Yenisel Valdés: “Soy fanática de Van Van todavía”

Yeny Valdés. Foto: Tom Ehrlich.

Yeny Valdés. Foto: Tom Ehrlich.

Yenisel Valdés, quien acompañó Van Van como su primera voz femenina por dieciséis años, se presenta hoy como solista en el Four Ambassadors’ Flamingo Theater, Miami, en la que será su primera aparición en esa ciudad desde que dejó la banda por razones “de amor”.

“Mi salida ha tenido solo un móvil y es El Amor. Me casé, mi esposo vive en California, manejamos la posibilidad de seguir con Los Van Van yo desde acá y en los conciertos me uniría a la banda, pero Cuba no me lo permite, o sea, debo estar viviendo permanentemente en La Habana para que esto fuera posible….”, escribió entonces en su página de Facebook.

Su esposo es el músico Erick Barbería, quien será artista invitado en el concierto, junto a Leo García y Timbalive.

Desde que saliera de Van Van hace un año, Yeny se ha presentado en el Carnaval de San Francisco y Los Ángeles. “Ahora regresamos el 20 y tenemos el Festival de salsa de San Diego… Sí, aquella zonita está activada salseramente. Pero me falta el sabor de mis cubanos, sinceramente”, dice.

El de esta noche será su primer concierto para un público que se espera sea mayoritariamente cubano. “Las expectativas son bastante altas. Estoy hecha una bolita de nervios”, dijo riendo. “Pero voy a apostar porque la gente me quiere y ha seguido mi carrera mientras fui integrante de los Van Van. Espero irme súper nutrida de ese sentimiento, de ese feeling que me hace falta”.

¿Qué vas a cantar?

Voy a hacer todo ese repertorio de mi etapa en Van Van, desde “Mi Mimi” que fue el primer tema que Formell me compuso, hasta lo más reciente. “La Moda”, “La Costurera”… “La Moda” se conoce como “La Keratina” y La Costurera en realidad se llama “Un año después”, pero la gente las llama como han pegado. Y por supuesto, “Después de todo”, que es un tema que, pienso yo, me ha consagrado dentro del trabajo de la orquesta.

También vamos a hacer bolero, rumba…, un poquito de todo. Estoy a disposición de lo que pase esa noche allí. Espero que pasen cosas bonitas.

Me agrada mucho la idea de tener este reencuentro con el público bailador cubano. ¡Sin depreciar a nadie! Es bienvenida toda la comunidad latina de Miami, quiero mucho a los colombianos, peruanos, argentinos, chilenos, venezolanos… Pero, tu sabes, lo mío primero.

¿Qué buscas en el público cubano?

De todo. Me inspira, me da tantos deseos de seguir haciendo esto que me gusta tanto. Sacan de mí una cantante nueva en cada concierto, porque como tú no sabes lo que puede pasar ni hasta qué punto la energía del concierto te pueda llevar… es algo impredecible, pero que disfruto mucho.

No te puedo decir que estoy acostumbrada porque no es cierto. Cada público es diferente, me renueva como cantante.

¿En cada concierto que has hecho como solista te acompaña una orquesta diferente o estás trabajando con un grupo?

Esa es un poquito la desdicha que tenemos. Acá está Timbalive, en quienes confío mucho, son músicos cubanos y tal. Pero para allá para la zona que vivimos [California], siempre son músicos diferentes y gracias a Dios hemos dado con buenos músicos cubanos, que de hecho están regados por todos los Estados Unidos. Pero al final el trabajo sale, gracias a Dios.

Y extrañas Van Van…

Claro, cómo no lo voy a extrañar. Los extraño mucho. Pero son etapas, son páginas que hay que pasar porque no se puede caminar hacia adelante mirando hacia atrás porque me caigo, no me concentro, no me enfoco. Entonces lo guardo como un recuerdo muy preciado, como lo mejor que me ha pasado después de tener a mi hijo. Pero ahora hay que enfocarse, hay que seguir pa´lante… y ya.

¿Te mantienes comunicándote con ellos?

Con algunos, con muy pocos desgraciadamente. Ha fallado un poquito la comunicación, todavía no sé por qué, pero bueno, hay unos cuantos que sí. Sé que les va bien, sé que ya están haciendo su próximo disco. Ellos saben que los quiero y que les deseo lo mejor de este mundo.

Tú hiciste una época en Van Van, fuiste la primera voz femenina en una orquesta que tenía una marca masculina por décadas. ¿Cómo sucedió eso?

Yo no te lo sé ni catalogar. A mí me dijeron: Toma, esto es lo que te toca, avanza, defiende esto que puse en tus manos. Y eso fue lo que intenté hacer durante dieciséis años. Apostar por mi talento, poner alma, vida y corazón en cada tema. A pesar de que fueron dieciséis años y no tuve tantas canciones (creo que fueron si acaso siete u ocho canciones), el público me gratificó mucho. Todas fueron muy populares. Eso es lo que me llevo, y es bien bonito.

Fue muy gratificante que Juan Formell apostara por mí y que al parecer yo no lo hiciera tan mal.

¿Qué se te fue con Juan Formell?

Ay, Juanito. Yo sentí mucho su pérdida. Fue como en la escuela el “tumba y deja”. De momento se nos fue en una semanita apenas. Él no estaba tan enfermo, aparentemente. Fue un choque muy grande para mí. De hecho, te confieso que nunca más me sentí dirigida. Ya todo el mundo sabía lo que tenía que hacer. Esa figura del líder, de la persona que te da esa seguridad de que todo va a salir bien, que el próximo disco va a tener un tema que va a ser un paletazo… Eso como que se me acabó.

Lo extraño mucho, mucho, mucho. Dios lo tenga en la gloria y él sabe que dondequiera que esté, le agradezco mucho. De hecho, hoy estamos hablando tú y yo aquí porque él me dio esa oportunidad.

¿Cómo te propuso que te unieras a la orquesta?

Yo era cantante de NG La Banda. Ya llevaba tres años cantando con El Tosco [José Luis Cortés], y Pedro Calvo decide irse de la orquesta. Formell ya me había visto trabajar en el Team Cuba, un proyecto grande que se hizo en La Habana por el año ´97 donde estaban los cantantes más pegados en aquel momento: Issac [Delgado], Manolín [El Médico de la Salsa], Paulito FG.

Yo estaba en los coros y El Tosco me sacó a improvisar y él me vio.

Al Pedrito pedirle la baja, me llama a mí y a Lele, el hijo de Lele el fundador de la orquesta. La gente la cogió conmigo, dejó a Lele tranquilo, y lo que me vino fue una avalancha de atención que no te puedo explicar.

Mi hijo tenía un añito, así que yo tenía 27 años. (¡No me saquen mucha cuenta!)

¿Fue duro para una mujer joven enfrentar esa avalancha?

Cuando te ponen eso en la mano tú no piensas en nada, lo que quieres es hacerlo bien. Te confieso que tuve mucho miedo y, de hecho, recibí mucha ayuda de ellos también. No creas que llegué y lo puse todo. Ellos me ayudaron mucho a la hora de grabar. Juan me mandaba flores. Yo le preguntaba si él estaba seguro, si no estaba equivocado.

Había gente que le decía: “Ella canta bonito pero que haga su orquesta, que no esté en los Van Van”. Él, por el contrario, me decía: “Pa´lante, confía en mí que todo va a estar bien”.

Lele, Juan Formell y Yeny en La Habana.
Lele, Juan Formell y Yeny en La Habana.

¿Cómo era trabajar entre tantos hombres?

Me la ponían facilita. Ellos siempre fueron muy caballerosos, dóciles en cierta manera. Sobre la base del respeto, cuando hay respeto todo tiene un feliz término. Fíjate que incluso las edades oscilaban desde setenta y dos años hasta veintitrés o veinticuatro que tiene uno de los integrantes de la orquesta. Al ser la única mujer, tu sabes, era la consentida. Eso sí lo debo agradecer. Yo creo que hubiera sido más difícil un grupo de mujeres. ¡Ja!

¿Tienes idea de trabajar un repertorio distinto eventualmente?

Tengo hambre de hacer eso, pero paso a paso. Casi obligatoriamente hoy tengo que hacer este repertorio acá. Yo espero que haya una segunda vez y entonces sí quisiera venir con un repertorio más nuestro, que identifique más esa Yeny que quiero ser a partir de ahora con mi esposo.

Queremos hacer un proyecto juntos, él también compone y canta. Le tengo mucha fe. Tenemos alrededor de ocho temas compuestos, pero es poco a poco. Aún no tenemos disquera, es un proceso un poco difícil. Pero ahí le vamos echando muchas ganas.

Queremos tener un sello diferente, no la timba dura de Cuba porque hay que llegar a otros públicos. Por ahí va la cosa, aprendiendo en el camino. Ahora estamos por nuestra propia cuenta y tenemos que librar nuestras propias batallas. Con mucha fe.

Llevas casi un año en Estados Unidos, y tengo entendido que es la temporada más larga que has estado fuera de Cuba…

Estoy agridulce. Me pesa mucho dejar a la familia, mi hijo, mi mamá, mis amigos, todo. Cuento con la familia maravillosa de mi esposo, pero cuando una cuelga el teléfono te viene el peso de la lejanía, de la añoranza por tu gente. No oyes a nadie decir “¡alabao!” Pero es un proceso…

Puedes sacarle canciones a eso…

Sí, ¿verdad? Yo creo que hay que hacerle canciones. Mi dolor es el dolor de muchos cubanos que también están lejos de su familia. Sería bonito hacer una canción esperanzadora.

Nos hace falta estar más cerca. Sería tan bonito imaginarnos ese mundo más fácil y menos hostil, más bonito para todos, más llevadero.

Es una puerta que queremos abrirle también a mi hijo, que va a cumplir dieciocho años y estudia música también. Si a él le interesa abrirla y entrar, que entre.

Yeny Valdés y su esposo, el músico Erick Barbería. Foto: Tom Ehrlich.
Yeny Valdés y su esposo, el músico Erick Barbería. Foto: Tom Ehrlich.

¿Te ves cantando como solista en un nuevo proyecto en La Habana?

Ay, ojalá. Sí chica, yo soy creyente, soy religiosa. Creo que sí, que todo es posible, lo que hace falta es la buena voluntad. Cuando los seres humanos tenemos una buena voluntad que prevalece, todo es posible. Querer es poder, a veces. Y eso no es soñar tan en grande, eso es un posible.

Ahora estamos felices. Esto es una carrera que no pensamos que iba a ser tan difícil. “No es lo mismo llamar a quien te dije que verlo llegar”. No queremos hacer cualquier cosa ni cantar cualquier cosa, eso es lo primordial. Mantener esos estándares, que es algo que le debo a Juan Formell, por la confianza que depositó en mí. Mínimo debo hacer el intento por hacer buena música y que el bailador sea nuestra prioridad.

Por ahí vamos. Ustedes, la crítica, regáñenme si me estoy equivocando.

¿Cuál es la canción que más te gusta cantar?

“Después de todo”. Es una canción a la que le tengo mucho que agradecer, a pesar de que fue un tema que se grabó casi de relleno para un disco. Teníamos como doce canciones y Juan propuso hacer otra más. Se hizo al azar. Era una canción que íbamos a hacer a dúo Mayito [Rivera] y yo, pero él me dijo: “Entra al estudio y grábala completa para que los metales tengan una guía”. Y cuando la oyó me dijo: “No, eso se queda así”. Y así quedó y triunfó. La gente hizo muy suya esa canción, me dio mucha satisfacción ver a tanto público identificado, tanto en Latinoamérica como en Europa.

La música es una magia, y esa canción me dio la oportunidad de tocar el cielo.

https://www.youtube.com/watch?v=scC8I9xl4eg

“La vanvanera, la más hermosa…” ¿Te sigues sintiendo vanvanera?

Todos los cubanos somos Van Van. Claro que sí. De hecho, soy fanática de ellos todavía. Desde “La compota de palo” hasta la última versión de “Amiga” que hicieron. Claro que me sigo sintiendo vanvanera, cómo no. Ellos son y serán una escuela.

Confío en que mantengan ese legado, que no defrauden al público bailador que tanto ha creído en ellos.

Salir de la versión móvil