Snarky Puppy y la última noche de Jazz Plaza

Snarky Puppy cerró el domingo último la 32 edición del Festival Internacional Jazz Plaza. Foto: Regino Sosa.

Snarky Puppy cerró el domingo último la 32 edición del Festival Internacional Jazz Plaza. Foto: Regino Sosa.

En Snarky Puppy, esos chicos procedentes de Brooklyn, Nueva York, viven el jazz con una fuerza temperamental y sobrepasando las fronteras del estilo. Su música cerró el domingo último la 32 edición del Festival Internacional Jazz Plaza. En el teatro Mella la banda expuso, en hora y media de actuación, todo su concepto melódico concebido a lo largo de una década de carrera artística.

La estadounidense Academia de la Grabación los ha premiado con dos Grammy Awards: Mejor R & B Performance en 2014 por la placa Family Dinner; y Best Contemporary Instrumental Álbum en 2016 por el disco Sylva, compacto hicieron junto a The Metropole Orkest y que incluye una suite de 60 minutos escrita por su líder, Michael League.

Eliades confesó sentirse “extraño y, a la vez, preparado” para actuar Snarky Puppy. Foto: Regino Sosa.
Eliades confesó sentirse “extraño y, a la vez, preparado” para actuar con Snarky Puppy. Foto: Regino Sosa.

No descuidaron en La Habana la base tradicional del jazz, respetando el formato estándar de batería, bajo y piano. Pero los artistas trascienden la búsqueda de un sello propio. De ahí que sean tan aplaudidas las piezas donde combinan batería con teclados, y dejan para los solos característicos del jazz aquellos momentos en que la guitarra eléctrica, la batería, el bajo o los metales son protagonistas.

Su director, el bajista Michael League, se hace acompañar de un set de metales envidiable, y de tumbadoras que los conectan irremediablemente con el jazz latino.

Hay en Snarky Puppy un respeto por la tradición norteamericana de hacer música, base fundamental con la que fusionan otras corrientes melódicas como la música urbana y el hip hop. También se acercan al funk más movido. La banda ha estado dispuesta a colaborar con los más disímiles artistas, desde Snoop Dogg, Justin Timberlake, The Polyphonic Spree, Erykah Badu, Salif Keita y Morcheeba, hasta el chelista Yo-yo Ma.

Maraca junto a Snarky Puppy. Foto: Regino Sosa.
Maraca junto a Snarky Puppy. Foto: Regino Sosa.

En La Habana, Michael League quiso actuar junto a dos de sus paradigmas musicales de Cuba: Eliades Ochoa y Orlando Valle (Maraca). Ambos artistas cubanos ofrecieron una clase magistral en sus breves momentos protagónicos. Eliades confesó sentirse “extraño y, a la vez, preparado” para actuar “con esta magnífica agrupación que hace música del mundo”.

El intérprete de “Estoy como nunca” hizo sonar su guitarra acústica en un largo solo de son tradicional y ya nadie se quedó en sus butacas cuando el cantante propuso su coro contagioso: “Así, así, así es la naturaleza, el cuerpo y la cara linda, pero que mala cabeza”.

Por su parte, Maraca regaló un segmento de improvisación donde su flauta recordó los más valiosos pasajes del jazz de la Isla. Michael League atinó a decir emocionado que ha escuchado la música cubana toda su vida.

“Esta es una oportunidad única para compartir y aprender, pues la visita de Snarky Puppy a la Isla fue un sueño anhelado”, aseguró, mientras un último número de la banda dejó al Mella con deseos que pronto colmarían Roberto Fonseca y Temperamento con esa fonomenal cantante que es la marfileña Fatoumata Diawara.

Después de Snarky Puppy, Roberto Fonseca y la africana Fatoumata Diawara. Foto: Regino Sosa.
Después de Snarky Puppy, Roberto Fonseca y la africana Fatoumata Diawara. Foto: Regino Sosa.
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