Telmary Díaz: “Cuba es mi mejor musa”

Telmary Díaz / Foto: Cortesía de la entrevistada

Telmary Díaz. Foto cortesía de la entrevistada.

Telmary Díaz es una mujer que tiene muchas cosas que decir en un escenario. Hace música sin haber cursado estudios académicos y se gana los aplausos dondequiera que se presenta. Escribe su prosa, que lleva una métrica llena de energías alentadoras y que se inspira en esa Cuba actual, cotidiana. Canta, rapea, admira a grandes de la sonoridad popular como Juan Formell, los integrantes del Buena Vista Social Club, Juan de Marcos y Afrocuban All star; adora la rumba y el flamenco, le encanta el mar y bebe de la buena vibra que brota de su Samara, la pequeña que colma todos sus días.

Conversa con OnCuba sin hacer un alto para explicar cómo concibió Libre, su segundo fonograma que a la Isla nos llega de la mano de la disquera Bis Music y que presentará casi a la media noche de hoy viernes en el Centro Cultural Bertolt Brecht.

Todo tiene una conexión en el puente comunicativo nuestro con esta creadora, quien nos dedica unos minutos libres que le han dejado los ensayos de ese concierto del Brecht, donde develará canciones muy personales, que resumen varios años de trabajo y de esa larga estancia de seis años en Canadá.

“Parece que el sentimiento, las cosas que viví allá y la añoranza por Cuba, me dejaron temas que no he querido dejar registrado en ningún fonograma, aunque Libre tiene un parte de esa vivencia y las demás las hice y las grabe aquí, porque Cuba es mi mejor musa, donde se me exacerba la creatividad. Lo curioso es que cuando gestaba el disco, estaba gestando a mi hija Samara, por lo que fue como si estuviera teniendo dos proyectos de vida, dos bebés al mismo tiempo”, aseguró Telmary.

En el álbum la cantante tiene varios invitados: Dreisser Duruthy le ofrece una llave hacia el sincretismo afrocubano, aspecto que es una especie de hilo conductor en la placa fonográfica; junto a Tania Pantoja nos regala

Entre las fieras y con Francis del Río interpreta Digan lo que digan. También figuran en Libre, Ethian Brebaje Man (Music is my weapon, Lulo Pérez, Elmer Ferrer y Samuel Formell (La luna mandá); y Kumar (Una habana que danza), entre otros.

Con varios interludios que nos hacen viajar por la música afrocubana y otros más cercanos al hip hop –estos últimos hechos por la propia artista en su Ipad-, en el volumen sobresalen dos conceptos artísticos que para Telmary son sustanciales: la moyugba afrocubana y el repentismo como formas de improvisación. A ambos aspectos, la cantante le ha dedicado un valioso tiempo de estudio, que la ha llevado a visitar la comunidad taína ubicada en la ciudad primada de Baracoa.

Para ella el rap cubano se nutre mucho de todas estas tradiciones. “Nuestro hip hop pudiera alimentarse de lo autentico de los cubanos, por eso este trabajo investigativo mío no se acaba con el disco Libre, debe continuar”, afirmó.

Antes de Libre y de tu carrera en solitario, hay una historia que te conocimos como integrante de Free Hole Negro y de Interactivo. ¿Cuánto te han aportado ambas agrupaciones?

Con Free Hole Negro me paré en un escenario el 4 de diciembre de 1999. Antes de eso realmente empecé en la música electrónica. La primera vez que cogí un micrófono fue con el Dj Joyvan. Luego se formó Free Hole Negro y fue curioso porque casi no eran comunes las raperas mujeres. Por lo general, bailaban o hacían coros, aunque ya estaba Magia López con Obsesión y ya se presentaba Instinto.

Hace casi 16 años que empecé con Free Hole Negro y fuimos la primera banda de hip hop que trabajó con músicos. Luego Robertico Carcassés formó Interactivo y me llamó para que cantara con ellos. Ahí tuve una proyección diferente a la de Free Hole Negro. Traté de que la poesía tuviera su momento en una banda de jazz.

Interactivo es un proyecto ecuménico donde todas las ideas importan lo mismo y cada integrante puede tener sus proyectos en solitario. Es la escuela más bonita. Siempre hemos tenido una relación especial y Robertico tiene tremendo poder de convocatoria.

Tienes otro DVD en mente y se habla de que invitaras a los integrantes de Calle 13.

Será un proyecto audiovisual. Quiero trabajar allí con René Pérez, el residente de Calle 13, Chucho Valdés, Omara Portuondo, Pablo y Haydée Milanés, Kumar, Yusa -quien será la productora-, y Doctor John. Llevo varios años colaborando con este último. Tengo varios conciertos con él en blue note y Academia de Música de Brooklyn (BAM),  de Nueva York en marzo venidero, e iré acompañada de mi grupo Habana Sana. Con Interactivo estaré en mayo en Puerto Rico y en Estados Unidos.

Mientras, estaré ocupada con el DVD que te comentaba. Lo pensamos filmar a finales de febrero o principios de marzo. Es bien complicado este proceso porque el audiovisual lleva la presencia física de todos los que participarán. Vamos a tratar de que estén todos. Incluiré canciones que ya estaban hechas, aunque posiblemente aparezcan dos temas nuevos.

El otro proyecto que tengo es hacer un libro con mi amiga, la editora Karen Dubinsky . Son textos míos con traducción de Karen e ilustraciones de Omar Cervantes. Pero mi sueño de vida es hacer una ópera de hip hop en vivo y que Eduardo del Llano escriba el guión.

¿Ya estás dando pasos para ello?

Sí. Estoy en proceso de escribirlo para que el guionista le de forma. Sé que los músicos van estar porque estamos en Cuba y no habrá problemas con eso. Este es un proceso algo complicado porque ahora soy ahora madre de familia y mira cuántas cosas estoy haciendo al mismo tiempo.

¿Cómo ves el papel de la mujer en el hip hop, estilo donde te has destacado por contar con un estilo propio?

Ha crecido muchísimo y me alegra. Dije hace algún tiempo que un día iba a ser imposible de detener. Pienso que el hip hop femenino tiene que crecer todavía sobre todo para no caer en el cliché de hacer lo que hacen los hombres.

Yo me considero una deudora de todo ello, pero no soy solo una rapera, no me gusta enmarcarme. Soy una comunicadora, una jazz poet, una hechicera de la palabra. Muchos me preguntan por qué me desmarco, pues porque siempre me he resistido a perder mi feminidad en la escena y también me gusta tener en cuenta la música cubana, que es demasiado rica para no aprovecharla en este género.

¿Qué lugar ocupa tu familia y tu hija en tu obra? 

Todo. Son mi musa. Mi hija es muy rumbera y está llena de mucha energía. Su nombre, Samara, significa reina de los gitanos y de los moros. Viene de una canción de Camarón de la Isla, un artista que me encanta, y la palabra tiene en su estructura mar: mar como océano, que es importante para mí, y mar de Marilú.

 

 

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