Una ronda para Teresita

Murió Teresita Fernández y el revuelo se apoderó de las cuentas en Facebook y Twitter de muchos cubanos dentro y fuera de la Isla. Una generación que creció y crió a sus hijos con temas como Lo feo, El gatico Vinagrito, Dame la mano y danzaremos, entre otras muchísimas canciones infantiles, rendía silenciosos honores a la maestra cantora.

Horas después, el mito de la dicotomía online/offline con respecto a Cuba se quebraría. Un anuncio, publicado por la profesora del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, Milena Recio, invitaba a todos los amigos conectados a realizar Una ronda para Teresita, el domingo 17 de noviembre, a las 10:00 am, en la Plaza San Francisco de Asís, de La Habana.

«Queremos hacer una ronda, muchas rondas gigantes para Teresita Fernández. Todos están invitados. Crecer con sus canciones ha sido maravilloso. #CantaTeresita», decía la primera publicación de la página de este «evento» (así lo nombra Facebook), cuya idea original fue de Liliam Marrero, periodista y profesora de la Universidad de La Habana.

La iniciativa ya tiene más de 125 confirmaciones de participación. La mayoría provienen de profesionales de los medios de comunicación, profesores, artistas, estudiantes e investigadores.

Algunos de ellos dieron fe explícita de su entusiasmo por esta idea nacida desde las redes sociales. Leticia Martínez, periodista del diario Granma, comentó «Algunos se quejaban porque en el entierro de Teresita no habían más de 30 personas. A la mujer que me ayudó a crecer le hubiera gustado más esta idea de cantarle que despedirle. Allá los ceremoniosos».

Otros, como Yesel Galbán Moreno, periodista cubano que reside en Estados Unidos actualmente, pidió «… una nota, al menos una nota en algún medio tradicional que informe a quienes no tienen acceso hará mucho más fuerte la ronda», pues la iniciativa, hasta el cierre de esta información, no había tenido repercusión más allá de Internet y los más cercanos a quienes se conectan.

En la página del evento también se han compartido las crónicas, relacionadas con el deceso de la cantautora, publicadas en diversos medios de prensa digitales. Tal fue el caso de Un conjuro para que no haya soledad y Teresita Fernández y las poéticas de la vida, ambos de OnCuba, Lo triste, del periódico Juventud Rebelde y Teresita Fernández o como cambiar el color de la tristeza, de Progreso Semanal.

También fueron compartidos videos de sus canciones y las palabras de Guille Vilar, sobre el disco Liuba canta a Teresita: «De solo mencionar el nombre de la trovadora mayor, generaciones de cubanos, sonríen agradecidos en memoria de sus temas ya convertidos en clásicos de la canción cubana. Liuba Maria Hevia, conocedora de la presencia viva de estos pensamientos en adultos sensibles, ha realizado esta propuesta artística, sencillamente impecable: la apropiada para elevarnos a un universo purificador.

«En tal sentido, Liuba recrea la música con el corazón por delante, para engrandecer el conmovedor lenguaje de semejantes textos. Al hacer uso del don que le otorgó la vida de ser portadora de un dulce cantar de incomparable hermosura, Liuba le añade un aliento de ternura ancestral, semejante al amor reclamado por los niños. Gracias a discos de la estirpe de “Liuba canta a Teresita” de Liuba María Hevia con las canciones de Teresita Fernández, nos conmociona la grandeza de poder valorar la vida desde la altura de nuestros niños y vislumbrar entre tanto bien derrochado, la salvación por un mundo mejor».

Teresita Fernández García nació en Santa Clara, el 20 de diciembre de 1930. Dicen que cantó desde los cuatro años en la emisora radial CMHI de su ciudad natal, y en 1948 se graduó de maestra en la Escuela Normal. En 1959 obtuvo el título de Doctora en Pedagogía.

Trovadora se convirtió en La Habana, donde además condujo varios programas radiales y fundó la Peña de los juglares en el parque Lenin. Fue aquí donde musicalizó el Ismaelillo de José Martí, las rondas de Gabriela Mistral y compuso decenas de canciones infantiles. Más de tres generaciones de cubanos han crecido oyendo sus cantos para niños. Falleció el pasado 11 de noviembre. Tenía 82 años.

Foto: Kaloian Santos Cabrera

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