Osmani Espinosa: “Nunca me ha gustado la censura”

Foto: Osmani Espinosa

Foto: Osmani Espinosa

 

Enfrentado casi siempre al reconocimiento del público y a éxitos que lo posicionan cómodamente dentro de la competencia artística, Osmani Espinosa no logra detenerse como compositor y productor de música popular cubana.

Varios temas con mucha pegada como “Lo malo se va bailando”, “El verano ya llegó”, “Pelearnos un ratico” o “La dura” constituyen ejemplos claros de este manzanillero que desde La Oficina Secreta imagina temas musicales que consiguen imponerse con facilidad en el gusto nacional o extranjero.

En entrevista con OnCuba el artista compartió criterios sobre su trabajo, los planes de colaboración con artistas de dentro y fuera de Cuba, los móviles que lo impulsan a mejorar sus resultados, así como los retos que ha tenido que enfrentar para lograr imponerse en un ambiente que, en ocasiones, se vuelve hostil.

¿El amor, la vida, lo cotidiano?

Me siento cómodo con los temas de amor, de la vida cotidiana…con el costumbrismo. Mis canciones siempre abordan cuestiones que nos ocupan diariamente y también tienen mucho de mí. Lo más difícil es no tener de qué hablar, no contar con una base sólida para una historia. Pero la melodía me viene muy fácilmente y no se me traba la composición cuando tengo el pie forzado y la temática justa de lo que quiero. Busco mejorar día a día, pero conquistar a las personas es muy complicado.

¿Cualquier tema funciona para cualquier género?

No todas las temáticas suponen el mismo género; puedes forzarlas y que te funcione el intento, pero sería la excepción. A la hora de escribir hay que tener en cuenta que aquello que se desee transmitir encaje realmente en la sonoridad adecuada.

¿Siempre logras una buena empatía con los cantantes?

Eso intento en todo momento porque es importante. Los músicos me dan la libertad de componer lo que yo crea que pueda ser un éxito. Siempre tengo bastante trabajo, pero buscar que una cosa no se parezca a otra es bastante difícil.

A veces elaboro letras pensando en determinados artistas, levanto el teléfono y les digo que les tengo el tema listo. Y usualmente me lo aceptan porque tengo una ética elevada con los cantantes. Me veo y me ven como un compositor, pero detrás de todo ese trabajo hay también una labor de producción y realización que me hace más profesional.

Osmani Espinosa. Foto: cortesía del entrevistado.
Osmani Espinosa. Foto: cortesía del entrevistado.

Supongo que la composición es un camino que se recorre paso a paso, hasta llegar a ser reconocido.

En ese camino hay que tener paciencia porque casi nadie toca el cielo desde el primer tema. Pero salir del anonimato y realizar un trabajo inicial para colocarse en el panorama musical es muy importante.

Hay quienes llegan con una idea de lo que quieren, otros no y buscan probar. A estos últimos les sugiero algo de moda para que les resulte más fácil. Al principio algunos piensan que sus propuestas serán las más sensacionales, y eso no es malo pues nutre la autoestima y les da seguridad personal; pero la opinión de alguien con más experiencia puede ayudarlos mucho a triunfar.

A principios de este año te otorgaron en Estados Unidos el Premio BMI en la categoría Tema Más Interpretado del Año con la canción Que suenen los tambores. ¿Qué te pareció haberte convertido en el primer cubano que obtiene ese galardón?

Para mí fue una grata sorpresa. Se trata de un premio que no se entrega propiamente a los intérpretes, sino a los compositores, creadores y productores americanos y de algunos otros países, sin incluir a Cuba.

Pero gracias a mi editora Planet Records pude competir y con dos meses de antelación me avisaron que estaba nominado. Fui a Los Ángeles y obtuve el premio.

Se trata de un tema que estuvo en el primer puesto de los Billboard Latinos durante el 2015.

Eso me llena de mucha satisfacción. Está inspirado en mi propia vida, en el cubano que emigra a La Habana, en las personas que pasan mucho trabajo para conseguir las cosas. Es la canción de nuestra pelea por vivir en una Cuba difícil y en una Habana complicada para avanzar. La escribí en un momento que ya no tenía esa lucha pero me vi muy reflejado en ella.

¿Siempre la concebiste para Laritza Bacallao?

Ella misma me la pidió porque pensaba ir a Brasil y quería un tema con tambores, muy bailable. No obstante, la canción está hecha para nuestra cubanía, aunque ya se ha vuelto internacional. Por ejemplo, Víctor Manuelle ha tenido mucho éxito con ella. Le tengo cariño a muchas composiciones pero el tema “Que suenen los tambores” me ha llenado de cosas lindas que me enorgullecen. A veces temo no poder superarlo.

En tus viajes a Estados Unidos has intercambiado con músicos cubanos radicados allá. ¿Has recibido alguna opinión de ellos sobre el trabajo de los artistas que residen en Cuba?

Sí, ellos han hablado mucho conmigo sobre lo que hacemos y piensan que mi trabajo es muy bonito. Sienten mucho cariño por las cosas que hacemos aquí y siempre transmiten un mensaje de añoranza por no estar acá haciendo música. En cada viaje me doy cuenta de que hay que estar aquí para producir, porque el espíritu se pierde si uno se va de Cuba y nos convertimos en otras personas, a pesar de que no perdemos nuestras raíces.

Otro de tus éxitos más recientes ha sido el tema “La dura”, interpretado por Jacob Forever. ¿Qué crees de la acogida que ha tenido entre el público?

Me parece muy bueno que guste. “La dura” es el clásico ejemplo de una canción callejera que se vuelve romántica. El primer verso es de amor, después empieza una tonalidad medio urbana, y el estribillo es completamente callejero. Es un tema con muchos matices y lo único que necesitamos los compositores para lograr un resultado como ese es vivir plenamente, trasnochar un poco. Porque cada noche tiene su historia.

Sin embargo, el video clip presentó algunas vicisitudes.

El video de “La dura” es un clip maravilloso hecho por Manolito Ortega, pero un comité de censura planteó que la escena donde Jacob regalaba un carro constituía una imagen ostentosa. Yo me manifesté en contra de eso porque no estoy de acuerdo con la censura cuando hay un trabajo bien hecho que refleja el esfuerzo de muchas personas. Después de eso se levantó la censura.

Habitualmente, el reggaetón está censurado. Creo que es una política absurda si existe un trabajo sano y con calidad. No entiendo ni entenderé por qué los reguetoneros cubanos tienen el privilegio de hacer televisión internacional y salir en canales como Univisión o Telemundo y aquí a veces nos cuesta trabajo presentar a un Diván, a un Jacob o a un Chacal.

Yo reconozco que hay artistas polémicos, pero si hacen buena música tienen el derecho de salir en la televisión cubana y que el público nuestro los conozca. No hay necesidad de que una canción suene en todas las discotecas del país y jamás la veamos en la pantalla nacional.

Pero existe un criterio un poco generalizado de que algunas canciones tienden a la vulgaridad.

Es cierto que hay una tendencia, fundamentalmente en la música urbana y de fusión, incluida la timba, a emplear palabras fuertes, con letras vulgares. No obstante, pienso que se ha mejorado en ese sentido. El reggaetón es un género muy rico que ha ido evolucionando: se está fusionando más y las letras se han enriquecido. Hay muchos grupos de reggaetón que están buscando compositores para que escriban sus canciones. Eso es un paso de avance muy bueno. Hay que saber alejarse un poco del entorno más cercano porque con letras malas no se va muy lejos. Las letras vulgares se quedan en el barrio.

¿Qué has hecho recientemente?

Ahora mismo acabo de incluir cinco temas en el disco Invicto, de Jacob Forever, que saldrá en septiembre; y estaremos lanzando a finales de agosto el CD Nuevo mundo, de Diván, con muchas canciones mías y de él. También presentaremos un tema nuevo de El Chacal, nombrado “La cámara”.

Además, tengo planes de colaboración con Pitbull, J–Balvin, Maluma. Ojalá todo salga bien. Estamos trabajando duro desde La Oficina Secreta, que es prácticamente una disquera. Empezó como un estudio de grabación, después pasó a ser especie de una casa productora, pero la cosa se ha puesto seria en los últimos tiempos al punto de que tenemos contratos oficiales para presentar artistas, promocionarlos, producirlos, gracias al apoyo incondicional de Planet Records. Hemos hecho un buen trabajo en poco tiempo. Ahora falta mantenerlo y consolidarlo.

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