Veinte años de locura azul

Bárbaro Marín, Néstor Jiménez, Luis Alberto García y Sirio Soto son Los Zafiros del cine cubano. Cuatro actores jovencísimos que sentados en la barra de un bar conversan sobre el grupo en formación y un nombre que ponerle. Pensando en piedras preciosas aparece el zafiro y así queda bautizado el cuarteto. Es Zafiros, locura azul, en el 97.

El filme se estrena ese año en el XIX Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana y se lleva el premio de la popularidad. Todavía hoy es uno de los mayores éxitos de taquilla de la filmografía cubana.

“Era una película muy esperada porque Los Zafiros habían dejado una impronta muy grande en la memoria popular; en los años 60 habían sido uno de los grandes hitos de la música cubana. Cuando Manuel Herrera asumió la película reanimó para muchos el mito de Los Zafiros, pero recolocó también otro, porque los actores que le dieron vida al cuarteto pasaron a formar parte también de una leyenda”, explica el periodista y crítico Pedro de la Hoz.

Veinte años cumple Zafiros, locura azul y en la Unión Nacional de Escritores de Cuba se reunió este lunes parte del equipo de la película para reverenciar la obra. Néstor Jiménez, El Chino del grupo en la película de Manuel Herrera, contó allí sobre la trascendencia de ese personaje, por el que todavía lo reconocen en la calle:

“A veces uno no tiene el concepto ni la dimensión de lo que hace, pero con Los Zafiros pasó algo especial. Pocas veces puedo hablar de un proyecto hecho con tanto amor y que al final dejara esa sensación de que hicimos algo bueno, como un legado. El arte, si no conmueve, no tiene sentido y Zafiros conmovió. Zafiros trasciende, queda, está ahí”.

Homenaje en la UNEAC por los 20 años del filme Zafiros, locura azul, de Manuel Herrera. Foto: Reginos Sosa.
Homenaje en la UNEAC por los 20 años del filme Zafiros, locura azul, de Manuel Herrera. Foto: Regino Sosa.

En el barrio de Cayo Hueso surgen en 1961 los Platter cubanos, inspirados en muchos de esos famosos vocalistas de la década del 50. Acompañado de un guitarrista, el cuarteto vocal se convirtió rápidamente en un fenómeno arrasador de la música cubana. Todo lo que grababan se convertía pronto en un éxito, lo mismo un bossa nova, un calipso que un bolero.

“Dirigir Zafiros… para mí fue un verdadero honor, porque yo escuchaba mucha música norteamericana en aquellos programas que ponían en la radio en Santa Clara y luego cuando nos separamos de Estados Unidos se produjo un vacío que se llenó luego con los Zafiros de una manera muy genuina”, cuenta el cineasta Manuel Herrera.

“El año 97 –agrega– era un período muy difícil para el país. Había una gran angustia existencial y yo pensé que hacía falta una película donde la gente disfrutara y pudiera sostener las tensiones. Con ese propósito la hicimos. Se ha dicho que el filme hace concesiones al comercialismo, pero no me importa demasiado. Yo estaba dispuesto a hacerlo porque buscaba que mis contemporáneos tuvieran un momento de relax y creí que esa también era mi misión como artista”.

Manuel Herrera, director del filme "Zafiros, locura azul". Foto, Regino Sosa.
Manuel Herrera, director del filme «Zafiros, locura azul». Foto: Regino Sosa.

A propósito del contexto en que se realiza la película, Herrera agradeció el aporte del productor de la película, Hugo Cancio, según sus palabras “el impulsor principal del filme, la persona que quiso hacerla en condiciones muy difíciles. En aquel momento era muy complicado sostener un diálogo entre los dos países, pero Hugo y su equipo supieron sortear todos los escollos. Le agradezco además la libertad que me dio para hacerla”.

La música y la coreografía son dos aspectos primordiales en un filme de este tipo, de ahí que Manuel resaltara en ese sentido el trabajo de Magda Rosa Galbán y Juan Antonio Leyva, presentes en el homenaje por las dos décadas de Zafiros, locura azul, que tuvo con guion de Raúl Macías y Miguel Cancio (integrante del grupo), fotografía de Raúl Rodríguez y montaje de Manuel Iglesias.

“Tuve que hacer grandes cambios porque la película estaba concebida como una viñeta de números musicales y tuvimos que reformular todo aquello para construir una historia. Me di cuenta entonces de que con Los Zafiros existía una gran injusticia: no se escuchaban, así que decidí recuperarlos para nuestro pueblo y creo que lo logramos. Están ahí y ya no pueden ser removidos”, dijo el cineasta.

En un documental posterior, Los Zafiros, música desde el borde del tiempo, dirigido por el realizador estadounidense Lorenzo DeStefano, Miguel Cancio, que emigró a Miami en 1993, cuenta sobre la desintegración de Los Zafiros, que con la misma velocidad que alcanzaron el éxito, fueron descendiendo hasta su disolución oficial en 1975.

Para el filme de DeStefano los únicos dos sobrevivientes del grupo en ese entonces, Miguel Cancio y Manuel Galbán, se reencontraron en La Habana en 2001. Ahí recuerdan a los otros tres Zafiros, que murieron; unen otra vez sus voces en “Cuando yo la conocí”, se emocionan…

Ignacio Elejalde había muerto a los 37 años víctima de una hemorragia cerebral; a Leoncio Morua (Kike) la cirrosis hepática le provocó lo mismo dos años después y Elio Hernández (El Chino), luego de perder la visión y el habla por la adicción a la bebida, falleció en 1995 a los 56 años.

Los "nuevos" Zafiros. Foto: Regino Sosa.
Los «nuevos» Zafiros. El grupo siempre estuvo acompañado de su guitarrista, aspecto que los distinguía del resto de los conjuntos vocales de aquella época. Foto: Regino Sosa.

Ahora una nueva agrupación liderada por Jorge Echevarría defiende su nombre y su música, continuando la tradición del legendario cuarteto de los 60.

En una visita reciente de los nuevos Zafiros a Estados Unidos, Miguel Cancio les envió un mensaje luego de valorar su trabajo musical:

“Suenan muy bien, me recuerdan a mis hermanos y pueden ser todavía mejores. Además de felicitarlos quiero recordarles que Zafiros significa unión, sacrificio y deseo de dar lo mejor. Fuimos una leyenda que nos hizo el público, no sabemos bien lo que nos quiso y nos quiere todavía la gente. Ninguno de ustedes tiene el mismo apellido pero al integrar este conjunto están bautizados con el apellido Zafiro, como yo le decía a mis compañeros. Fuimos, somos y seguiremos siendo Zafiros, gracias al público y a ustedes que siguen sobreviviendo esa leyenda”.

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