“El que no vive de noche se pierde la verdad”. Lo sentencia José Luis Cortés, que se convirtió en El Tosco porque siempre ha sido un payaso. “Sí, payaso en el sentido de que nada me amilana”. En su ya lejana adolescencia José Luis estaba durmiendo mientras repartían en la escuela la ropa de trabajo, y finalmente solo quedaron a su disposición unas botas número 12 cuando él usaba el 7. Y así se las puso. Empezó siendo “el hombre de las botas toscas”, pero “en Cuba todo se va poniendo chiquito por el camino”.
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