Una escuela para DJ en Cuba

Foto: Yeline Ramos González

Foto: Yeline Ramos González

El paisaje de esa Habana Vieja que aún no ha sido bendecida por los proyectos de renovación de la Oficina del Historiador de la Ciudad se muestra siempre, por supuesto, con un acompañamiento musical. Casi siempre con lo más pegado de Yomil y el Dani; si hay suerte, algún conjuntillo de música tradicional cubana, o el “un, dos, tres” de las incipientes escuelas de música popular bailable para extranjeros.

La gran sorpresa fue escuchar en pleno San Juan de Dios, calle típica de esa Habana Vieja, una mezcla peculiar “DJ made” y, más sorprendente aún, descubrir su procedencia.

Frank Yoel, FranYo, de 34 años, pone música desde los 13 años, pero es DJ desde 2006, cuando se hace de una reputación en el Karachi, night club de 17 y K, Vedado. Ahora se estrena como profesor de 12 personas en una iniciativa personal: hacer una academia para la formación de DJ.

No se define a sí mismo como un emprendedor, pero está llevando a cabo con recursos propios y el apoyo de otros emprendedores del sector no estatal, un proyecto con aspiraciones auténticas. En la pequeña sala de su casa, rodeado de santos, girasoles, y con la eventual “bronca” de los vecinos por el volumen de la música, FranYo sigue buscando recursos para materializar su idea en las mejores condiciones posibles.

FranYo. Foto: Yeline Ramos González
FranYo. Foto: Yeline Ramos González

¿Cómo describes el movimiento de DJ en Cuba?

Pésimo. En primer lugar, a los DJ no se nos trata como músicos ni como artistas. Aun cuando nuestro trabajo también lleva preparación. Diseñar una sesión implica sentarse frente a la computadora durante horas, escuchando los temas, analizando los tiempos de cada uno… Por lo general cuando vas a trabajar tienes que alquilar un carro para trasladar los equipos. Son cosas que la gente no sabe.

Los DJ en Cuba se han dado a conocer un poco por los grupos de reguetón, pero realmente no existe un concepto de nosotros como profesionales más allá de eso. Tampoco existe una academia que te forme, que hable de la historia, que explique el nacimiento de este estilo, los distintos géneros musicales que utiliza un sintetizador… Llega cualquiera con una computadora, dice que es DJ, pone música con la laptop y listo.

Ocurre con muchos proyectos de fiesta que tienen DJ asociados creciendo gracias al apoyo monetario y de marketing de estos gigantes; pero si los sientas frente a una máquina y les pides que hagan un Bis o un Backspace, no te entienden.

Una de las cosas que intento hacer con el curso es crear un gremio, una base, que en algún momento pueda convertirse en una asociación más coherente, y por supuesto, legal; para poder decir: por menos de tanto y con estas condiciones ningún DJ en este país trabaja. Sindicalizarnos un poco.

¿Qué otras iniciativas como la tuya existen?

Sé que hay otros DJ dando clases particulares en su casa, pero no tengo mucho más detalle. Hay un curso que se da en la Asociación Hermanos Saíz. Aquí tuve un alumno que lo pasó y me dijo que no usaban las máquinas correctas para DJ, y que en los conceptos dejaba mucho que desear. La única garantía que da la AHS es el certificado, además de la pertenencia a la organización con los beneficios que supone.

La otra fundación que supuestamente se ocupa de los DJ en Cuba es el Laboratorio Nacional de Música Electroacústica, pero desde 2010 les entregué mis documentos y mi música y nunca me han dado una respuesta. Los beneficios de estar en el Laboratorio son sencillos, tienes papeles, tienes empresa, puedes gestionar cualquier sitio de trabajo a través de una institución; no como lo hago yo, que tengo que ir por “palanca”, o por “debajo del telón”.

Foto: Yeline Ramos González
Foto: Yeline Ramos González

¿Qué necesitaría tu proyecto para crecer como Academia?

Patrocinio. En segundo lugar, apoyo de instituciones legales. Todo lo que tenemos cuesta mucho: las máquinas Denon, la consola Berenger y los dos bafles amplificadores; la mesa de DJ o máquina tiene un costo mínimo de 300 CUC, 500 CUC los bafles… Y necesito equipos más profesionales que estos.

¿Por qué no te has decidido a llevar este proyecto a través del cuentapropismo? ¿Sacar una licencia de profesor de música?

A los DJ no se nos considera músicos, así que en realidad no sé si pudiera aspirar a esa licencia. No obstante, mientras todo el mundo lo acepte y contraten a los muchachos que formo, estoy dispuesto a seguir haciéndolo.

Además de tu solicitud al Laboratorio de Música Electroacústica, ¿pensaste pedir ayuda a alguna institución del Estado?

A todo el mundo, incluso tú te acercas a las instituciones y les dices “voy a preparar esto o lo estoy haciendo” y te dicen “qué bueno, sí, sí”, pero eso se queda ahí. Antes de empezar esta edición del curso también hablé con Fábrica de Arte. Les expliqué que iba a empezar con este proyecto, y me dijeron que para el verano iban a preparar un taller de dos meses, pero está por verse.

Al final, todo se ha hecho con sacrificio propio.

¿Y a privados?

Sí, también. Tuve un primer curso con más de 20 alumnos en 2014 con Fiesta Única, aunque su patrocinio solo fue aportar el nombre.

Hace poco di un concierto en Fábrica de Arte gracias al financiamiento de Casas Cubanas, que aportaron el dinero con la única condición de que pusiera su cartel promocional durante la presentación.

Para este curso he contado con el apoyo de amigos que se han ofrecido a pasar mensajes promocionales. También con la ayuda del bar La Reliquia, donde una vez a la semana mis alumnos mejor preparados van y tocan. Además, voy a empezar a trabajar en otros sitios como el Bar Azúcar.

Foto: Yeline Ramos González
Foto: Yeline Ramos González

Expectativas

Liz, 33 años, escritora y doctoranda en la Universidad de Princeton quiere producir música y combinarlo con su formación en Literatura. Su aspiración es ser productora / compositora. “Conozco a varios DJ, he escuchado de otros cursos en la Asociación Hermanos Saíz; pero me recomendaron este curso. Aquí adquieres conocimientos más profundos y a la larga es más beneficioso. Si quieres producir puedes lograr cosas muy creativas.

Arturo, 23 años, estudia Dirección de Sonido en el Instituto Superior de Arte, descubrió hace tres años su pasión por la producción musical. A través de un mensaje de texto a su celular supo de la existencia de esta opción: “En cinco años me veo tocando como DJ”. Dentro del programa de su carrera universitaria no se contempla una aproximación profunda al funcionamiento de las máquinas de DJ o a la producción musical, que es lo que le interesa.

Luis Ernesto, 25 años, técnico medio en informática. Adquirió autodidactamente las primeras nociones de música electroacústica; pero esta es la primera vez que se forma como DJ. Sus perspectivas para después del curso es producir un disco propio y trabajar como DJ. “Es necesario que exista una escuela para DJ en este país, porque hay muchas personas que quieren serlo, que intentan aprender como pueden; pero no hay una institución que dé el aval profesional necesario. Está el Laboratorio, pero hacen falta más lugares. La Salsa tiene muchas instituciones para sus músicos, el Rock y el Hip Hop solo tienen una, y otros ninguna.

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