Lenier Waño: “Todavía no me he encontrado musicalmente”

"El primer disco nació de un sueño, el de hacer mi carrera independiente. Ya estoy mezclando mi segundo fonograma y responde más a lo que busco".

Foto: Cortesía del artista

Lenier Waño ingresó a las filas de  Qva Libre en 2008, convirtiéndose rápidamente en uno de los vocalistas que identificó la visualidad de la banda. El grupo fue alcanzando un sello distintivo en la escena cubana con su mezcla rítmica que nació en el underground, hasta que ocupó un sitio representativo en el circuito de la música cubana más promovida y reconocida en los medios. Waño tuvo sobre sus espaldas una parte notable de la proyección escénica del grupo con cuya sonoridad, sin embargo, dejó de identificarse.

“Musicalmente Qva Libre cambió mucho. Cuando yo entré la música de la banda era bastante atípica. Se sostenía sobre la base del rap con rock and roll y elementos rítmicos cubanos. Eran muy freakys. Sin embargo, el público freaky no quería a Qva Libre y el público en una escala más amplia también se sentía raro con la banda.  Después tuvo más aceptación con videos de canciones como ‘Buena suerte’. Me fui en una etapa en que ya su música no era a lo que yo estaba acostumbrado”, recuerda el cantante en una conversación con OnCuba.

¿Reconoces algún detonante que haya impulsado tu salida de la banda?

Cuando yo salí ya la banda estaba rozando mucho la música urbana. Uno no puede perder la esencia aunque abarque otros géneros. Yo no me sentía bien en los conciertos porque tenía otros intereses. Soy muy espiritual y me gusta sentirme bien en los lugares donde estoy. Entonces decidí separarme del grupo para emprender mi carrera independiente. Hoy en día pienso que fue lo mejor que hice.

 

En meses recientes publicaste tu primer disco “A cualquiera le gusta” (Bis Music). ¿Crees que este álbum define totalmente el territorio que quieres marcar en la música cubana?  

Cuando salí del grupo le presento la propuesta de mi primer disco al productor José Manuel y a Bis Music. Es un disco que está sobre la música urbana, pero tiene mucha fusión. Me motiva fusionar géneros como la kisomba, el funk, el songo, el son. Mis intereses son muy variados. Yo era productor de muchos de los temas de Qva Libre. Me quedé siempre con esa visión referente a la música en cuanto a escena y performance. Para mí este disco es una fusión entre lo urbano y lo tropical. Cuando lo publiqué me encasillaron en el género urbano, incluso en el Cubadisco, donde fue nominado en esa categoría. Yo estuve de acuerdo con la categoría pero no me quedé contento. Cuando uno escucha el disco se da cuenta que no es solamente música urbana, que tiene otros matices de géneros como el pop, y la música tropical.

Yo produje este disco hace 3 años pero ahora fue que se licenció. Para mí ya resulta una propuesta vieja. Incluso, tengo un segundo fonograma que se lo presenté al productor José Manuel. En Cuba hay público para todo tipo de música, para cada estética. Hasta ahora he tenido aceptación en los escenarios donde he tocado en mi corta carrera como solista. La gente lo ha recibido de manera positiva.

¿No temes que se etiquete estrictamente dentro de la música más comercial?

En Cuba está ocurriendo un fenómeno marcado por la música facilista.  Uno anda en la calle y oye mucho el reguetón más urbano, una música muy facilista que, sin embargo, es la que el público pide. No creo que mi música sea tan comercial. Si bien incluye géneros comerciales,  su abanico es muy variado. Le permite a la gente con diferentes intereses no encasillarse con un tipo de música, sino identificarse con otros estilos.

Me ha pasado que estando en un escenario el público me exige reguetón. No estoy en contra del reguetón que se está haciendo, pero siento que la mayoría consume el más sencillo, menos elaborado. La mayoría de los artistas de las nuevas generaciones hacen este mismo género. Es algo muy raro… Yo, hasta ahora, no he recurrido a eso. Sí tengo a muchos productores que trabajan conmigo que siempre me lo sugieren, pero no he querido hasta ahora hacer una música fusionada con esos ritmos.

¿Aceptarías en algún momento colaborar con exponentes del reguetón?

Decir no ahora mismo es algo bastante atrevido. Uno siempre va cambiando en cuanto a deseos y pretensiones. Siempre estoy abierto a grabar propuestas nuevas, a hacer colaboraciones. A lo mejor mañana grabo con algún artista de reguetón y no pasa nada. Pero hacer una producción mía con ese ritmo solamente no me interesa. Si me invitan a hacer una colaboración, no obstante, podría hacerla.

¿En qué segmento de la música cubana concibes tu obra?

La veo dentro de la música fusión. En Cuba hay muchos grupos de este estilo. A pesar de que colinde con lo urbano y que tenga que ver con la sonoridad tropical.  Pienso que la gente pueda aceptar mi música. Lo que siento es que uno nunca puede perder su sello, aunque pueda desdoblarse y apropiarse de este género para hacer su propia música, como lo han hecho JG y La Charanga Habanera.

¿Cómo fue el proceso que te llevó a la grabación de este disco luego de salir de Qva Libre?

Mucha gente piensa que los artistas son afortunados por el solo hecho de ser artistas. Pero un artista pasa mucho trabajo no solamente en Cuba. Salí de Qva Libre con la idea de armar una banda. Al principio tenía un proyecto con Reiner Mariño y el dj UIltrasonic.  Con ese mismo formato nos presentamos en algunos escenarios. Pero no me sentía cómodo. Tenía el deseo de hacer otra cosa. Venía de una banda con una potencia musical grandísimo y que sonaba “macho”. Yo quería hacer una banda que sonora así. Por eso creé una agrupación con un formato bastante arriesgado. En escena somos 11 músicos, quienes ya han logrado un sello. Este camino me costó mucho. Estuve seis meses esperando para entrar a la empresa, a estar legal para poder trabajar. En ese tiempo mucha gente me llamaba para tocar porque no tenía papales ni tenía una plantilla en el Instituto Cubano de la Música ni el Ministerio de Cultura.

Un  músico pasa mucho trabajo. Perdemos mucho tiempo en el que uno pudiera estar con la familia. También pasa que uno trabaja y no sabes cuándo te van a pagar. A veces demora mucho que te entregan el cheque para ir a cobrar por tus actuaciones. Es un poco incómodo, diría yo. A veces tienes que alquilar el audio, la guagua. Después me exigen el 10 por ciento de las ganancias. Uno gasta mucho dinero en la producción sin saber si se va a llenar el concierto. A mí me ha pasado muchísimas veces y hay muchos artistas que están en mi pellejo. El problema es que si no lo haces de ese modo no tocas en ningún lado. La mayoría de los trabajos lo consiguen los propios músicos cubriendo todos los gastos. Las empresas muy pocas veces te ofrecen la posibilidad de hacer conciertos.

¿En qué etapa de tu carrera te encuentras luego de presentar “A cualquiera le gusta”?

Sigo creciendo como músico y madurando. No me he encontrado musicalmente. El primer disco nació de un sueño, el de hacer mi carrera independiente. Ya estoy mezclando mi segundo fonograma y responde más a lo que busco. Es muy cubano. En las siguientes producciones espero seguir encontrándome y madurando espiritualmente. Mi principal propósito es tener como base de mi obra la cubanía, para rescatar géneros que se han perdido de Cuba como el songo, el pilón, o el mozambique.

Yo no he pensado vivir de la música. Soy un tipo muy campechano, muy natural. Mis padres nunca pudieron ponerme en una escuela de música aunque desde niño siempre cantaba y quería ser músico. Hoy mi pretensión es brindar mis canciones sin pensar si puedo vivir de mi trabajo del arte. Quiero hacer música para que la gente baile y se divierta.

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