Pablo Trapero: “El Clan también es cine social”

Foto: AP

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Los conflictos sociales contemporáneos han funcionado como constante en la obra del cineasta argentino Pablo Trapero, quien regresó a La Habana, esta vez para inaugurarlo y competir por el premio Coral con El Clan.

El filme basado en hechos reales es un thriller con el rompe de cierta forma con sus anteriores entregas y llega a la cita habanera, avalada con el León de Plata en el Festival de Venecia y con el récord de taquilla en su país.

Auténticas, permeadas del dinamismo de la vida moderna y sus vicisitudes las películas de Trapero tocan las más sensibles fibras humanas. A Trapero le atrae como a pocos la difusa frontera que se teje entre la ficción y la realidad y nos muestra la cotidianidad que no siempre queremos ver. Filmar la historia de los Puccio como metáfora de los vicios privados y los males públicos de una democracia todavía joven.  Ambientada entre el final de la dictadura argentina y la entrada de la democracia, el filme convidó al actor Guillermo Francella, quien muestra durante toda la trama sus múltiples capacidades histriónicas sostenidas en un minucioso maquillaje. Con Trapero conversamos minutos antes de su regreso a Argentina.

“No pude quedarme más días porque estoy de lleno en la preparación de mi próximo filme, que también veremos acá en La Habana”, expresó.

¿Por qué realizar un filme sobre la historia de la familia Puccio tanto tiempo después?

Conozco esta historia desde 1985 pero en el 2007 me la comencé a plantear como largometraje. Ante todo la creí necesaria Aunque el largometraje narra los secuestros y asesinatos cometidos por esta familia trato de ofrecer una mirada diferente a la relación entre un padre y su hijo, esta vez desde el miedo, la sumisión y la rebeldía.

¿Qué destacaría?

Sin dudas la actuación de Guillermo Francella. Hace tiempo quería trabajar con él y al presentarle la película le pregunté si estaba dispuesto a interpretar un personaje que las personas odiarían irremediablemente. Él asumió este protagónico muy entusiasmado porque por un tiempo fue vecino del barrio en el cual se desarrollan la mayor parte de los sucesos del filme.

Su obra cinematográfica se caracteriza por una marcada función social. Este filme es basado en hechos reales y es bastante diferente a sus anteriores entregas. ¿Lo considera también cine social?

Aunque no lo parezca en una primera vista es también cine social. Es distinto, en todo caso. Si por social se entiende que los protagonistas sean de clase baja… No, creo que lo social es más amplio. Por eso, la película tiene un punto de vista: esto pasa porque hay una sociedad que permite que pase. Es simplemente distinto  a mis anteriores filmes, el grupo de personas que se ven son diversas, pero la descripción de cómo las sociedades tienen que ver con eso que sucede, no es tan diferente.

¿Qué significó para usted que uno de sus filmes inaugurara una vez más el Festival de La Habana?

Es un regalo del Festival que nunca voy a olvidar. Este es un evento al que quiero muchísimo, al que vine por primera vez en 1995 con un cortometraje. Que para inaugurar esta edición, con todo lo que representa, me hayan invitado, me emociona y me alegra demasiado.

¿Cómo valora el Nuevo Cine Argentino?

Este movimiento surgió hace casi veinte años. Todos los que empezamos a hacer películas con una estética similar vemos cómo se va generando, cada vez más, una gran curiosidad del público, y junto a esta inquietud vamos creciendo como cineastas, y también está la posibilidad de que nuestras películas se conecten con mayor fuerza con el espectador.

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