Paul Seaquist: “El talento de Cuba es incuestionable”

Pocas veces se tiene la experiencia de vivir dos vidas en una. Y para Paul Seaquist, empresario chileno de la danza, con una carrera meteórica para su corta edad, gestionando la carrera de uno de los bailarines legendarios del mundo del ballet Vladimir Malakhov, desarrollando y produciendo galas en los principales escenarios, co-dirigiendo compañías en Alemania o Japón, Cuba fue un parteaguas cuando descubrió, según cuenta, “el talento que tiene la Isla, que es incuestionable”.

En Cuba creó vínculos fuertes con las instituciones culturales y creó un festival, un concurso y un regalo danzario para el pueblo cubano al más alto nivel del mundo; pero no es todo. Ahora se aventura a crear un sello discográfico en Cuba para el desarrollo de carreras musicales de músicos locales y proyectarlos al mundo.

Tengo entendido que su principal labor como gestor, mánager y empresario se ha desarrollado en el mundo de la danza en el cual ha obtenido resultados sorprendentes. ¿Por qué aventurarse ahora en el mundo de la música?

Todo en la vida tiene puntos de fatiga estructural. Me parece que luego de casi veinte años en el negocio de la danza, es normal querer diversificar y estudiar otras avenidas de crecimiento. Esto no quiere decir dejar un rubro para comenzar en otro; afortunadamente no tengo que elegir por uno o el otro. Es más, mi equipo y yo estamos muy entusiasmados por enfrentar estos dos mundos con la seriedad y eficiencia con la cual enfrentamos todos nuestros retos.

En el mundo de la danza, hemos tenido éxitos sin precedentes. Durante mi gestión he creado a la estrella más grande de la danza del planeta, hemos recorrido el mundo no sólo bailando sino enseñando y haciendo obras benéficas y hemos tenido gran éxito con nuestros proyecto el Grand Prix Vladimir Malakhov en Cuba (el cual ahora estamos proyectando para otros países de América Latina, comenzando por Brasil ahora en abril).

El bailarín Malakhov durante una clase magistral en Cuba. Foto: Yuris Nórido.
El bailarín Malakhov durante una clase magistral en Cuba. Foto: Yuris Nórido.

Aunque el modelo de negocio de la danza es completamente diferente al modelo de la industria musical, sí hay bastantes similitudes. Estaremos trabajando con artistas, estaremos desarrollando sus carreras, y promocionando y comercializando nuestros logros con nuestro equipo.

A mi siempre me han gustado los retos. Si no, no estaría desde hace tanto tiempo trabajando en el mundo del arte. Este es, sin duda un reto más, un riesgo indudablemente. Pero, la vida sin riesgos no hace mucho sentido para mi. Sin grandes riesgos no hay grandes victorias. Y sin grandes riesgos los logros parecen regalados, o lo que es peor prestados.

Para un hombre con una visión cosmopolita como usted, ¿que lo atrapó de Cuba? 

El talento artístico es inimaginable. He tenido la oportunidad de reconocer a algunos de los mejores artistas que he visto en mi vida en los lugares más insólitos de Cuba. Algunos de los más interesantes coreógrafos y bailarines que conozco son de Guantánamo, por ejemplo, y algunos de los músicos más extraordinarios que he visto en mi vida son de Pinar del Río, de la Isla de la Juventud o de La Habana.

Cuba, para mi tiene esa sensación de infancia. De estar en un lugar que ya he vivido antes y en el cual todo es posible. En el mundo de la música La Habana es como el Londres de los años 60, donde se produjo la gran explosión británica con Los Beatles y los Rolling Stones. Es un semillero de oportunidades las cuales hay que saber desarrollar con visión y cariño.

Creo que hay mucho que hacer con y para la música en Cuba. A pesar de ser el lugar con la mayor cantidad de talento por metro cuadrado que conozco, por razones ya demás conocidas este talento no ha podido ser explotado en su totalidad. Todo el mundo intuye ese talento o porque lo ha dejado claro Celia Cruz o el Buena Vista Social Club o Pablo Milanés, o de alguna manera Gloria Estefan también (aunque con mayor distancia), o por lo que está haciendo más recientemente Gente de Zona.

Extrañamente, los más grandes talentos de la Isla siguen en silencio. Hay muchos motivos para esto, pero creo que el fundamental es la falta de una estrategia de desarrollo de carreras clara y actualizada. El talento por si solo muchas veces no es suficiente, ese talento tiene que ser regado, y cultivado y administrado eficiente e inteligentemente…

¿Cree que es el momento adecuado para hacerlo?

De alguna manera me parece que ese momento ha sido adecuado siempre. Sólo ha faltado la visión para hacerlo. Ese “ahora” tiene un carga oportunista que me parece no me representa a mi ni a mi gestión. Yo llevo trabajando en Cuba y gestionando proyectos relevantes mucho tiempo antes de que ese “ahora” fuera incluso sospechado.

Creo que si grandes de la música pudieron lograrlo, como los antes mencionados, otros también hubieran podido hacerlo. Me parece que ha habido una falta de visión y entendimiento por parte de artistas pero más importantemente de sus manejadores de cómo dar los pasos correctamente.

Ha habido y sin dudas también una falta de recursos sin la cual es muy difícil si no imposible comenzar siquiera a pensar en gestionar y en movilizar ideas. Esta falta de recursos ha paralizado efectivamente iniciativas. Es difícil pensar en un Grammy cuando los frijoles no alcanzan para la familia completa. Yo no vengo con grandes recursos, pero sí con buenas ideas y motivación que podemos echar a andar y si las cosas resultan como me proyecto puede que hayan suficientes frijoles y hasta tal vez alcance algo para soñar en un Grammy o dos.

¿Qué es SP RECORDS? 

En este momento estamos desarrollando nuestros primeros discos. Estamos en proceso de terminar un disco de Jessee Suárez llamado “Un Nuevo Día”. Este es un disco espectacular que va a dar mucho que hablar. De más está decir que Jessee es ya casi realeza en el ambiente musical cubano y que sus composiciones y producciones han alcanzado ya un lugar muy respetado.

Al mismo tiempo estamos terminando en primer disco de un joven talento llamado Ramiro, proveniente de la Isla de la Juventud. Ramiro tiene, a mi juicio, el talento para llegar a ser el próximo Luis Miguel.  Me entusiasma mucho poder llegar a ver qué tan lejos podemos llegar con él. Ramiro es un compositor como pocos que va a dar mucho que hablar y que creo va a ser muy bien venido no sólo en Cuba sino en el mundo entero.

Seguimos trabajando también con nuestra estrella Mariolis, quien acaba de regresar del Festival de Viña del Mar donde estuvo cantando con Ricardo Montaner; y estamos por embarcarnos por una larga gira de USA y posteriormente por Cuba entera promocionando su disco “Quiero Cantar”. Nosotros hemos creado un mantra con Mariolis, que dice “si Cuba no viene a nosotros, ¡nosotros vamos a toda Cuba”!

¿Qué música interesa a Paul Seaquist representar o producir ? ¿Qué artistas aparecen en su visión como empresario para lograrlo? 

Música de calidad. Yo tengo un espectro bastante amplio en cuanto a gustos musicales. Crecí escuchando música norteamericana por parte de mi padre, bastante música country tipo Patsy Cline, Kenny Rogers. Por el lado de mi madre bastante más música latina, bastante folklore, pero también bastante de Elvis.

 

¿A su modo de ver, qué falta en la gestión empresarial de la música cubana hoy?

Hoy en día el negocio de la música es tan amplio y tan diferente a lo que fue alguna vez, que es preponderante la constante reinvención y la actualización de modelos de gestión y de negocio. Los discos físicos ya prácticamente no existen por tanto los canales de distribución son no sólo diferentes sino intangibles. Hoy ya ni siquiera se utiliza la palabra “disco” o “música” sino “contenido”… y esa promoción y posterior comercialización de contenido se efectúa fundamentalmente en el espacio virtual.

Hoy en día ya prácticamente ni las radio emisoras ni tiendas de músicas son ya necesarias. Para eso está Spotify, I Tunes y Apple Music, Facebook o Youtube.

Quien hoy en día no este manejando sus redes sociales a la perfección pierde un gran porcentaje del mercado.

El secreto está en saber cómo monetizar ese contenido. Y para llegar a respuestas se necesita una gran dosis de imaginación y visión. Hoy en día se está escuchando más contenido que nunca, de esto no cabe duda alguna. Es normal, cosa que hace diez años era imposible, tener, mil o dos mil canciones en nuestros teléfonos celulares e ir rotándolas por nuevas o más actuales con la presión de un botón.

Este es un interesante momento para estar en este negocio. Estamos en el centro de una revolución que está reinventando todo cuanto hasta ahora creíamos saber o tener más o menos comprendido.

¿Al momento de escoger los artistas para formar su catálogo, qué busca?

Hay dos aspectos fundamentales para que SP Records elija a un artista. El primero, que sin lugar a dudas es fundamental, es su calidad, tomando en cuenta todas las acepciones de la palabra calidad. La calidad de un artista tiene muchos matices y nosotros estamos abiertos a acariciarlos todos. Es indudable que el estilo de un Freddy Mercury es completamente diferente a la de Frank Sinatra, sin embargo el nivel de la calidad de ambos es incuestionable. Lo mismo pasa con Pablo Milanés y Ricardo Montaner por ejemplo. Estamos abiertos a todo tipo de diferencias de estilo y géneros, sonoridades y propuestas siempre y cuando sean, a mi juicio trascendente, a un periodo de tiempo.

El otro es que los artistas sean buenas personas. Esto puede sonar tal vez un poco naive pero no lo es. Especialmente cuando se trabaja con artistas y sus creaciones se están tocando fibras muy delicadas, se pasan muchas horas corrigiendo, mejorando, ensayando, grabando y por fin girando, y la calidad de una persona es, sin lugar a dudas, fundamental en los momentos en los que las cosas se vuelven monótonas o no resultan como se esperaba. Yo me encariño con mis artistas y muchos llegan a ser parte de mi familia, algunos viven en mis casas, otros me llaman a la mitad de la noche para contarme y llorar juntos sus penas de amores, otros me invitan a sus cumpleaños o casamientos, y todos creen en mi de la misma forma como yo creo en ellos. Y eso es invaluable.

 

Paul Seaquist y Vladimir Malakhov en La Habana
Paul Seaquist y Vladimir Malakhov en La Habana

Sin embargo su relación con Cuba va más allá de la música. Cuénteme sobre el Gran Prix de Danza que dirige en la ciudad de Holguín.

Yo me enamoré de la Isla la primera vez que vine que fue el año 1995. Por supuesto, era sólo un niño, pero descubrí algo en Cuba que de alguna manera me llenó el alma. No sé bien que fue, muchas veces me lo he preguntado, creo que fue el aroma del aire que en La Habana es único, tal vez la sensación de infancia que me regala, el sabor a ron que tiene sus besos, no lo sé con certeza. Pero, por lo general las cosas que no se saben con certeza son las más importantes y las que más profundo calan.

El año 2010, vinimos con Vladimir Malakhov a bailar a la gala de los noventa años de Alicia Alonso. Al regresar a Europa, en el avión, se me ocurrió que tenía ganas de dar una mano al mundo de la danza cubana con nuestros escasos recursos. Ese fue el objetivo que me tracé y con eso en mente cree las funciones “Un regalo de Malakhov para Cuba” que se hicieron con un éxito total el año 2013. Luego, trabajando en conjunto con el Ministerio de Cultura y el Consejo de Artes Escénicas, buscamos cómo poder llegar a potenciar la marca “Caribe” a través de la danza y se nos ocurrió crear un festival internacional de danza, el “Grand Prix Vladimir Malakhov” con sede en Holguín.

Estoy muy orgulloso de este logro. Fue bastante trabajo junto a la ciudad de Holguín y la compañía de danza Codanza. Pero hoy ya estamos por enfrentar la tercera versión del Grand Prix y cada vez me siento y nos sentimos junto a Vladimir más parte del paisaje cultural cubano.

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