a Dubinsky hace una década que si quería entender algo sobre el país y su historia debía acercarse a las letras de Carlos Varela. Aquel pequeño consejo devino simiente de “la ciudad musical”.

Por su parte, el cantautor agradeció a los ocho ensayistas por la obra que a su juicio deja en claro si tuvieron sentido algunas de las canciones entonadas esa noche en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes.

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