Sine Nomine de lo sacro a lo versátil

El nombre de la Camerata Vocale Sine Nomine está  sonando cada vez con mayor insistencia en los siempre renovados círculos  de la música cubana coral y de concierto. Después de exitosas presentaciones  en México y Estados Unidos, el coro vuelve a ganar sendos premios en  Cubadisco, en los apartados de música de cámara y notas musicológicas  por Colección  Música Catedralicia de Cuba, Cayetano Pagueras  y Juan París. Estos dos galardones resultan estimulante colofón  para un conjunto laureado anteriormente por Cubadisco, en 2005, con  un premio especial por Pasio Domini Nostri Iesu Christi (donde eran invitados de Ars  Longa) y en 2007, con el premio de música coral, por Retrato a Capella.

Colección Música Catedralicia de Cuba… se concibió a partir de las investigaciones y hallazgos de las musicólogas Miriam  Escudero y Claudia Fallarero, y todas las interpretaciones incluidas  corren a cargo de Sine Nomine acompañados por la Orquesta del ISA.  La consagración en Cubadisco de un disco tan singular, de carácter  eminentemente didáctico, pero también de rescate patrimonial, apuntan  un momento ideal, noticiosamente hablando, para conversar con la directora  de la Camerata Leonor Suárez Dulzaides, profesora de solfeo, teoría,  armonía y dirección coral. Ella nos cuenta de primera mano sobre los  éxitos recientes y otras polémicas, y riesgos, que conforman la ya  respetable aureola creada por Sine Nomine.

Los meses transcurridos desde que se inició el año 2014 han sido  de notables logros para Sine Nomine, y entre ellos se cuenta la gira  de conciertos por varias ciudades de California. ¿De dónde brota el  interés de los norteamericanos por un coro cubano?

Nosotros fuimos a Estados Unidos a tomar parte en  un evento de la ACDA, siglas en inglés de la Asociación de Directores  de Coros de aquel país. La Asociación se reúne en convenciones regionales  y anuales, y Sine Nomine fue invitado a la convención del oeste, que  tuvo lugar en la ciudad de Santa Bárbara. Allí se reunieron directores,  cantantes, compositores y arreglistas e intercambiamos experiencias,  presentaron discos, hubo talleres y por supuesto varios conciertos.  Los coros extranjeros invitados suelen ser muy pocos, e incluso los  coros norteamericanos que participan son seleccionados luego de audiciones  por todo el país.

En 2012 yo había participado en la convención de  Reno, sin el coro, y ofrecí un taller de música cubana que los dejó  muy motivados porque querían saber cómo se cantaba la música cubana  con este formato. De ahí salió la idea, no solo de participar en la  convención de Santa Bárbara, sino de una gira de conciertos por California  que abarcó además Los Ángeles, Long Beach, Palm Desert y San Francisco,  donde actuamos varias veces y para muy diverso público.

¿Qué repertorio llevaron en esa gira y cuál fue la recepción que  percibieron?

Por supuesto que la actuación principal fue en Santa  Bárbara, en el teatro Granada y en el marco de la convención, con  todo aquel público de especialistas. Pero también nos fue muy bien  cantando en iglesias, universidades, conservatorios de música… y  mencioné  en especial la ciudad de San Francisco porque allí  se organizaron varios conciertos en escuelas para niños de muy distintas  edades, y la recepción fue maravillosa, espontánea.  El repertorio  era variado, hicimos música antigua, sacra contemporánea, un spiritual  que se canta mucho en Estados Unidos y que yo tenía cierto temor de  incluir, varias canciones latinoamericanas desde Rafael Hernández hasta  Tom Jobim, Michelle,  de los Beatles, pero por supuesto abundaba lo cubano: el Chanchán, Bonito y sabroso, Unicornio… el repertorio abarcaba desde  lo más solemne hasta lo sonero y bailable.

En cuanto a las opiniones que pudimos percibir, realmente  quedamos asombrados. Yo suponía que el coro iba a gustar, porque suena  diferente y además la idiosincrasia cubana sigue siendo atractiva,  pero nunca esperé tantos elogios. No solo tuvimos las reacciones explosivamente  positivas del público desde la primera canción, lo cual es raro en  un concierto, sino que varios especialistas se nos acercaron para celebrar  lo que hicimos, y más de un compositor nos dio sus partituras para  que incorporemos su música a nuestro repertorio. También nos invitaron  a otras ciudades y encuentros corales porque querían mostrar nuestro  trabajo. Las opiniones de los músicos presentes elogiaban no solo el  trabajo vocal, el empaste y la afinación, sino la proyección escénica  del coro que nunca es ortodoxa. Porque ellos esperaban algo más tradicional  y nosotros incorporamos coreografías y elementos teatrales al canto,  y más que todo, ellos celebraban la pasión, la entrega a la interpretación,  a la música.

El éxito en Estados Unidos tiene que ver indudablemente con la singularidad  del coro. ¿Qué es lo que distingue, en estos mismos momentos, el trabajo  musical de Sine Nomine a nivel internacional y sobre todo en el panorama  cubano? ¿Pudiera decirse que el coro es único únicos en su estilo?

Yo no sería tan absoluta al decir que somos únicos  pero se puede afirmar que somos singulares. Lo primero que nos distingue,  por los menos en Cuba, son las voces que utiliza por la controversia  que ha rodeado a los contratenores. El objetivo del profesor y cantante  Enrique Filiú, cuando fundó el coro en 2003, fue precisamente hacer  una agrupación masculina que incluyera contratenores para abordar la  música antigua en el formato en que antes se hacía, en la época en  que las mujeres no cantaban en público. En Latinoamérica, en el trópico,  en el Caribe, no son usuales estas voces. Cuando se anuncia un coro  masculino todo el mundo espera voces iguales, y este es un coro masculino  que canta en tesituras mixtas, porque los contratenores abordan las  melodías más agudas que habitualmente le escuchamos a las mujeres.  La mayoría de las personas se sorprenden cuando nos ven por primera  vez y escuchan tesituras agudas en un coro donde no hay mujeres.

Y ahora me disculpa si pregunto algo improcedente, pero ¿es natural  esa tesitura tan aguda en un hombre, en un contratenor?

Hay muchas confusiones al respecto. Se piensa que  un contratenor es un castrado, un homosexual que canta con voz de mujer…  Todo eso es mitología y prejuicio. El contratenor, como dijo el célebre  intérprete británico Alfred Deller, es un hombre que canta con “voz  de cabeza” o falsete, y eso no quiere decir que usen una voz falsa,  sino que colocan la voz de otra manera, en lo que algunos teóricos  llaman el registro secundario. El contratenor suele tener un registro  primario de barítono o tenor, pero puede usar eficientemente su registro  secundario o falsete, y utiliza sus cavidades de resonancia para cantar  en la misma tesitura que una mujer. Pero el oído entrenado puede distinguir  perfectamente entre una mujer y un contratenor.

Ninguno de los muchos coros con que compartimos en  Estados Unidos utilizaba estas voces, pero en la ciudad de San Francisco  asistieron a uno de nuestros conciertos algunos integrantes de Chanticleer,  un coro de fama mundial, del cual se enorgullecen los norteamericanos.  Chanticleer está integrado por doce hombres y tienen un formato parecido  al nuestro: contratenores sopranos, contratenores altos, tenores y bajos.  Ellos se interesaron mucho por algunas voces de Sine Nomine.

¿De dónde sale entonces la prevención contra los contratenores?  ¿Es algo cubano, cultural?

Es un problema que tiene varias aristas y no puedo  decirte nada concluyente, pero hay sobre todo desconocimiento hasta  de las personas conocedoras. Hay prejuicios porque se asocia la voz  de contratenor con la inclinación sexual y por tanto son rechazados  por homofobia. Hay también temor porque algunos músicos piensan que  el contratenor hay que trabajarlo con una supertécnica diferente y  desconocida en Cuba, y eso es totalmente erróneo. Al contratenor se  le aplican los mismos principios básicos de la técnica vocal que a  una soprano o al barítono. Y es lamentable ver el modo en que se los  rechaza y margina. La prueba de lo que estoy diciendo es la exclusión  que han padecido a la hora de matricular en el Instituto Superior de  Arte. Durante años se les impidió incluso presentarse a las pruebas  de ingreso. Ahora se les permite presentarse, pero al final no entran,  no los admiten, y creo yo que en el fondo está la carencia de elementos  para evaluar un contratenor o para trabajar con él.

Por suerte son también profetas en su tierra, pues Sine Nomine acaba  de ganar otra vez en el Cubadisco con una obra única en su tipo. ¿Cuál  es la finalidad de hacer un disco, e incluir en varios conciertos, este  repertorio antiguo, compuesto mayormente por piezas litúrgicas y villancicos?  ¿Se busca revalidar este tipo de música en nuestro panorama cultural?

Pienso que el solo hecho de haber sido convocados  a participar en este excelente proyecto discográfico representó una  oportunidad de desarrollo. Así lo vi cuando la musicóloga Miriam Escudero,  responsable de la investigación sobre Cayetano Paguera, me llamó para  invitarnos para que participáramos en este disco. Era una oportunidad  de sacar a la luz todo un tesoro de partituras y obras desconocidas,  y volver  a cantarlo, a grabarlo, traerlo al presente para que  todos vayamos familiarizándonos con la música antigua cubana, con  Esteban Salas, contemporáneo de Cayetano Paguera, y a continuación  Juan París.  Uno de los objetivos principales de este disco es  las escuelas de música, para que los futuros músicos de este país  tengan algo para comenzar a conocer la historia de la música cubana,  porque ni siquiera en este giro son conocidos estos compositores, y  muchos menos sus antecedentes o el marco histórico en que se desarrollaron.

Nosotros tuvimos el privilegio de darle sonido, vida  real, a esas partituras, y por tanto tuvimos el honor de contribuir  a rescatar una parte del patrimonio musical, cultural cubano. Pero más  que todo fue un reto, y puso a prueba nuestros límites en tanto se  trataba de abordar una gran cantidad de música, además desconocida,  y de cantar villancicos como los de Juan París, que son atípicos porque  tienen elementos de cantata y de música teatral. Este disco fue algo  nuevo en todos los sentidos, y nos valió en tanto crecimiento, desarrollo,  a través de un trabajo agotador de cinco meses a lo largo del cual  todos aportamos el máximo.

¿Y qué pautas siguieron para los arreglos de partituras escritas  hace más de un siglo, porque nadie sabe cómo sonaba esta música,  no?

Por las investigaciones de las musicólogas se sabía  que cada compositor trabajaba con un grupo de músicos, ese grupo era  diferente en cada capilla, pero ellos escribían para las voces que  tenían. Pagueras escribe para las tesituras clásicas, convencionales,  pero con París a veces nos preguntábamos quién podía cantar aquello.  Tuvimos que valernos de toda nuestra experiencia, ellos como cantantes  y yo como directora, porque hubo algunas arias muy difíciles para nosotros,  y tuvimos que hacer variaciones, siempre consultándolo con las musicólogas.  De modo que el premio Cubadisco es el reconocimiento a un equipo de  personas talentosas, preparadas y que se esforzó mucho. Y el premio  nos toca a todos por igual. Incluso pienso que fue injusto olvidar en  las nominaciones al grabador, responsable de que se oiga bien todo lo  que debe escucharse.

Especializado como está Sine Nomine en la música antigua, ¿no le  temen a que esta especificación aleje a una parte del público, tal  vez más interesado en lo contemporáneo?

Para contestarte tengo que remitirme al principio.  Enrique Feliú, que había sido alumno mío, me llamó un día de 2003  para decirme que iba a crear un grupo masculino especializado en música  antigua, y que incluye contratenores.   A mí me pareció buena  la idea y cuando los escuché me pareció todavía mejor. Cuando yo  entro a dirigir el grupo, en 2008, lo primero que hice fue conservar  la especialización en música antigua, porque Sine Nomine tenía la  formación ideal para cantarla, a mí me gusta mucho esa música y lo  hacía muy bien. En la actualidad queda solo Ubail Zamora de los cantantes  que estaban en el Sine Nomine anterior, pero hemos conservado la idea  original, el repertorio estilístico centrado en la música antigua:  renacimiento y barroco.

Ya somos especialistas en lo antiguo, pero también  cantamos del siglo XX, música tradicional de varios países, música  sacra, spiritual norteamericanos, y por supuesto lo cubano, que no es  ideal para los contratenores pero entonces se explotan las otras voces.  De esta manera tratamos de evitar el estancamiento, o quedarnos amarrados  a solo un segmento de público. Nuestros conciertos suelen llenarse  porque el público sabe que verá un espectáculo variado, sin derivar  en concesiones porque el acento sigue estando en el renacimiento y el  barroco, pero un concierto coral no debe ser tedioso ni conformarse  con una minoría ilustrada. Pienso que todo es válido si eres honesto  e interpretas cualquier música bien hecha.

Estos éxitos nacionales e internacionales de Sine Nomine, en 2014,  continúan una racha que se inicia al año anterior y que corona un  trabajo profesional de diez años. Supongo que ese trabajo continuará  por similares derroteros, ¿o habrá grandes cambios próximamente?

El primer gran reconocimiento que tuvo Sine Nomine  fue en México, exactamente en Guadalajara, en el festival Jalisco canta,  del 2012. En este evento, dirigido por Ileana Güeche, ganamos el premio  al mejor coro y el de arreglos vocales precisamente con Cachita, del puertorriqueño Rafael Hernández.  Después  hicimos una gira por Cuba muy gratificante. Nos recibieron con mucho  entusiasmo en todas las provincias e incluso nos sorprendió la existencia  de un grupo muy fiel de aficionados a la música antigua que percibimos  cuando desde el primer número, que es siempre renacentista o barroco,  comienzan los grandes aplausos y las exclamaciones de Bravo. En Guadalajara  y en la gira nacional comenzó esta etapa de reconocimientos y después  se nos dio la oportunidad de grabar dos discos. Luego, tuvimos la oportunidad  de ser convocados por Marilyn Solaya para participar en su película Vestido de novia,  para la cual grabamos parte de la banda sonora y el coro actúa como  un personaje.

En este momento estamos montando repertorio nuevo.  Estamos trabajando por supuesto en otros compositores de música antigua,  como uno en quien yo nunca pensé que se pudiera trabajar desde este  formato. Es Alessandro Scarlatti un compositor barroco que contribuyó  a desarrollar la ópera y de quien encontré unas obras que me gustaron  mucho. Pienso seguir incorporando la llamada música virreinal latinoamericana  de los siglos XVII y XVIII, y además pensamos hacer énfasis en cantar  arreglos propios, nuestros, para la música cubana. Afortunadamente,  tenemos dos arreglistas en el coro, porque suele ocurrir en Cuba que  varios coros utilizan los mismos arreglos y suenan igual. Queremos que  nuestro repertorio tenga arreglos exclusivos para hacer obras sacras,  sones, trova tradicional y nueva.

Pienso que el trabajo serio puede derrumbar cualquier  prejuicio, e incluyo el cierto rechazo que padecieron los contratenores  en Cuba. Somos un coro joven todavía, en comparación con similares  como Entrevoces, Schola Cantorum Coralina o Ars Longa, y tenemos mucho  por hacer pero nuestros pasos tienen que ser firmes. Yo sigo pensado  que la mejor manera de demostrar el valor de lo que hacemos es trabajando  con calidad y rigor. Cuando entré a dirigir el coro siempre supe que  el éxito dependería de la seriedad y del amor, es decir, de las porciones  de corazón e inteligencia que pusiéramos en  esta obra.

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